Las desafortunadas aventuras de Ñe

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Esto va dedicado a Faani, una de las mejores amigas del mundo <3.
Espero que te guste, Faani, si es que te das la paja de leer la historia.
Si hay algo que no entiendan, al final del cuento hay explicaciones.

Todavía me pregunto porqué mierda lo hice.
Recuerdo que ese día me habían dado varias pésimas notas, así que tal vez fue una forma de desahogarme.
O tal vez fue por el pésimo final de The Flash.
O por que no gané el concurso.
O por qué Nonquín ya no me servía de estufita en la noche ya que se iba donde mi hermano.
No lo sé. Probablemente fue todo eso junto.
El punto es que tomé mi celular, abrí Snapchat, revisé un poco las fotos, y, sacudida por una descabellada idea, sonreí.
Me levanté, abrí la puerta a Nonquín para que se acomodase en la cama, cerré con pestillo y rebusqué en mi clóset.
Ahí estaba.
Ese sostén negro de encaje rojo con su calzón a juego.
Me quité la ropa y me puse el provocativo conjunto.
Lo había comprado a escondidas de mi mamá, por si se daba alguna ocasión.
Me arreglé el maquillaje para luego tumbarme en la cama, encender la cámara de la aplicación y comenzar a hacer poses de actriz porno.
Cuando encontré la perfecta, me quedé inmóvil, apreté el sagrado botoncito y esperé.
Debatí un largo rato si ponerla en color o en blanco y negro, pero finalmente me dije que el encaje rojo le daba a la foto el toque sexy.
Añadí como mensaje: "Ñe está aburrida... ¿alguien quiere jugar?"
Presioné la flechita para decidir a quién le iba a mandar la que consideraba mi obra maestra.
Miré los contactos.
Seleccioné a unos cuantos famosos -quienes jamás verán la foto-, a mis mejores amigas y a unas cuentas que subían fotos de comida.
Eliminé los que estaban marcados por default y la envié.

Pronto recibí comentarios de mis amigas como: "jajaja no puedo creer que lo hayas hecho"; "me hiciste el día, Ñe", "mijita rica", e incluso fotos de ellas imitándome.
Sonriendo retrocedí para cerrar la aplicación cuando mis ojos se detuvieron en algo.
Parpadeé, horrorizada. No podía ser verdad.
Pero lo era.
Entre los contactos que habían recibido mi foto se veía claramente su nombre:
Lukaz Biya.
Y la había visto.

Casi no dormí esa noche, dándole mil vueltas al asunto.
¿Se reiría? ¿lo hablaría con sus amigos? ¿me miraría decepcionado? ¿me ignoraría?
Sumida en esos amargos pensamientos caí lentamente en los brazos de Morfeo cerca de las cuatro.
A las 6:30 soñó la molesta alarma que indicaba que debía levantarme para ir al colegio.
En el camino no cabía en mi de nerviosismo.
Mi madre se dio cuenta, y me preguntó bromeando si tan difícil estaba la prueba.
Sólo pude reír forzosamente.
Ya en la entrada de la escuela, mi mala suerte comenzó.
-¡Ñe! ¡Por fin llegaste!
Mierda. Era Lukaz.
Caminé apresuradamente, simulando que no lo había escuchado.
Tan concentrada estaba en eso que no me fijé en el escaloncito que está a la entrada de la primera casa del colegio.
Sentí como mi pie topaba fuertemente contra algo duro. Perdí el equilibrio y... ¡Plaf! de cara contra el suelo.
Me quedé un rato acostada, para luego levantarme con la poca dignidad que me quedaba.
Venga, que hasta mi mamá estaba riéndose.
Me obligué a pensar con frialdad, y opté por ir directo a la sala, disfrutando que Lukaz estaba demasiado concentrado desternillándose de risa como para darse cuenta de mi huida.
Entré al salón con fingida calma, la cabeza aún retumbándome por el golpe.
Me dirigí a mi puesto, dejando la mochila en el respaldo de la silla.
Intenté tranquilizarme, plan que resultó fallido ya que, aún sonriendo, entraba Lukaz.
Suspiré, saqué un cuaderno abriéndolo en una página al azar, simulando que estudiaba.
-Ñe... -¿De toda la gente que había en la sala, tenía que escogerme a mi?
-Lukaz, no es un buen momento, necesito concentrarme -dije intentando sonar convincente.
Me observó por un rato, para luego suspirar y caminar a su puesto.
El resto de la hora transcurrió tranquilamente, sin incidentes.

