Inseguridades de una luna sangrienta.

Era aquél día, aquél día que solo sucedía cada 33 años, la luna sangrienta volvía a brillar después de tanto tiempo, era esa noche en la que mis amigos y yo habíamos quedado para verla. Pero desgraciadamente mi comprensiva madre no logró entender lo importante que era para mi ver esa maravilla universal, sin embargo yo si tuve que entender que no me dejase, como siempre su excusa fue que los adolescentes estamos muy perdidos respecto a nuestras ideas, pero se equivoca y mucho, yo sabía lo que quería hacer y lo iba hacer ya estuviese en la calle o en mi propia habitación.
Resignado aquella noche yo cené, bajé a la calle con mi querida perra y volví a subir a aquella casa llena de incomprensión. Sobre las 01:00 me dormí, como habitualmente, pero esa noche sucedió algo bastante desconcertante, soñé con la luna roja, si, única y exclusivamente la luna roja, instantáneamente me desperté súper agobiado, en tensión y desconcertado. Me froté los ojos y miré el reloj, eran las 04:00 y la luna sangrienta era en 20 minutos, en aquel instante supe que era mi momento.
Y ahí estoy yo, 20 minutos más tarde con porro en mano e igual de angustiado sin saber el porqué observando desde mi cutre ventana aquella maravilla del universo.
Llegó aquel momento, el momento cumbre en el que la luna se tinta por completo de sangre. Me quedé en shock. Miles y miles de pensamientos, temores, inseguridades me ametrallaban el pecho y la cabeza, apenas recuerdo algo de aquellos instantes, pero a día de hoy sigo sintiendo esa angustia, ese miedo...
Maldigo aquel día. Desde aquella vez día tras día tengo el mismo sueño lleno de inseguridad. *Las nubes se abren con un fuerte viento dando paso a aquella inquietante luna sangrienta*. Siempre el mismo sueño, notando como la luna se clavaba en mí, sentía... cómo me miraba... cómo me hacía sufrir debajo de su temeroso color.
Inseguro, así es cómo me hace sentir desde aquel maldito día.