Atrapada, esa es la palabra exacta,
así es como me siento con mis propios
sentimientos, y pensamientos; y con los demás.
Te odio.
Os odio.
Me odio.
¿Y qué es odiarte a ti mismo?
Es pensar siempre en los mismos jodidos temas, recordar demasiadas veces el pasado, olvidarte de vivir el presente y no prepararte para el futuro.
Es llorar al mirarte en el espejo y querer morir cuando abres los ojos nada más despertarte. Odiarte a ti mismo es mirar a un punto fijo y a la vez a la nada, sin concentrarte porque sabes si lo haces te agobiarás. Es mentir mucho al decir que estás bien y entristecerte cada vez que sales a la calle. Es no querer que te miren los demás por vergüenza y cada vez que lo hacen preguntarte, ¿qué estarán hablando sobre mi?
Es querer estar solo o lo más lejos que se pueda de todos porque por lo menos así, nadie te hace daño y nadie te molesta, o a nadie molestas.
Odiarte a ti mismo es encerrarte en tu cuarto cuando tus padres dicen que salgas a cenar. Es sentir que no vales nada por mucho que te lo digan. Es quedarse callada cada vez que se meten contigo en vez de reaccionar.
Odiarte a ti mismo es estallar y desprender la mala furia que llevaba ahí acumulada meses, es algo que invoca todo mi ser.
Tic-tac, tic-tac.
Y pasan las horas.
Tu mente se ha vuelto una bomba de relojería.
Tic-tac, tic-tac.
Estás a punto de estallar,
y tu mandíbula se tensa.
Tic-tac, tic-tac.
Y la última gota colma el vaso
y a la vez da paso a la primera de miles de lágrimas.
Tic... pero el tac nunca llegó.
Bomba,
y todo saltó por los aires.
Pim-pam,
golpe en seco.
Pim-pam,
pared rojiza.
Pim-pam,
nudillos destrozados.
Gritas, odias, maldices, lamentas.
Escalofrío que recorre tu espina dorsal.
Lloras.
La pregunta ronda por tu mente,
"Por qué a mí".
Y la voz de la locura te responde,
"te lo mereces".
Y el último rastro de cordura desaparece.
Cuerpo convertido en huracán,
salvavidas que parecen hundirse.
Y entonces,
dices adiós.
Tu pulso tiembla
y el boli danza sobre el papel como un último baile de despedida.
"Adiós mamá, adiós papá, adiós pequeño, lo siento muchísimo. Ser fuertes por mí y vencer a esto que llaman vida. Vida que ha podido conmigo. Prometo cuidaros desde donde quiera que vaya. Recordad siempre que estaré a vuestro lado, y que siempre os quise; y os querré."
Dejas la nota casi ilegible, y sacas de su cueva a tu fiel compañera de viaje, la cual pondrá fin al tuyo.
El color carmín adorna tus muñecas,
y los latidos de tu corazón pierden ritmo.
Te tumbas y esperas dulcemente a que ese ritmo desaparezca,
y en tu mente se repite la última frase;
Os odio a todos,
me odio a mí.
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Salto al vacío
Teen FictionCuando el vacío más profundo se apodera de ti, sientes que estás perdido. Buscas mil maneras de saciarlo y encuentras mil y una que lo alimentan. El fin de esta historia es ir sumando razones para sentirnos vivas de nuevo. Así que os presentamos a n...