Dicen que las chicas buenas prestan atención, son corteses, sonríen con dulzura y nunca dicen que no. Desde hace 3 meses intento ser este estúpido prototipo de mujer que me impone mi madre, luego de haber destruido toda una colección de sus pinturas solo por el hecho de que eran horribles a mi parecer, se ha vuelto muy estricta en cuanto a mi jodido carácter. Me obliga a usar vestidos hasta los tobillos y de color pastel, a recoger mi cabello en una coleta alta y siempre sonreír, cuando en el fondo de mi alma lo único que deseo es arrancarme esta ridícula fachada de niña mimada. Ponerme mis shorts cortos, soltar mi cabello al viento y usar mis deportivos favoritos para poder correr.
Ajusto el corset que apenas me deja respirar y salgo de mi habitación, me encuentro a mi madre en el pasillo.
-Buenos dias Katherine ¿como estas el día de hoy? - me pregunta con su cortesía habitual.
- Madre - le digo y sigo de largo, siento como su mano aprieta mi muñeca y me hace voltear.
- ¿esa es la forma de hablarle a tu madre? Jovencita.
- bueno MADRE ¿esta es la forma de aprisionar a tu única hija? - le digo imitando su tono de voz.
- por todos lo cielos Katherine, si estos meses han sido maravillosos, ya casi ni puedo creer que eres tu - al ver el orgullo en su mirada y escuchar sus palabras, lo supe, supe que si seguía de esta manera iba a perder quien soy, quien adoro ser, y quizás me perdería para siempre en este mundo de hipocresía, simulo una sonrisa en mi rostro y doy las palabras que esa mujer quiere oír.
- tienes razón madre, nunca me sentí mejor. Me parece que me he olvidado de algo en mi habitación, permiso - paso a su lado una vez más y entro a mi alcoba. Espero 5 eternos minutos para asegurarme que esa señora no esta cerca y sin poder aguantar un segundo más corro hacia mi olvidada ropa, mis pantalones desgastados, playeras, shorts, la ropa que siempre amé. Me arranco aquel ridículo vestido y me pongo mis shorts favoritos junto a mi playera negra, suelto mi pelo y me pongo mis converses viejas. Agarro algo de ropa y la meto todo en un bolso, dinero y todas mis joyas para empeñarlas, con esto podré vivir por un tiempo. Salgo por la ventana y trepo hasta el suelo, corriendo los más que puedo para salir de esta absurda vida, ya no puedo retener mis demonios, son parte de mi, no puedo solo encerrarlos y fingir que no están. Dejo de correr y me detengo frente a la casa de mi novio, el chico que amo y que mi madre nunca aceptó. Toco a su puerta, ansiosa de darle la noticia, escucho pasos acercandose y mi sonrisa se congela por completo al abrir la puerta.
_¿quien demonios eres tu? - le pregunto a la rubia delante de mi.
- Soy la chica de Marcus ¿quien eres tu? - con los ojos muy abiertos observo la escena que tengo delante de mi, "mi novio con otra chica."
- nadie, solo dile a Marcus que Katherine lo buscaba... oh! Y antes de que lo olvide, espero que disfrutes mi sabor en él - le digo guiñando un ojo, ella se queda ahí mirándome mientras intenta entenderlo, y cerraba la puerta de golpe, en el interior logro escuchar como grita a Marcus y una pequeña risa se escapa de mis labios. Sin saber a donde ir, camino sin rumbo por varias horas. Ya exhausta, me siento en un pequeño columpio, al mecerme de atrás hacia delante y sentir el viento gélido en mi cara rompo a llorar.
-¿Por que lloras? - dice una voz masculina. Sorprendida de la interrupción levanto la mirada para ver a un apuesto chico que me mira fijamente.
-No es tu problema - le respondo a la defensiva.
-Ten esto - y me arroja una bolsa con olor a carne, ni siquiera había notado lo hambrienta que estaba
-¿Por que me das esto? - le pregunto, precavida.
