Debo renunciar a ti: Bruno

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Estaba en el instituto Morris, escondida y alejada de todos en la azotea. Sufria y lloraba, el chico que yo amaba, desde pequeña, me habia gritado frente a todos que era una patética, y que lo dejara de molestar....me dolia, en verdad.
-Bruno ¿Por qué si tanto me odiabas, me diste esperanzas?- Reflexionaba en voz alta.
-No merece la pena, Sky- dijo Nathan, uno de mis mejores amigos y hermano gemelo de Monica, saliendo de su escodite.
- Collins, idiota- le sonrei, parandome de mi lugar- Me asustaste.
- No llores pequeña- Camino hacia donde estaba y me abrazo fuertemente contra su cuerpo-¿Sabes que existen mejores chicos que el, verdad?
-Dime quién, Nat- lo desafie, aunque estuviera como una idiota llorando, mi lado competitivo seguia haciendo estragos en mi personalidad.
- Algún día te darás cuenta, Renacuaja- Me dijo soltandome, y pasando sus dedos por mi cabello, como si fuera una infante.
-oye no hagas eso- le ordene riendome, y con voz enojada. Si es raro.- y no es mi culpa ser bajita comparada con...¿tu 1,84?
- Nee, da lo mismo. Ahora ven- tiro de mi mano-¿A comer un helado, Sky?-
-si, pero de chocolate, ¿Ok, Rubio?- me miro raro-¿Qué? Tú igual lo haces.
- Ven yo te ayudare a olvidarte de ese imbécil, que no te merece, ¿ya?
-Gracias, Nath.- le respondi sonriendo un poco, mientras él señalaba que me subiera en su espalda, para asi bajar las escaleras.
- ¿tan poco peso?
-Si, deberias comer más, boba-me sonrio, con su dentadura de modelo.
- Sabes que te debo mucho, ¿verdad? - murmure, él ya sabia lo que significaba.
- De nada prin...- escuche que susurro, más no pude distinguir lo que dijo completamente.
-Apurate, caballito- lo mandé sonriendo. Siempre sabe como subirme el ánimo
- como digas, renacuaja.

Al llegar al patio me di cuenta que todas las chicas me observaban sonriendo, o, mejor dicho, humillandome, gracias a las bellas palabras de ese idiota, que me miraba amenazante, mientras Nath todavía me llevaba entre sus brazos.
-Nath, Bruno nos esta mirando- le susurre en su oido, y este giro su cabeza, y le sonrio directamente. - ¿ Qué haces?...
- No lo mires.- me ordenó- Abrazame a mi, y sonrieme, renacuajo.
- tu estas loco- le grite.
- cállate, y has lo que te digo, por favor, peque.- le segui el juego y él se fue como si nada, buscando, por lo menos yo, una explicación y mi helado en el local de la plazuela al lado del instituto.
-etto...Nath, no estas cansado de mi- le mire con ojos de perrito tierno.
-¿por qué?- mirándome como si no me conociera.
-ya sabes, soy llorona- solte mi abrazo un poco, y me puse a contar con mis dedos- enojona, violenta, me enamoro de idiotas que no valen nada, y eso.
- jeje yo te quiero asi tal cual, peque- dirigió su mirada a otro lugar, mientras me hablaba.
- y yo a ti- me sonroje- y ya sabes, desde hoy debo renunciar a Bruno.

Eres Mi DecepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora