A menudo me paseaba por la ciudad, era mi hobbie, recorrer parques, plazas, ver las casas, entrar en negocios, sólo por diversión y, bueno también, para distraerme un poco de mi vida acelerada. Caminé varias calles, lo suficiente como para alejarme un rato de mi casa, la cual todos los días es un caos. Siendo sincero, resulta que no soy a quien más quieren en mi casa, muchas peleas con papá, mamá llora porque cree que no voy a lograr nada en mi vida y, para sumarle algo más, mi hermano Dani, que no tiene otra cosa que hacer que presumir su perfección en todo. Tan sólo tiene diesciséis años, no es que sea un tipo que haya terminado la universidad, tenga una hermosa esposa y dos lindos hijos. No. Sigue en el colegio y si quieren mi opinión sólo le va bien porque de seguro se copia en todo.
Volviendo a los problemas reales: papá. Sí, él se enoja todo el tiempo conmigo desde que tengo uso de memoria, su idea para mi vida era que yo sea doctor.
-¡¿DOCTOR?!- exclamé en voz alta, una mujer mayor que pasaba por al lado mío me miró como si estuviera loco.
-¡Sí!¡Estoy loco y hablo solo!- le grité y apuró el paso, alejándose de mi rápidamente.
Tal vez le había hablado mal a esa mujer, pero no tenía ganas de sentir culpa por una desconocida. Volví a sumirme en mis pensamientos: doctor. A ver ¿a quién podría parecerle interesante revisar personas con asquerosas enfermedades? Sólo a mi papá.
Definitivamente no era lo mío. Me gustaba el arte, el dibujo, la pintura y todo eso. A causa de mis gustos, mi madre creía que no lograría nada en mi vida. ¿qué sabía ella si yo podía ser el siguiente Picasso o Da Vinci?, tal vez exagero al compararme con ellos, pero son sólo ejemplos, ¿qué sabía ella si yo quería ser doctor como mi padre? Sí, exitoso sí, confiaba que podía serlo, pero no justamente en esa profesión. Me pregunto por qué los padres pretenden que estudiemos lo que ellos quieren y no lo que decidamos nosotros mismos. En fin, mi padre lo único que anhelaba era que su primogénito tenga una vida igual a la suya. Desgraciadamente, ya era tarde, estaba anotado desde octubre para cursar artes plásticas el siguiente semestre en la Universidad de Bellas Artes.
Tenía tanta ansiedad y emoción el día que me anoté, al fin estudiaría algo que yo quería, no lo que me imponían. Quiero empezar ya mismo, no veo la hora de alejarme todos los días de mi casa asi sea sólo por unas horas, para evadir discusiones y malas caras.
Lo conveniente sería mudarme a un departamento, pero mis condiciones económicas (y digo "mis" porque ni mi papá ni mi mamá me pagarían un departamento jamás ) no son estables ni realmente buenas, es decir, no tengo nada. Lo cual me lleva a que tengo que seguir viviendo con mis padres.
Caminé hasta el parque central de la ciudad y busqué un asiento con buena perspectiva de la gran arboleda que el parque poseía para poder dibujarla. Al cabo de unos minutos conseguí un banco de roble ubicado a un costado del parque, desde donde podía ver árboles muy altos de diferentes tipos incluyendo palmeras, si se alzaba la vista, podía verse el sol lanzando sus rayos por entre medio de las ramas de estos árboles. Ésa era la vista que quería, asi que saqué mi cuaderno y un lápiz de la mochila y comencé a dibujarla.
Al terminar, pude darme cuenta que había estado tan concentrado con mi dibujo, que ni habia notado que durante todo el tiempo que llevaba dibujando, a mi lado se había sentado una niña de unos, no sé, ocho o nueve años, con unos hermosos ojos azules y rizos dorados que parecían artificiales, era como tener sentada a mi lado una muñeca de porcelana importada en tamaño real, que miraba mi dibujo como si fuera una espléndida obra de arte.
