O besos de menos, para que nos quepa algo en el equipaje.
Besos sabor a ti. O a mí contigo. Besos sujetándote el pelo, o besos después de colocártelo detrás de las orejas. Besos con ganas de comernos. Besos con música de fondo. Besos con los ojos llorosos, o besos llorando. Más besos después de cada comida, y antes de comer. Besos por la mañana, besos por la noche. Besos como costumbre, o costumbre de besarnos a todas horas. Besos bailando. Besos soñando. Besos hasta asfixiarnos.
Toda tu ropa tirada por el suelo de mi habitación. Toda tú entera tumbada encima de mi edredón. Todo el planeta en pausa, los polos opuestos mirando por la ventana. Todo lo que nos falta, por todo lo que nos dimos. Por brindar contigo una copa de champán. Por cantar bajo la lluvia mientras lo escuchas. Todo por besarnos una vez más.
Porque los besos se dan con los ojos cerrados. Abrirlos es como esperar a que lleguen los reyes magos. Como abrir los regalos antes de tiempo. O como abrirte a ti de piernas, para volver a besarte los labios.
Llévate los míos. Llévate mis labios a otro mundo. Al tuyo por ejemplo. Al que enseñenen a besar como tú lo haces. O llévame a mí. O destrózame. O yo qué sé.
Y para no quedarnos con las ganas, besos de más, que los besos de menos han hecho mucho daño.