No me veas

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-¿Y bien?- pregunta jose - ¿Cuándo nos ibas a decir que nicola y tu jugaban al papa y mama en esta casa?


"¿¡Qué demonios...?!"




Por suerte no tenia nada de bocado aun porque si no, esto hubiera terminado en una desgracia peor que la que me espera. Me hice la loca y seguí comiendo mirando a Jose con la típica expresión de "No se de que hablas y no me importa". Pero no funcionó para mis padres.


-Angie por favor contéstanos- dijo mi padre preocupado- Encontramos el cinturón de Nicola en el sofá.


"¿Y este a qué horas se quitó el maldito cinturón?"


-Ah, eso- resoplé con aires de tranquilidad.- Lo había olvidado en casa de Rafael, no lo alcanzó a la salida y me dijo que yo se lo entregara.
-Pero si el estuvo aquí- dijo mi madre no muy convencida-
-Lo olvido por tu culpa mamá- dije sin el más mínimo miedo- Llegaste toda cargada de tus compras y por ayudarte se olvido completamente de él.
-Ah, lo siento hija- suspiró mi padre- Es que... bueno, las cosas pasan.
-No pasará nada. El es solo un amigo- es cierto ¿no?- No podría pasar algo con alguien que es como un hermano para mí.
-Uyy si.- ironizó Jose- Mamá cuida muy bien a tu hija, la única que tienes.
-Cállate por favor Jose.- pedí educadamente- ¿Y tú que? Andabas de coqueto con la hija del amigo de papá.
-Eso es otra cosa...


Y asi seguimos peleando "educadamente" en la cena. Asi no nos regañan tanto. Pobre Adriano, no sabe lo que le espera con nosotros. Conmigo casi no porque a los 18 me iré a vivir sola a algún lugar, ya me dieron permiso. Pero lo que le espera con Jose. Ese patán estará aquí de por vida hasta que a alguna de sus parejas tenga que vivir con el por un hijo de por medio. Y dudo que subsista sin mis padres.
Empecé a engullir toda la comida rápidamente para poder irme a mi habitación por fin, necesito soledad y más por el pequeño incidente del cinturón.


-Come despacio...- me regañó papá- Tienes que masticar despacio.
-Para la digestión se necesita una hora- dijo Jose con aires de superioridad-


¿Y a mí que más me da que la digestión se haga hasta dentro de una maldita hora? Debo admitir que acabo de iniciar la semana con un humor horrible. Comí más despacio hasta que mi plato quedó más o menos vacío.
Pedí retirarme a lo que mis padres accedieron. Apilé mi plato en el montón de cubiertos, platos y vasos sucios. Esta semana le toca a Jose lavarlos y se que de ahí saldrá algo verde antes de que él lo haga. Es igual con su habitación. Hay topos ahí dentro y en la noche sientes que algo te muerde el pie. Lo miro de lejos... ese imbécil debería conseguir una chica. No está tan mal. Su cabello es negro y le tapa toda su frente y casi siempre lo está moviendo de un lado a otro como un metalero. Sus ojos miel han de tener a más de una sin aliento. Me pregunto... ¿Qué más quiere? Una chica acabaría con su mal humor. Y asi es... yo deseando una novia para mi hermano en vez de pensar en uno para mí y asi olvidar a Nicola.
Subo corriendo a mi habitación y me doy una ducha larga. Me pongo mi pijama limpia, cepillo mi cabello, tomo mi iPod y salgo al descanso de las escaleras para incendios del edificio. Si, son de esas de las que conectan a un piso con otro. A veces son algo peligrosas ya que alguien que no es del edificio se puede conectar con alguna habitación en particular. Pero no con la mía. Mi padre mandó poner más seguridad en mi puerta... a mi al principio no me gustó la idea pero luego cambie de opinión al ver todos los asaltos y más cosas que pasan.
Me siento en los escalones y miro hacia la habitación de Nicola. Su ventana está justo a lado de la mía. La luz está apagada. Suspiro y enciendo mi iPod en modo aleatorio. Iniciamos con Just A Friend de Jasmine Villegas. ¡Madre mía! Ahora si que tengo suerte. Combina perfecto con el maldito momento. Últimamente le digo "maldito" a todo.
De pronto se enciende la luz. Me escondo detrás de la planta enorme que está adornando esa parte de las escaleras. ¡Qué vergüenza! O sea, es que... me volvería loca si el me mirara ahora, ya que nos hemos besado y yo casi le ruego por más. Ok, olvidemos eso. Observo de lejos a Nicola. Se quita la camisa lentamente y yo me pongo roja como un tomate... y eso que el no sabe que yo lo observo. Al terminar de quitarse la prenda, me escondo más y observo sus movimientos. Se atusa el cabello para tratar de arreglar el "peinado" que perdió por el movimiento de la tela. No funcionó. Se da por vencido porque sabe que ya es su hora de dormir, deja su camisa en el piso como siempre lo ha hecho. Dulces sueños Nicola, pienso para mis adentros y me pongo de pié para irme a dormir yo también... pero oigo otro ruido: me agacho y me vuelvo a esconder detrás de la planta. Si el no se acuesta a dormir ya, no podré salir de aquí nunca. Me podrá ver.


Continuará...  


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