Prólogo

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(Leer con música del vídeo, os podré el punto exacto donde darle al start ;P  se que puede ser un verdadero rollo, pero, de este modo se pueden vivir un poco más las escenas... Gracias sobre todo por leer, y por favor, se que quizás es mucho pedir, pero digamos no a los lectores fantasma)


Era un día tranquilo en la ciudad de Magnolia. Todo el mundo se dedicaba apaciblemente a sus quehaceres. Las terrazas de las cafeterías estaban a rebosar de gente, disfrutando del cálido sol que bañaba con sus dorados rayos las calles...

La ciudad, gozaba de una de sus mejores épocas, la economía era próspera, la delincuencia era baja... pero ¿Quién se atrevería a delinquir en la ciudad del Gremio más fuerte de Fiore durante los últimos 20 años? Nadie en su sano juicio...

Y hablando de ese gremio de esta singular ciudad... seguía tan ruidoso como siempre... creando destrozos por doquier a donde quiera que iban, pues, aun que el tiempo hubiera pasado, nuestros magos, seguían siendo los mismos, aun que ahora, contaban con grandes refuerzos...

Ya hacía algún tiempo que Makarov los había dejado para unirse en un sueño eterno, pero sus palabras y su corazón, seguían viviendo en cada uno de los niños, ahora padres, y de los hijos de estos, que él, había visto crecer. Siempre estaría velando por sus pequeños desde la distancia, junto a Mavis Vermelion.

Tras la partida del tercero... digo sexto.... digo octavo... ninguno de los miembros del gremio había tenido duda alguna de quien ocuparía ese puesto de patriarca familiar, de Maestro de Las Hadas. Él elegido, no había sido otro, que su nieto, Laxus Dreyar, siempre ayudado y aconsejado por sus fieles amigos y su amada esposa Mirajane.

Hoy, podría haber sido un día como otro cualquiera en el hogar de los magos de las hadas, pero no era así, sino que, el maestro se encontraba, dando un peculiar discurso que a los veteranos, ya les sonaba familiar, a unos por haber visto al anterior maestro dárselo a un pequeño grupo, y a otros, por haberlo vivido en sus propias carnes.

- ¡Se puede saber que demonios estabais pensando! Media ciudad... habéis destruido media ciudad de Hargeon... El consejo no ha parado de enviarme quejas y quejas... además... mirar como habéis dejado el gremio nada más llegar...- decía Laxus con cierto tono de enfado, a punto de perder la poca paciencia que le quedaba con el grupo de jóvenes de no más de 20 años que tenía frente a él... puesto que habían desencadenado una de las afamadas peleas del gremio...

Suspiró pesadamente... ¿Dicen que de tal palo tal astilla no? Aun que lo que realmente le sorprendía era que un peliblanco de ojos azules estuviera entre aquel grupo... ¿Tan alocado había sido él en sus tiempos jóvenes para que su hijo hiciera semejantes estropicios? Una ligera sonrisa se había vislumbrado durante un segundo en su rostro... no, el había sido mucho pero, no podía quejarse de que Mak fuera un mal chico, ni siquiera los demás. Dirigió su mirada a un pelirrojo con una singular marca azul en su rostro, era la viva imagen de su padre, pero, con el escarlata cabello de su madre, y al igual que esta, un mago de re-equipamiento, y junto a él, un peliazul idéntico a Jellal cuando era joven. De lo que estaba completamente seguro, es que los gemelos Fernándes, habían heredado esa singularidad de su madre para meterse en líos y luego tener que pedir disculpas... suspiró mientras pasaba sus azules orbes a una pelirrosa que se encontraba con las mejillas sonrosadas y la cabeza algo gacha... ¿arrepentida de sus actos? No, desde luego que no, para que no se notara demasiado que se estaba riendo por lo bajo, después de todo era la viva imagen de Natsu, no solo por su cabello, sino también por su forma de ser... y que decir de la de cabellos oscuros y en ropa interior que estaba a su lado... no hacía falta mucho para imaginarse de quien había sacado la joven maga de hielo aquella mania... pero encabezando a todo aquel grupo, se encontraba uno de los tres magos de clase S más jóvenes del gremio... Gale Redfox. Quien diría que aquel muchacho de pelo celeste y ojos carmesís era el hijo de Gajeel... se mantenía callado... meditando la situación, como intervenir... o simplemente, mordiéndose la lengua para no empeorar la situación. Una sonrisa se esbozó en el rostro del maestro (Intro música y esperar 3 segundos para seguir leyendo)

- Sin embargo... ¡Qué le den al consejo! - Dijo sonriente - ¡Escuchen! La magia es un poder irrazonable, pero nace de la razón. No es una habilidad milagrosa, es la combinación del espíritu que fluye dentro de nosotros, con el espíritu que fluye dentro de la misma naturaleza, encarnada en una forma física... Necesita una mente fuerte, y concentración. De hecho, la magia, es la salida del alma entera de uno mismos. Uno no puede progresar en la magia siendo cuidadoso por los que observan desde lo alto...  ¡No teman a esos tontos del consejo y sigan el camino en el que creen! ¡Eso es lo que significa ser un mago de Fairy Tail!

Y tras esas palabras, y las lágrimas de más de uno de los mayores, todo el gremio levantó su mano, haciendo la tan característica señal que representaba a Fairy Tail, rompiendo en ovaciones y gritos de júbilo. 

Aquellas palabras, dichas hacía ya más de treinta años por Makarov Dreyar a los jóvenes del gremio, ahora adultos "responsables", jamás se evaporarían de la mente de ninguna de las hadas, pues, era una verdad tan dura como lo era el mismo tiempo y el espacio. No importaba cuantas adversidades se presentaran, Fairy Tail, siempre salía adelante, con aquellos impresionantes lazos que les unían, que en algún momento de la historia fueron de amistad, pero que ahora, no había duda, de que eran los lazos de una verdadera familia...


Entre Rayos y Metales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora