El comienzo de la aventura

2.5K 18 0
                                    

Después de un duro año de trabajo las vacaciones habían llegado, era hora de dejar atrás el estrés del trabajo y tomarse un respiro en algún lugar tranquilo de alguna parte.
Estube buscando durante un largo tiempo algún sitio que me llamara la atención, estas vacaciones iban a ser diferentes al resto. Normalmente se basaban en ir acompañada de amigos, familia o pareja y en hacer lo que se quería en consenso, esta vez haría una excepción, me iría sola en busca de aventuras y haría lo que a mi me apeteciera hacer sin mirar por el resto, solo yo y mis apetencias.

El día tan esperado llegó, hice mi maleta con todo aquello que creía que iba a utilizar, cogí los billetes del autobús, cerré la puerta de casa y me fui en busca de aventuras.
El lugar que había escogido estaba en un pequeño pueblo del norte de España , quería unas vacaciones alejada de las grandes ciudades y del calor asfixiante que solía haber en ellas, así que el norte era la mejor opción. Para llegar allí tenía que coger dos autobuses y luego alquilar un coche para poder moverme, a pesar de ser un pueblo precioso estaba muy mal comunicado.

Llegué a la estación de autobuses antes de lo que debía, como siempre estaba llena de gente nerviosa, corriendo para todos los lados, todos nos ponemos euforicos cuando se trata de irse de vacaciones supongo.

Me senté en uno de los asientos de la sala de espera, cogí mi móvil y mire el tiempo, parecía que la suerte no iba a estar de mi parte, a pesar de estar en pleno verano se esperaba una gran borrasca con fuertes precipitaciones. - "Bueno.." pensé para mi misma -" la lluvia no tiene porque ser un inconveniente".