Cambiamos de ramo.
El profesor de inglés se sentó u comenzó a dar instrucciones.
Iba a hacer entrega de notas, por lo cual nos llamaría individualmente.
Mientras, podíamos conversar.
Fulminé al viejo con la mirada.
¿Qué no veía que lo que más deseaba en ese momento era que hiciera clases?
Ni modo.
Apenas comenzó a llamar estudiantes, Lukaz se levantó y caminó en mi dirección.
Para escapar me paré y me dirigí a los casilleros, tomando unos diccionarios que estaban en lo alto, con la enorme mala suerte que mi empuje bastó para desestabilizar toda la pilas que se balanceo peligrosamente.
Intenté frenar su caída fallidamente, y el cúmulo de libros golpeó secamente la cabeza del viejo.
Él me miró furioso, mientras la clase contenía la risa.
-¡A dirección! ¡recapacite su acción, señorita Pérez!
Miré al profesor con un mezcla de odio y amor. ¡Por fin tenía una excusa decente para alejarme de Lukaz!
Salí lentamente de la sala, debía gastar tanto tiempo como fuese posible.
La reunión con la inspectora no fue la gran cosa.
Le relaté lo sucedido, me dijo que no era correcto hacer eso, y que debía disculparme con el profesor.
Al salir de la inspección, miré el reloj.
Sólo habían pasado veinte minutos.
Me encaminé al baño con tranquilidad, demorándome más de lo necesario.
Luego fui a la biblioteca a preguntar por un libro que necesitaba.
Y, finalmente, cuando considere que estar más tiempo fuera se iba a ver falso, me dirigí a la sala, dando la coincidencia de encontrarme al profesor saliendo de ésta.
Poniendo mi mejor cara de arrepentimiento, me puse frente a él y dije:
-Mi querido profesor Sebastián, me disculpo por haberle hecho daño, no fue mi intención, le aseguro que no volverá a pasar.
El viejo cretino me miró seriamente y asintió.
Luego, se fue.
Entré a la sala conteniendo una sonrisa, tenía que parecer arrepentida.
Enseguida me encaminé donde estaban mis amigas, quienes me miraban, divertidas.
-Tremenda cagada, Ñe, te pasas -dijo Coni.
-Y no sabes la que me mandé ayer -murmuré.
Me observaron, expectantes.
-Supongo que todas vieron la foto... comencé mientras asentían-. Bueno... se la pasé a mandar a Lukaz.
-¿Lukaz Biya? ¿Nuestro Lukaz?
-Si.
-¿Estás loca? -exclamó Camila.
-¡Baja la voz! -la reprendí-. Y fue un accidente...
-¿Y qué te dijo? -preguntó Andrea.
-De momento nada, ya que lo he estado evitando. Por eso me mandé la cagada del profe.
-Ay, Ñe, no sé que decir... -murmuró Coni-. No puedes evitarlo por siempre.
-Lo sé... -dije-. Sólo quiero que hoy no me hable.
Asintieron, comprendiendo.
Tocaron para salir a recreo y nosotras, muy pegadas la una a la otra, nos dirigimos rápidamente al baño, donde no podían molestarnos.
Ahí pasamos el resto del recreo, hablando de la inmortalidad del cangrejo.
Veinte minutos más tarde, volvíamos por el largo pasillo que llevaba al salón, donde, por muy mala suerte, caminaba Lukaz, quien tenía expresión de estar buscando algo o alguien.
Apenas me vio, abrió mucho los ojos, y comenzó a hablar.
-Ñe, quería decirte...
Fue bruscamente interrumpido por Coni, quien gritó:
-¡Pero como no te puede gustar Percy Jackson!
Cami le siguió el juego.
-Por que es malo, sin sentido y super cliché.
-¡Nada que ver! -exclamé-. ¡Es lo mejor!
Y así seguimos hasta nuestros puestos, donde intercambiamos una mirada cómplice.
La clase de lenguaje transcurrió sin incidentes, aunque notaba los ojos de Lukaz fijos en mí.
Comenzaba a estresarme.
Antes de que me diese cuenta, ya eran las cinco, y estábamos ordenando las cosas para irnos.
Me colgué la mochila al hombro, saliendo lo más rápido que pude.
Me fijé en saltar el escalón de la mañana, y cuando estaba a punto de cruzar la reja...
Una mano me tomó del brazo y me obligó a frenar.
Me dí la vuelta, encontrándome cara a cara con Lukaz.
-Ñe, no te me escaparás... necesito decirte algo.
Suspiré, nerviosa.
-Me tengo que ir en serio... -comencé.
-No hasta que termine de hablar.
Nunca lo había visto tan serio.
-Mira, va a ser muy corto. Me robaron el celular, así que puedes eliminar mi contacto, ya no sirve.
Me dieron ganas de reír a carcajadas.
-¿Eso era todo?
-Sí.
Qué estúpida fui. Y pobre de él, persiguiéndome para decirme eso.
Sonreí, aliviada, y asentí.
-Bueno... adiós, Ñe.
-Adiós Lukaz.
Nos dimos un beso en la mejilla como despedida, en el cual sentí un susurro en mi oído.
-Por cierto... me encantó tu foto...

Explicaciones:
La protagonista se llama Ñe, por que una vez con la Faani, la amiga que mencioné al inicio, estábamos conversando y dijimos que sería chistoso que un personaje se llamara Ñe.

Nonquín es un perro o un gato, depende de su gusto
El nombre es un mezcla de mi gata Nonguén y su perro Caquín.

El profesor esta basado en un profesor que tenemos en el colegio que odiamos.

El nombre Lukaz Biya es por un compañero que tenemos que se llama Lucas Villa, al cual le cambiamos algunas letras y la pronunciación.
Como no se me ocurría que nombre ponerle al personaje, se quedó con ese. (Nótese mi originalidad)

Creo que eso es todo... cualquier cosa me dicen en los comentarios.
Espero que les haya gustado, me tardé un buen rato escribiendola.
¡Besos!
-Claudiskin.

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