Atracción [SebasGrell]

Términos de rendición

—vaya, parece que llego tu caballero andante, no sabía que tus gustos habían cambiado tanto Michaelis, el hambre sí que te hace cometer cosas extrañas.

Grell emitió una risilla amarga, mientras su cuerpo temblaba, entre las enredaderas que lo sujetaban.

—el no está aquí por mí, no soy de su interés, así que si planeabas ponerle una trampa creo que ha fallado.

Claude se cruzó de brazos, viendo intercaladamente a uno y otro.

—Bueno, como sea no perdería la oportunidad de un buen duelo, sería una mejor forma de obtener poder que devorar mil almas—su mirada tomo un brillo purpureo—conoces las reglas y dado que ya tienes un arma.

Las enredaderas emergieron del suelo, sirviéndole como una especie de escalinata desde la cual se lanzó contra su oponente de una manera por demás teatral.

— ¡Sebastián cuidado!—justo antes de llegar hasta el, una gigantesca vaina había salido del suelo dentro de ella se hallaba la gigantesca espada, con sus tonos esmeraldas, su filo era comparable con el de una guadaña, por ello la conocían incluso los shinigamis, era Leviatán, la mata demonios. Ese grito había prevenido al moreno haciendo que interpusiera el filo de la sierra a tiempo para que solo recibiera un leve corte de aquella espada, el impacto fue tal que alejo en direcciones contrarias a los oponentes.

— ¡Silencio!—Claude movió la mano haciendo que una de esas enredaderas amordazara al pelirrojo—esta vez no tendremos interferencias.

—no necesito ningún truco para vencerte, pero entiendo que su voz te distraiga.

La respuesta fue un nuevo golpe con aquella espada, no resultaba fácil esquivarla incluso cuando quien la usaba era inexperto, las leyendas decían que hacía mucho tiempo un hombre que cuidaba de los jardines de un palacio, entrego su corazón a una doncella, sin embargo esta fue seducida por un demonio que devoro su alma de manera que al hombre le fue imposible salvarla, por ello juro venganza, acudiendo a un antiguo ente, le ofreció su vida a cambio de una semilla maldita que sería alimentada con trozos de su alma. Al final del ritual, el hombre murió, pero la semilla creció tomando la forma de aquella espada, su poder era temible, y algo más, solo un demonio puede usarla, para terminar con la existencia de otro.

Durante las luchas territoriales muchos se hicieron con ella, otros más perecieron bajo su filo, pero sin motivo aparente un día su paradero se hizo desconocido. Se hablaba de que un demonio temeroso de que los suyos cayeran por la sed de poder, se convirtió en una funda viviente para ella, de modo que solo podrían obtenerla arrancándola de sus entrañas, pero esas eran solo historias, o quizá no del todo.

Los arboles comenzaron a ceder, pues sus troncos y ramas habían sido severamente dañados por el combate, el filo de ambas armas atravesó sus gruesos troncos cual si fueran frágiles como una hoja de papel.

—ríndete Michaelis, es imposible derrotarme.

Como respuesta, su traje recibió el limpio corte de la guadaña, la pelea se tornó feroz, una estocada tras otra, finos jirones de cabello, ropa e incluso piel comenzaron a llenar el suelo, ambos empleaban toda su fuerza y habilidad, sin embargo para el sirviente resultaba muy desgastante seguir luchando, como si estar cerca de Leviatán le drenara la energía, Claude parecía saberlo muy bien, pues ataco de una forma fiera, sintiendo como el filo de la espada se hundía contra un pecho, pero era el filo del arma equivocada, la guadaña le atravesó con suma facilidad, dejando una herida profunda, deseaba moverse, pero debido a la sorpresa había dejado caer la espada y sin ella, solo era un esbirro, sin el poder suficiente para sobrevivir por sí mismo a una herida de esa gravedad.