Cogí el último autobús, el trayecto fue horrosamente largo, por querer ahorrarme algo de dinero cogí el asiento más barato y cuando finalmente me baje de el pensaba que me rompía. Bueno al menos ya estaba cerca intenté consolarme para que el mal humor no me invadiera del todo, pero la lluvia no paraba de caer por cuando me monte en el segundo autobús, -" solo tres horas más, sólo tres horas más "- pensaba constantemente.
Hicimos un descanso de media hora, entré en la cafetería e intentando ser amable le pedí al camarero un café con leche bien caliente, quien me diría a mi que en verano pediría algo caliente, pero en esos momentos era lo que más me apetecía.
La lluvia cada vez era más y más fuerte, los truenos sonaban por todo el establecimiento, hasta que de pronto los plomos saltaron y se fue la luz, todo quedo a oscuras y lo único que se veía de vez en cuando era el resplandor de los relámpagos.
Una mano me tocó la mano con la que estaba sujetando el café. - "No se preocupe señora, arreglaremos esto en seguida " , era la voz del camarero al cual le había pedido un café. No estaba asustada realmente, solo estaba pensando que nada podía irme peor, pero evadiendo mis pensamientos negativos, le sonreí y le di las gracias.
Tras unos 15-20 minutos las luces no se encendían y la gente que allí estaba se empezó a preocupar. La tormenta era cada vez más y más fuerte. El conductor del autobús no se atrevia a salir, así que decidió que la mejor opción, era quedarse allí hasta la mañana siguiente, que el tiempo mejoraría y podríamos seguir nuestro camino. Cada viajero alquilo una habitación en aquella cafetería que a la vez ejercía de hostal, el proceso fue bastante lento ya que sin luz, no funcionaban los ordenadores y todo tenía que ser registrado a mano así que para evitar colapsos me quede en la cafetería y aproveche para cenar algo que tuvieran ya hecho allí, el camarero de antes se me acerco y se sentó a mi lado - "ahora mismo no podemos atender la cocina, yo mismo le subiré algo de comer a la habitación cuando nos hayamos organizado adecuadamente " me dijo educadamente y después se fue. No me dio tiempo a decir gracias cuando el ya había desaparecido, las luces de las velas daban muy poca luz a la estancia y eso parecía más bien un escena de alguna película de terror. Algo en mi mente me dijo que esa noche me quedaría sin cenar el camarero no sabía ni mi nombre ni mi habitación, esta última ni siquiera yo la sabía. Cuando me termine el café me dirigí a recepción, parecía que estaba algo más vacío, después de un rato haciendo cola me dieron una habitación la 53 junto con unas velas y un paquete de cerillas, subí a la habitación a oscuras y a duras penas abrí la puerta. No estaba mal la habitación una cama grande y un cuarto de baño ¿para que más? Deje las maletas cerca de la cama y coloque algunas velas por la habitación para que dieran un poco de luz, después me metí al baño. No habría agua caliente así que una ducha sería algo complicado pero estaba echa un desastre despeinada, con el pelo sucio... No me sentía cómoda conmigo misma así que me desvesti y me duche lo más rápido que pude, sufriendo por aquella agua tan fría "- bueno... dicen que el agua fría es buena para la circulación"- me consolé.
Cuando termine, muerta de frío me enrosqué una toalla al cuerpo y otra al pelo, abrí mi maleta y saque un jersey grande de lana y me lo puse tal cual, me peine el pelo y me lo sequé tanto como pude, al poco rato llamaron a la puerta.
-¿Quién es? - Dije tiritando aún.
- Le traigo su cena y un calefactor , abrame por favor - sonó una voz de hombre al otro lado de la puerta.
Abrí tal cual estaba con el pelo mojado y mi cuerpo cubierto solo por un jersey de lana medianamente largo.
El camarero que me había atendido anteriormente entro rápido y dejo una piedra sobre la cama, al parecer el calefactor constaba de una piedra caliente que se ponía en la cama para calentarla y el pobre se estaba abrasando la mano. Cuando la soltó fue corriendo al servicio y metió la mano debajo del grifo, me asome y un poco asustada pregunte - ¿está usted bien?- El me miro de arriba a abajo bajo la poca luz de las velas, me sonrió y me dijo - Si, lo estoy ¿ y usted? ¿Esta bien de la cabeza? - Mi cara tuvo que ser un cuadro cuando escuche aquella pregunta, ¿A que venía eso? Me pregunte para mi misma mientras le miraba con cara atónita. El se dio cuenta y cogió una toalla se acerco a mi y me dio la vuelta, enrosco la toalla en mi pelo y frotando me empezó a secar el pelo - ¿Donde tienes un peine? - Me pregunto, yo estaba alucinando así que solo me dedique a señalar - muy bien - me dijo - ven aquí y sientate- añadió. Yo hice lo que me dijo me senté en el borde la cama, detrás de mi estaba el, cepillandome el pelo con mucha delicadeza, si ya de por si es relajante que te toquen el cabello imaginate que te lo peinen con tanto cariño y dulzura como lo hacia el. Los pelos se me estaban poniendo de punta y esa situación no se porqué pero me excitaba. Cerré los ojos y deje que mi cuerpo se relajara sus manos empezaron a tocarme la nuca con el fin de recogerme el pelo en una trenza. "un hombre que sabe peinar, menudo partidazo, pensé ". ¿Donde has aprendido a peinar de esa forma? Dije con un susurro de voz. - Hace unos años tenía el pelo largo contesto con su voz grave de la que no me había fijado hasta ahora.
De repente, un escalofrío inundó mi cuerpo, - tiene frío señora? Venga aquí y se acerco a mi por detrás para frotar sus manos con mis brazos.
A pesar de que no sabía nada de el la situación no me era para nada incómoda. Me gustaba que me llamara señora, me daba un toque más interesante, un poco misterioso incluso.
Justo en el momento que más relajada estaba sonó un trueno seguido de varios relámpagos que me hizo recular y sin querer subirme encima de el, no se como lo hice pero acabe de espaldas con las piernas flexionadas en frente de mi y el culo subido en su cadera, este movimiento rápido y con impulso hizo que el camarero se diera con la cabeza en la mesilla cuando intento evitarme. Cuando oi el impacto es cuando me di cuenta de lo que había causado mi reacción me quite rápidamente me di la vuelta y me incline de cunclillas "esta bien?" el chico que estaba con la mano en la cabeza se empezó a reír a carcajadas y esto hizo que yo también me riera hasta el punto de que se me saltaron alguna que otra lágrima.
El me miro y se puso serio, yo todavía con la sonrisa en la boca le miraba, se acerco hacia mi y me dijo: - "Basta de juegos"

Un viaje excitante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora