Hace unas cuantas semanas, un hombre peculiar se pasa todos los días por mi cafetería. No solo me pide lo mismo siempre, si no que también lo hace de la misma forma.
Mi nombre es ______ y soy una mutante.
Sé que suena extraño, a ver. ¿Una mutante? Pues sí. Pero simplemente dejo apartado ese lado de mi vida para centrarme más en vivir una vida normal como cualquier otro humano.
Pero....
Ah. Ese tal Deadpool no me deja. ¡No me deja! Sabe que soy una mutante. ¿Por qué lo sabe? No lo sé. Pero creo que me espía de una forma un tanto extraña. Si no, no entiendo como sabe tantas cosas sobre mí.
— Hey, ______, lo de siempre. Ya sabes, las.. — Le interrumpí, así que el rarito disfrazado no pudo continuar diciendo su pedido habitual. — A ver si adivino. ''Hey, ______, lo de siempre. Ya sabes, las chimichangas esas tan deliciosas que se me derriten en la boca igual que me derrito cuando miro ese cuerpazo que tienes.'' — No pude evitar esbozar una sonrisa.
Él sonrió. O eso parecía, no podía apreciarse bien por culpa de aquella máscara. ¿Quién se esconderá bajo esa cosa?
— Vaya... Te lo has aprendido. — Sonrió. — Sí, bueno. Llevas meses viniendo a acosarme cada día y a espantarme a los chicos guapos que vienen. ¿Qué pretendías? — Pregunté retóricamente mientras le preparaba sus dichosas chimichangas.
— No pretendía nada. — Se sentó en una silla cercana a la barra y me observó desde allí. Más bien observó mi trasero. — Wilson, te he dicho mil veces que no puedes mirarme el trasero mientras te preparo la comida. — Fruncí el ceño. — ¿Y después de que las hagas? — Preguntó, a lo que yo negué rotundamente.
Tras haberle preparado las chimichangas, se las entregué, sonriendo irónicamente. — Toma, anda. A ver si me pagas esta vez.. — Comenté mirando mi caja registradora, que tenía menos dinero que la cartera de Peter Parker. — ¡Ah, sí! No es problema, muñeca. ¿Sabes? El otro día vi una rana. Quería cogerla, pero se escapó. Entonces le pegué un tiro y me compré otra. Pero esa se murió. Creo que no se le puede dar de comer chimichangas a una rana. Esa es la moraleja de esta hermosa y corta historia. Ahora puedes besarme y no dejarás de ser mi mutante favorita.
Bueno, ¿pero este no se callaba nunca? Encima, había dicho que era su mutante favorita. ¡Qué horror! — Wade, no menciones eso aquí. ¿Quieres hacerme el favor de comerte eso, pagarme e irte?
Y por sorprendente que pueda llegar a sonar, lo hizo. Se comió sus chimichangas, pagó y se marchó. ¿Quién era este señor y qué había hecho con Deadpool?
(***)
A la mañana siguiente, no vino. Eso me puso triste quizás. ¿Por qué? ¿Yo deseaba esto, no? Y bueno, sin embargo ahora me siento vacía si él no pide:''Hey, ______, lo de siempre. Ya sabes, las chimichangas esas tan deliciosas que se me derriten en la boca igual que me derrito cuando miro ese cuerpazo que tienes.''
Me quedé la mitad de la mañana aburrida, mirando la pared o atendiendo a algunos clientes que no tenían absoluta importancia para mí.
Unos minutos después, entró en la cafetería alguien nuevo. Nunca había visto esta persona. Venía con una sudadera roja, unos pantalones negros y unas zapatillas muy chulas. Me quedé impresionada. Su pelo era corto y marrón y sus ojos también eran marrones. Tenía algunas cicatrices en la cara, pero se veían sexys. Ese hombre era sexy en sí.
— ¡Hey! — Exclamó con una voz relajada y melódica. — Buenas tardes. — Contesté con una sonrisa.
— Hey, ______, lo de siempre. Ya sabes, las chimichangas esas tan deliciosas que se me derriten en la boca igual que me derrito cuando miro ese cuerpazo que tienes.
No me lo podía creer. ESE TÍO ERA WADE. ¿Cómo era eso posible? No, no a ver. Esto tiene que tener alguna explicación coherente....
— ¿Wade...? — Él sonrió. — El mismo, nena. Le habías dicho a Deadpool que se fuera y bueno. Wade vino a hacerte una pequeña visita. — Sonrió de lado, pasando el mostrador y colándose donde estaba yo. — ¿Q-qué haces? — Pregunté, haciendome hacia atrás.
Me cogió de la cintura y me pegó a la pared, besándome apasionadamente mientras jugaba con mi lengua y acariciaba mi mejilla con otra mano.
— Hago lo que debería haber hecho hace mucho, nena.
Reí. Sí, reí. Me había enamorado del loco de las chimichangas.
— No... estuvo tan mal.
— Oh, nena. Estuvo perfecto. ¿Te apetecen unas chimichangas..?
— Ay, Wade... Yo invito. — Me volvió a besar, y desde ahí, nunca dejé de ser su mutante favorita.
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Deadpool x Reader |One-shot.|
FanfictionUn pequeño One-shot en el que Wade Wilson, también conocido como Deadpool, se enamora de ti.