Oscuridad

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El mundo suele volverse más pequeño cuando solo se está al amparo de unas cuantas velas, la quietud en el ambiente es algo imposible de obtener en cualquier otro momento del día. Por eso es la noche la preferida de los amantes.

Parecía nacer desde la oscuridad de sus pupilas, creando un remolino de tonos intensos en sus irises; algo que no tenía que ver con el contrato en el que estuviese involucrado, de un intenso carmín como lo era el cabello del chico cuyo rostro tenia entre las piernas.

—Si el joven amo me descubre, te matare...

La mirada del demonio era severa, pero sus acciones no las correspondían. Había aceptado estar en esa situación, en su habitación sentado sobre una silla alta, con las manos aferradas cada vez más fuerte a los descansabrazos de esta, conforme las caricias del otro abandonaban la oscura tela de su pantalón, llegando a la pálida piel de sus muslos.

Pero el necesitaba más y su acompañante lo sabía, ante aquella amenaza le sonrió ampliamente terminando de desajustar le las ropas para liberar su miembro, el cual recorrió con su lengua hasta dejar una capa cristalina sobre este; con lentitud como si quisiera grabarse cada segmento de piel, cada aroma y el sabor fuerte de su hombría. Sus afilados dientes rozaban el glande, las yemas de sus dedos marcaban caminos sobre sus testículos presionando levemente.

Durante un momento se había quedado contemplando aquel enorme trozo de carne, su sonrisa se volvió más amplia al irse levantando, acariciando todo el largo con su aliento, dejando un beso en la punta antes de darle refugio en su boca hasta casi tragarlo por completo.

El demonio cerró los ojos para disfrutar por completo de aquella sensación, la lengua de Grell se removía inquieta dándole un placer tan exquisito que provoco que le empujara más el rostro, hasta hacer que su nariz rozara el nacimiento de su vello púbico; no lo pudo evitar, soltó un fuerte gemido, al tiempo que tiraba de sus cabellos para obligarlo a felarlo con más intensidad cosa a la que el Shinigami no se negó en absoluto, uso sus dedos para sujetar la base metiéndolo y sacándolo de su boca, disfrutándolo con frenesí como si fuese un delicioso helado, sin negarle sus atenciones como si en cualquier momento pudiera escapársele.

Hacía mucho rato que Sebastián había olvidado donde se encontraba, los espasmos placenteros en su cuerpo provocaban que le restara importancia a todo; en ese momento en realidad le parecería una pena que le separasen de Grell, por lo que estaba haciendo bien valía la pena si jamás se lo quitaba de encima.

—Ahhh mas rápido...—tenía que morderse los dedos para que sus gritos no terminaran por resonar en toda la mansión, estaba excitado de tal manera que logró arrancar algunos mechones al pelirrojo quien en replica trato de alejarse, pero no trato en ser atraído de nuevo por el demonio quien le hizo recibir sus líquidos pre seminales en lo profundo de su garganta. Se sentía tan cercano al éxtasis que su lado demoníaco había surgido llenando toda la habitación inclusive envolviendo a su invitado.

Todo se volvió de una oscuridad completa, como las hermosas alas de un cuervo. El mayordomo se dejó caer soltando al otro y sonrió al ver a Grell tratando de limpiarse con la lengua una mancha de semen que tenía en la comisura de los labios.

Sebastián se levantó completamente alterado, todo su cuerpo estaba perlado en sudor, su lado demoníaco se encontraba en completo desorden, fluctuando incontrolable a su alrededor y pudo notar gracias a un espejo cercano que sus ojos brillaban con intensidad. Observo cada rincón de la habitación, todo se encontraba en orden, su uniforme perfectamente planchado; su reloj sobre un mueble cercano y la puerta cerrada tal cual la dejara al irse a dormir; por lo tanto la idea de algún visitante quedo descartada.

—Primero no logro quitarme esa imagen de la mente y ahora esto—coloco una mano sobre su frente— ¿Qué me está pasando?


Atracción [SebasGrell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora