Sentimiento

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Existen frases que viven solo dentro de nuestra mente, que por lo general juega con ponerles la voz del ser amado, resulta evidente que se trata de fantasías, que rozan la línea de la realidad pero se quedan solo allí, coqueteando con cruzarla, pero... ¿qué pasa cuando logran traspasar esa barrera?, toman vida propia al latir contra nuestros oídos golpeándonos de frente y se convierten en un regalo para los sentidos.

———

"El tiempo es algo relativo", estaba seguro de haber escuchado esa frase en alguna parte, sin tenerla presente hasta ahora, porque ya no parecía existir nada más que la mirada intensa en la que se reflejaba la suya.

Los segundos fueron eternos mientras caía en la cuenta de la forma en que lo apresaba entre sus brazos, como a una doncella de los cuentos que tanto les gustaban a los humanos, cuando finalmente son rescatadas por su príncipe.

—Sebastián.

No lograba pronunciar las palabras, estas se negaban a formar conexiones coherentes en su mente, quizá lo hacía inconscientemente por el miedo de que al pensar demasiado se terminará la fantasía, siempre había sido así, él lo envolvía en el ensueño para después dejarlo caer con fuerza contra su realidad.

Pero esta vez fue distinto, sus manos retiraron sus cabellos, acariciaron su rostro, incluso se acercó para besar castamente su mejilla, acomodándose para poder susurrar a su oído, con el secretismo propio de los amantes.

—Tan solo escucha, esto es tan difícil; no eres nada de lo que había pensado o deseado poseer, tan contrario a mi naturaleza—estas no eran ni por asomo las palabras románticas que tanto tiempo había esperado—pero haz logrado romper con cada barrera que te ofrecía, todo mi ser desea unirse al tuyo, para danzar juntos por la eternidad, más allá del mundo que los humanos creen conocer y a través de las eras, tan solo déjame amarte Grell, termina con mi agonía.

El corazón del pelirrojo llevaba una marcha muy acelerada, sintiendo ajeno su ser de manera que se aferró al otro cuerpo, temiendo caer al vacío de la inconsciencia de un momento a otro, en su cabeza jamás se habría entrelazado algo tan perfecto, de hecho demasiado perfecto, encantador, simple pero poderoso, una verdadera fantasía.

Sus manos se resbalaron por su espalda, mientras el sentimiento le causaba una extraña sensación en la boca del estómago, porque a pesar de todo no es tan fácil esquivar sus cualidades.

—todo eso está muy bien, se nota que has estado vigilándonos por largo tiempo, por mucho que me duela reconocerlo, soy un soñador lo que me hace presa fácil, pero cometiste un gran error, Sebastián es un seductor, si albergara alguna clase de sentimiento por mí, tomaría lo que desea y no buscaría mi atención de una forma tan lastimera, es una de las tantas cosas que me gustan de él.

Trató de separarse, pero el agarre del otro no cedía, una risilla molesta choco contra su oído.

—vaya, al parecer te he subestimado no eres tan idiota, pero si lo suficiente para caer en mi trampa...Shinigami.

Se alejó al instante mismo que el suelo comenzaba a temblar bajo sus pies, por instinto Grell trato de alcanzar su guadaña, pero gruesas enredaderas habían brotado, primero cortándole toda vía de escape, para luego rodear sus miembros con una fuerza descomunal, aprisionándole y obligándolo a permanecer de rodillas.

—Los miembros del despacho siempre me han parecido tan fascinantes, con todas esas reglas, pulcritud, frialdad; pero parece que al decidir mi presa, encontré al que rompe con esos estándares, sabes resulta muy decepcionante.

Si lo que buscaba era impresionarlo, no le concedería esa victoria, su rostro permanecía impasible y sus labios curvándose en una sonrisa.

—No más que la de un demonio hurtando la apariencia de otro, me parece tan poco cosa, un ser inferior sin duda.

Aquello hizo que una mueca de disgusto se dibujara en el rostro de aquel ser, una aura oscura comenzó a emanar mientras su silueta iba distorsionándose, saco un par de anteojos, los limpio y se los coloco con rapidez; una vez que mostró su verdadera forma se podía notar la juventud en su rostro.

—no eres más que un crío.

El moreno clavo sus doradas irises en él, tensando la mandíbula de tal manera que el roce entre sus dientes emitió un chillido.

—no soy nada de eso, no te dejes llevar por mi apariencia, lastimosamente necesito devorar más almas para que a los ojos se pueda notar mi magnificencia, pero ya me harte de tener que ser un esbirro, estoy dispuesto a cazar por mi cuenta—se acercó para tomar al otro de la barbilla, apretándole hasta dejas marcados los dedos en sus mejillas—tu no me sirves para nada, aunque hay dentro de ti un poder intenso, no es un alma pero de algo servirá...además si no resulta suficiente, conozco a quien podría interesarle la guadaña, ¿cuantas almas crees que me darían por ella?, únicamente ustedes pueden transportarla entre la biblioteca, pero una vez dentro del mundo humano, se vuelve accesible para quien desee poseerla—una de las enredaderas se movía como una especie de tentáculo, para llevarle la sierra, el demonio estiro la mano para tomarla, pero tuvo que saltar, logrando evitar por muy poco los cuchillos plateados que se clavaron donde se encontraba instantes antes.

El recién llegado salto para tomar la guadaña entre sus manos.

—Me temo que se trata de un error, esto solo terminara con quien tenga el poder necesario, está lejos de tu alcance...Claude Faustus.

Atracción [SebasGrell]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora