El viaje a Londres resultaba extenuante durante esa época del año, inclusive las calles estaban desiertas. La multitud se encontraba al amparo de sus residencias de verano. Pero para el mayordomo cuya premisa es complacer a su amo; esto no representaba más que un pequeño obstáculo.
El apuesto sirviente había echado unos mechones de su oscuro cabello detrás de la oreja; cumplido su cometido disponía a marcharse de vuelta a la mansión Phanthomhive, cuando le pareció ver algo a través de las escondidas callejuelas.
En cualquier otra ocasión lo hubiese dejado pasar, ya que no disfrutaba en especial de los encuentros con ese sujeto; sin embargo le llamo demasiado la atención la expresión de este, tenía una mirada de determinación, en sus labios se dibujaba una sonrisa sardónica; sin duda estaba tramando algo.
Por la mente del demonio paso que se tratase de algún trabajo, pero le resultaba algo imposible, el pelirrojo siempre se estaba quejando de tener que cumplirlos. Como le quedaba suficiente tiempo decidió seguirlo, cuidando el no delatar su presencia y escabulléndose en un edificio abandonado. Un agujero en la pared le proveería algo de visión.
—Creo que este es el final te has mostrado ante mi retándome de forma directa y ahora tendrás que pagar el precio—la voz del pelirrojo era decidida, su sonrisa se dibujó completamente maliciosa mientras sacaba con rapidez algo de entre sus ropas; su mano derecha dio un golpe certero a su esponjosa víctima— ¡Kyyyyaaaa!, ¡esto es de lo más delicioso!— exclamo luego de dar el primer bocado.
El mayordomo negó con la cabeza, después de que estuvo a punto de detenerlo pensando que estaba realizando nuevos crímenes; debió suponerlo, un ser simple con placeres aún más simples, no se trataba más que del Shinigami dando chillidos de felicidad mientras se comía un pastel de crema.
—Pero una dama no debería dejarse llevar por este tipo de tentaciones—se removía sobre su silla, alejando y acercando el tenedor al postre—mmm señor pastel este será un secreto entre nosotros.
Sebastián hizo un gesto de repulsión, ese sujeto siempre debía hacer todo de esa forma; pensó que en realidad no envidiaba a William Spears por tener que lidiar con él, toda aquella situación había resultado tan solo en una completa pérdida de tiempo. Observo por última vez a través del agujero, pero la imagen que contemplo le dibujo en el rostro un gesto de incredulidad.
Grell se había echado completamente hacia atrás en su silla; su mirada se hallaba fija en la cereza que tomara del pastel. La sostenía entre sus dedos justo sobre sus labios, mientras trataba de limpiarle la crema con su lengua, en forma por demás erótica. En ese momento los rayos del sol se filtraban dándole un misterioso brillo a su piel.
Termino por atrapar la cereza entre sus afilados dientes, pasando su lengua por sus labios para limpiar algo del jarabe de la conserva. Cuando volvió el rostro, había una pequeña mancha de crema en la comisura de sus labios.
—mmm... ¿Qué?—El Shinigami abrió los ojos como platos, le pareció sentir la presencia de alguien o algo, se quedó quieto pero no logro percibirlo de nuevo, así que se dejó caer sobre la silla, observando con gesto soñador el tallo de la cereza, si lo que se decía era cierto, conocía al demonio que podía hacer maravillas con el—awww Sebas chan— sonrió ampliamente mientras tomaba su pañuelo para limpiarse—que raro—observo la tela completamente inmaculada, pero no le dio importancia y siguió disfrutando de su pastel.
Quien no estaba tan tranquilo era el sirviente, todo había pasado en un instante; cuando apenas pensaba que aquel tipo era un verdadero desastre, su cuerpo comenzó a moverse por sí solo. Se encontró frente a Grell, sacando su pañuelo para limpiarle y mientras lo hacía se relamió los labios deseando usar estos en lugar de la fría tela. En cuanto se percató de lo que estaba haciendo, se marchó de inmediato a la mansión; todo había sido tan rápido que sin duda el Shinigami no lo había notado siquiera, pero Sebastián sentía algo latir con fuerza en su interior tal como si se encontrara frente al alma más deliciosa, justo dispuesto a devorarla; sentía un calor intenso que nada tenía que ver con el clima.
¿Pero de que iba todo aquello?, llegaba a aborrecer la cercanía de ese sujeto, pero... ¿entonces? Respiro profundamente, sin duda debió tratarse tan solo de un reflejo; era ya tanto el tiempo que llevaba como mayordomo que se le había formado el hábito de arreglar cualquier desastre que viera, inclusivo uno tan sencillo como ese. Lo mejor sería que mantuviera la compostura y siguiera atendiendo sus deberes.
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Atracción [SebasGrell]
FanfictionExisten diferentes tipos de placer, algunos tan simples que con frecuencia pasan inadvertidos. Otros toman fuerza en la clandestinidad provocando un oleaje de éxtasis desmedido. Pero la forma de encontrarse con ellos no siempre es la que se espera...