Día 1
Bill despertó muy temprano esa mañana, ni siquiera los guardias habían despertado y comenzado su ronda y el sol aun no asomaba ni un rayo, pero él se sentía bien, como no lo había hecho antes. Por primera vez en casi dos semanas había podido dormir sin despertar a mitad de la noche con un ataque de pánico y llorando. Saber que Tom estaba vivo le hacía sentir vivo a Bill.
Se levantó de la cama, tomó su uniforme y su mochila para ponerse en camino hacia las duchas, Gustav roncaba levemente en la cama contigua y salió sin hacer ruido para no despertarlo, el baño estaba vacío y casi a obscuras. Hacia días que no sabía nada de Georg y temía encontrarlo estando solo.
Cerró la puerta y trabó una pequeña paleta que había sobre el lavamanos entre las manijas, comenzó a desnudarse si quitar la vista de la puerta y abrió el grifo, dio un respingo cuando el agua fría cayó sobre su piel.
Bill aun no se acostumbraba a eso, recordaba cuando su madre madrugaba para poner a calentar un poco de agua para que los gemelos pudieran tomar un baño antes de ir al colegio. Al terminar, se fajó la camisa blanca y ató la corbata tal y como su madre le había ensañado, sacó el delineador negro de la mochila y se plantó frente al gran espejo empañado casi en su totalidad para poder maquillarse, arregló un poco su cabello negro que ya comenzaba a crecer y lo cubrió con un beanie que Tom tenía escondido entre sus cosas para evitar que los guardias lo vieran y cortaran su cabello.
Varios chicos entraron al baño mirándolo de mala gana y Bill salió antes de que los demás chicos llegaran. Afuera, los pasillos comenzaban a llenarse de alumnos y el sol entraba por las pocas ventanas que dejaban descubiertas, y sus zapatos hacían eco en cada paso.
Llegó al comedor y fue directamente a la barra.
-Buenos días, Maggie.- Dijo con una brillante sonrisa mientras se ponía de putas para alcanzar bien la barra.
-Hola, Bill. ¿Qué te tiene tan contento hoy? - Preguntó divertida mientras ponía una mano en su cadera y sonreía.
-Es Tom... - Murmuró.- Esta bien y le he visto.
-¡Oh Dios! Eso es maravilloso, Bill.- Exclamó la mujer.
-Si si.- Chilló Bill.- Pero necesito un favor, Maggie.
-¿En que te puedo ayudar?
-¿Me darías un poco de comida para llevarle?.- Preguntó con las mejillas encendidas y los ojos negros brillando.
-Claro, claro, Pero ¿Por qué no viene?
-Él...- Balbuceó.- Mi hermano esta en la enfermería, no se siente bien.- Bajó la mirada un tanto preocupado.
-Va a estar bien, ya veras.
Maggie entró en la cocina y volvió con un par de sándwiches y botes pequeños de leche tibia.
-Es lo único que puedo darte ahora, nene.- Dijo apenada.
-No pasa nada, con esto basta. Gracias Maggie.- Tomó la comida de las manos de la señora y salió corriendo del comedor.
Ahora solo esperaba que la enfermera no estuviera o le dejase pasar, quería aprovechar ese tiempo para hablar con su hermano y saber si estaba bien, hacia tanto tiempo que habían hablado realmente que ya lo necesitaba, como si le hubieran prohibido el aire. Se plantó frente a la puerta y tocó un par de veces antes de que la chica le abriera.
-¿Qué haces acá, Bill?.- Preguntó Shelle, la enfermera.
-Yo... Yo quería...- Balbuceó nervioso.- quise traerle el desayuno a m-mi hermano... ¿Puedo?
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Vergessene Kinder
FanfictionUn día completamente normal, las calles se vuelven tumbas, las huellas están borrosas. No hay búsqueda, la noche es fría, quien se hiele es demasiado débil. Nadie los contará, nadie los ha visto Solos y perdidos. Nacidos invisibles, muertos de frío...