- Acabo de robar algo de dinero y la compre, si no la quieres puedes devolvérmela - estira su mano reclamando la hamburguesa.
- No - le digo y la empiezo a comer. Se sienta en el columpio de al lado y me ve comer, no se pierde uno solo de mis movimientos y yo le observo de reojo, es realmente muy apuesto, varonil, algo sucio y desaliñado pero sigue siendo apuesto.
- Quien eres? - le pregunto.
- Me llamo Jonathan ¿y tu?
-Katherine - respondo a secas.
- Muy bien Katherine, ahora me debes un favor - mirandolo enfurecida le reclamo.
- No te debo nada, tu me diste esto porque quisiste- le digo, arrojandole la bolsa vacía. Esta le pega en la cara y él la quita, me mira por breves momentos y antes de siquiera notarlo, estaba a centímetros de mi rostro, agarrandome el cabello con una mano y del cuello con la otra, sin poder moverme y apenas respirar.
- Escúchame bien, no creas que por ser una mujer hermosa seré condescendiente contigo, te alimente y ahora debes retribuirme ¿quedo claro? - su aliento me acaricia el rostro mientras sus profundos ojos azules me taladran por dentro, solo puedo asentir. Él me suelta, toma mis cosas del suelo y me las lanza.
-Vamos - dice y empieza a caminar.
- No creas que pienso hacerte caso - le respondí clavándole la mirada. El hace lo mismo y opta por agarrarme bruscamente del brazo diciéndome en tomo amenazante - Dije que VAMOS! -
- ¿A donde vamos? - le digo mientras intento mantener su ritmo y sobándome mi brazo.
-Necesitamos dinero - quizás debería decirle que yo tengo dinero, que tengo suficiente para un tiempo, pero mis demonios me ganan la partida y decido irme por lo arriesgado. Nos montamos en un auto viejo, maneja por varios minutos y se detiene frente a un supermercado. Busca unas cosas en la guantera y saca dos armas, me da una y se queda con la otra. La pesada pistola se queda unos segundos en mi mano abierta mientras yo la observo.
-¿Has usado una antes? - me pregunta algo divertido. Miro la burla en su mirada y sostengo la pistola de manera correcta.
-No ha de ser difícil considerando que tu puedes hacerlo - le digo con plena burla en mi voz, él me sonríe y dice
- Solo asegurate de quitarle el seguro- salimos del auto y entramos al establecimiento. Esta vacío por la hora y la cajera nos mira muy asustada por las armas en nuestras manos
- Dame todo el dinero- dice Jonathan y la chica empieza a abrir la caja. Yo siento como la adrenalina corre por mis venas al estar haciendo esto, tomo algunos dulces y algo para comer mientras él saca todo el dinero. La emoción me invade por completo y ya listos para irnos apunto hacia las puertas corredizas y les disparo. La energía que me invade supera mis espectativas, nunca creí sentirme tan viva. Jonathan me mira con asombro y... ¿deseo?
-Vamonos- me dice y empezamos a correr, a lo lejos escucho las sirenas acercandose, nos metemos en el auto y conduce a toda velocidad. Después de varios minutos de vueltas y vueltas, nos detenemos en un pequeño callejón.
-Aquí estaremos seguros hasta que todo se calme - dice y me mira, la adrenalina aún corre por mi cuerpo y me abalanzo a él, lo beso como si lo necesitara para vivir, le arranco la camisa y él hace lo mismo con la mía, pasando a la parte de atrás nos seguimos besando, comiendo el uno del otro mientras el deseo se hace cada vez mayor, siento como desabrocha el botón de mi short y accedo... Accedo a que me haga suya, accedo a esta nueva vida, y accedo caer y que mis demonios vivan...
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Mini Historias
Teen Fictionacá encontrarás pequeñas historias como les digo no son mías pero me pareció que lo mejor sería ayudar a una amiga mía muy cercana ella se llama Celeste estas son sus historias no mías todo copy y right será con sanción así que vamos a ello.