Entonces, interrumpió mis pensamientos, y me dijo:
- ¿Cómo es que aprendiste a dibujar tan bien? Es casi igual que este parque, tu dibujo está genial.
Y, por primera vez en toda mi vida, me sentí halagado.
- Gracias, pero la verdad es que hice mejores dibujos. Y cómo aprendí, es algo que yo tampoco sé, me encanta dibujar desde que tenía cinco. Dibujar paisajes es lo que más me gusta, lo que siempre hago. ¿Cómo es tu nombre?- pregunté luego de mi larga explicación.
-Desearía poder dibujar así,mi nombre es Ani, ¿y el tuyo?
- Balthazar, si lo intentás tal vez puedas, es cuestión de practicar y que te guste mucho dibujar.
-Tenés un nombre muy raro Balthazar- no pudo evitar reirse, sabía que se reiría.- igual siempre me gustó dibujar, pero nunca pude hacerlo tan bien.
-Entonces voy a tener que regalarte este dibujo para que te sirva como inspiración- le dije sonriendo.
Ani se levantó del asiento, me abrazo y me dijo como mil veces "gracias" en el oído.
Mientras tanto mi otro oído pudo escuchar el grito de una adolescente, pero no entendía qué era lo que gritaba, y de repente parecía estar acercandose porque volvió a gritar y le entendí:
-¡¡¡ANIII!!!
Y entonces la vi salir de atrás de un árbol, era una chica de estatura normal, con pelo color como de caramelo y ojos de un color celeste muy profundo. Creí que esa chica no era real, es que era muy linda. Al verme con Ani sentada sobre mí, toda su hermosura desapareció porque su expresión cambió al enojo y comenzó a correr hacia donde Ani y yo nos encontrábamos. Este era mi fin y supongo que el de la niña, bueno tal vez exagero, es sólo una chica.
-¡Ani! En primer lugar, ¿podrías explicarme por qué te escapaste cuando te estaba por comprar un helado? Y, en segundo lugar, ¿qué estabas haciendo sentada en las piernas de un extraño?
Fue mi momento de intervenir y proteger a mi primera y única fan:
-Hola, Ani solo estaba viendome dibujar, creo que no es algo tan grave como para que te enojes de ese modo pero creo que estas siendo muy dura con tu herma...
-No es mi hermana, es mi prima -me interrumpió - y si la pierdo, sus padres me asesinan.
Podría hacerla pasar como su hermana, eran muy parecidas.
-Mi nombre es Balthazar- le dije.- ¿ y el tuyo?
- ¿Acaso te pregunté como te llamabas?- me dolió.- soy Ayram
- Y Ani decía que mi nombre era raro - me miró frunciendo el ceño, ups- perdon creo que no tendría que haber dicho eso.
- Justo cuando empezabas a caerme bien, te veo otro día Balthy- agarró el brazo de Ani y se la llevó casi arrastrándola.
Ani se había olvidado su dibujo, podría volver mañana y tal vez ellas estarían de vuelta. Pero vamos a lo importante, Ayram me había dicho Balthy. Nunca nadie me había llamado así desde Vanesa, mi primera novia, aunque no es lindo recordarla ni nombrarla por dos razones: fue mi primera novia y me dejó dos dias antes de mi cumpleaños, ¿qué clase de chica haría eso? Lo peor es que como rubia hueca que era, me había dicho que me iba a olvidar que ella me había dejado cuando fuera mi cumpleaños y recibiera los regalos, que con eso sería feliz. Y bien dije, era rubia hueca, no niego que era la perfección en persona, ella le hacía honor al significado de la palabra con lo linda que era. Pero no una cosa no quita la otra, era hueca.
Aleje mis pensamientos de los recuerdos de Vanesa y los centré en Ayram, había sido un poco descortés cuando le dije mi nombre, pero era muy linda. De cerca pude notar que sus ojos no eran del todo celestes, sino que tenían pintitas grises alrededor del iris, eran increíbles. Esperaba volver a verla mañana.
