La chica de blanco

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El ómnibus se había retrasado y la noche iba envolviendo el paisaje. Manuel esperaba el ómnibus sentado a un costado de la ruta, dándole la espalda, mirando hacia el horizonte donde desapareciera el sol. Delante de él se extendía una llanura arenosa matizada por arbustos achaparrados, que al caer la noche se veían como bultos desparramados por aquí y por allá.
Cada tanto giraba la cabeza hacia un lado, con la esperanza de ver la luz del ómnibus, pero ni un vehículo transitaba aquella ruta en ese momento, y hacia donde se volviera no se veía ni una luz de hogar rural; nada, sólo el mismo paisaje oscurecido, mudo, y arriba algunas estrellas.
Nuevamente echó un vistazo rumbo al extremo por donde debería aparecer su transporte, y esta vez vio algo que se le acercaba avanzando por el costado de la ruta. Era la figura de una niña o una mujer muy pequeña, completamente blanca de pies a cabeza. Caminaba rígida, con pasitos cortos pero apurados.

El terror lo paralizó completamente, y se le fue acercando más y más.
Estaba de espaldas a la ruta, y aquella cosa cruzó a su lado. Al verla de cerca notó que no tenía rasgos, sólo boca, una boca grande cómo la de un sapo. Manuel giró lentamente la cabeza hacia el otro hombro, y se espantó al darse cuenta que la cosa no había seguido su camino; estaba detrás de él.
Inmediatamente sintió que unos brazos pequeños le rodeaban el cuello. Ahora el terror lo hizo salir corriendo. Se internó en la llanura a los gritos, con aquella cosa diabólica colgada a su cuello, lanzando gritos también. Y así Manuel corrió hacia la locura, perdiéndose en la oscuridad y desfe esa noche no de a volvido a saber de Manuel nunca mas

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2015 ⏰

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