Por primera ves sentí que realmente me había soltado con Ivonne. Ya no podía guardarme más lo que sentía, o realmente iba a explotar. Así que sin dudarlo le conté lo sucedido, y más importante: lo que Johnny me había dicho esa misma noche. En verdad sentiría lo mismo que yo, al tan solo rozarlo?. Había algo que ahora sí estaba segura: que lo quería, lo quería más que a nada en el mundo.
A la mañana siguiente me desperté, intentando recordar lo más nítidamente posible la escena de anoche. El sabor de sus labios. Me estremecí, cómo no hacerlo?. Me dirigí hacia el baño, donde encontré a Ivonne hablando con Johnny justo sobre el pasillo. Al acercarme los dos dejaron de hablar, para simplente sonreír. Conocía esa sonrisa en Ivonne, algo estaba tramando.
La tarde había pasado entre risas y café. No mucho. Miramos unos cortometrajes que tanto Johnny como Vanessa querían mostrarnos y la tarde paso como una estrella fugaz. Lo cual odié, ya que sabía que al culminar la noche tendríamos que irnos... y eso significaba tener que alejarme de Johnny. Johnny no paraba de observarme, y yo ya no tenía vergüenza a mirarlo, ya no podía dejar de sentir la atracción que tanto me ataba a él de una manera desconocida.
La noche había llegado, y mientras Vanessa y Johnny charlaban en la cocina, Ivette me alejó hacia el jardín.
_ Sam, escúchame con atención – dijo mirando hacia adentro, como viendo si alguien se encontrara allí – Te irás con Johnny
_ ¿¿Qué?? – dije aún sin creer lo que había oído
_ Sí, está todo arreglado! No te preocupes por nada, él vendrá aquí en 5 minutos – dijo mirándome emocionada
_ Pero...
_ Pero nada! Es tu momento, no pienses en anda, solo siente! – dijo abrazándome
_ Te quiero – un susurro había salido de mis labios.
Pude ver a Johnny salir por el gran ventanal de ese gran departamento, con sus ojos clavados en mí, sonriendo. Viniendo a buscarme.