Junté mis lápices y mi cuaderno y los meti en la mochila, me levanté y caminé derechito para mi casa, iba a parar a tomar algo, como un café o un té, pero me arrepentí, mi padre se volvería loco si llegaba después de las ocho y esa hora no estaba muy lejos.
Iba caminando hacia mi casa, ya había oscurecido, entonces aceleré el paso. Al doblar en una esquina veo unos chicos que se estaban pegando, decidí no pasar a su lado para que no me hicieran nada, entonces crucé a la vereda de en frente. Uno de los chicos se percató de mi presencia, le susurró algo en el oído a otro y justo en ese momento empezaron a correrme y yo los imité, pero alejándome de ellos.
Al parecer mis piernas no funcionan bien o necesito entrenarlas, los chicos me alcanzaron.
-¿Por qué te alejaste de nosotros? ¿Creíste que te haríamos algo? Porque ahora te lo ganaste.- dijo uno y me encajó su puño en medio de la cara, dándole directamente a mi nariz.
Quise defenderme pero otro me agarró de atrás y el golpea-caras me empezó a dar piñas en el estómago, una tras otra, mientras yo gritaba del dolor y pedía que me suelten. Se rieron de mis súplicas y me tiraron al piso, el que me había estado sosteniendo me pateó la cara con tanta fuerza que hasta parecía que había perdido el dolor en mi cuerpo. Me adormecí.
Desperté dentro de una casa desconocida, acostado en una cama desconocida mientras una desconocida mujer me miraba.
-¡Al fin te despertás! Mi nombre es Mara, si querés saber como llegaste acá es porque te encontré en la puerta de mi casa luego de que unos chicos gritaron y se fueron corriendo, al parecer ellos fueron los causantes de tu mal estado- dijo la mujer frunciendo el ceño.
La miré por cinco segundos, y luego mire el reloj de pared que estaba colgado justo en frente de mí que marcaba las nueve. Si recién habia recibido una golpiza, en mi casa seguro me esperaba otra.
- Mi nombre es Balthazar, gracias por su hospitalidad pero tengo que correr a mi casa. -le dije a Mara intentando esbozar una sonrisa a pesar del dolor en mi cara.
Me miró pensativa y después asintió.
Salí de su casa lo más rápido que pude luego de escuchar todas sus recomendaciones para que lo que me había pasado no volviera a repetirse.
Llegué a casa a eso de las diez y desde afuera vi que por la ventana se filtraba la luz del comedor, me esperaba una discusión enorme. Mis papás nunca se acostaban después de las diez. Abrí la reja y después la puerta principal, por suerte los que me habían golpeado no se llevaron mi llave ni mi celular, sólo la mochila, aunque en la mochila tenía mis lápices y mi cuaderno de dibujo. No sé qué era mejor que se llevaran.
-¿Se puede saber dond...?- dijo mamá pero se interrumpió al momento en el que vio mi cara toda moretoneada.
- Balthazar ¿qué es lo que te pasó?- dijo mi papá en tono preocupado mientras se acercaba a mí. Sí, papá preocupado, interesado en mí, qué cosa increíble, ¿no?
Les resumí la historia mientras mamá me ponía hielo en la cara y papá me daba algo de comer, ¿qué era lo que les pasaba que de repente actuaban como padres interesados?¿quiénes eran ellos y qué le habían hecho a mis verdaderos padres?
-Será mejor que vayas a dormir- dijo papá. Luego añadió - descansa Balthazar.
Está bien, tal vez sólo mis padres quedaron conmocionados con lo que me había pasado y por eso me trataban bien, es que esto de sentir un poco de preocupación por parte de otras personas no es algo que experimente muy seguido.
Me acosté pensando en el día que había pasado y en Ayram, más que nada pensaba en ella. No sé muy bien por qué pensaba en ella, pero me gustaba saber que el haberla conocido habia sido lo único bueno del día. Bueno también el que mis padres se preocuparan, pero eso no era bueno, sino más bien raro.