19. Simona se va de compras
Simona llegó a primera hora de la tarde al palacio del Príncipe y exigió entregarle la carta en persona. Le dijeron que esperara hasta que pudiera recibirle. Después de un buen rato le hicieron pasar hasta su cámara.
—Príncipe, espero que esta carta le alegre el día. No sé lo que contiene, pero el Hada me ha pedido encarecidamente que se la entregue urgentemente y en persona. Como hoy hay mercado y tenía que venir de todos modos a hacer unas compras, no me ha supuesto ningún problema, no se preocupe. Además, tengo que decirle que para mí es un orgullo que me reciba en su palacio y que nos podamos saludar de una forma más personal. En el castillo siempre estoy tan ocupada que me tiene que perdonar si a veces no le saludo o lo hago sin la atención que usted se merece. Pero no quiero hacerle perder mucho tiempo, y además, yo también tengo muchas cosas que hacer. El Hada es buena, un poco ingenua, pero en el fondo tiene un buen corazón.
El Príncipe se levantó y le quitó la carta de las manos.
—Disculpe, ahora mismo se la iba a dar... —dijo mientras un soldado se la llevaba del brazo fuera de la cámara—. ¡Hasta luego, Príncipe! ¡Déjeme, vaya modales tiene usted! —dijo Simona al soldado una vez que habían salido—. No necesito su ayuda. Sé donde está la salida.
Simona salió un poco indignada del palacio, pero al ver el bullicio de gente y mercancías que había en la plaza se tranquilizó y comenzó a caminar por las distintas callejuelas que formaban los carros. Elegiría los productos de más calidad sin preocuparse por lo que costaban. Sabía que las mujeres murmurarían a su espalda con envidia cuando vieran las cosas tan caras que compraba.
*
Vania se adentró en el laberinto de carros. Tenía la sensación de que todo el mundo le miraba y que allí por donde pasaba comenzaban a hablar de él. "¿Por qué me miráis?". De repente comprendió que llevaba el pantalón y la camisa que le había dado el cocinero. A todo el mundo le llamaba la atención ver a un criado del palacio descalzo y tosiendo sin parar.
El ruido de voces en la plaza se fue transformando en un rumor de murmullos. Los que estaban más lejos se acercaban para saber qué pasaba. Así hasta que Vania se vio acorralado por el gentío.
—¿Por qué vas descalzo chico? ¿Es que en palacio no te han dado zapatos? —le decía uno.
—¡No puede ser criado del Gran Duque! ¡Seguro que ha robado la ropa y ahora viene aquí a robarnos a nosotros! ¡Tose como un perro, está enfermo y seguro que lleva días sin comer! ¡Echadle de aquí o nos contagiará a todos su enfermedad! —dijo una vendedora desde su carro.
La gente se iba acercando más a él. "¡Dinos algo! ¿De dónde vienes? ¿Tienes padres? ¿Qué haces aquí?", decían. Alguno intentó defender a Vania: "Dejad al pobre muchacho en paz, ¿qué os ha hecho?".
Vania estaba muy mareado, creía que se iba a desmayar en cualquier momento. Reunió todas las fuerzas que le quedaban y gritó:
—¡¡Soy Vania, mi tía es el Hada Rosa!!
Pero entre tanto alboroto apenas le oyeron unos pocos.
—¡Soy Vania, mi tía es el Hada Rosa! —volvió a gritar.
La plaza volvió a quedarse poco a poco en un murmullo: "¿Vania?...El hijo del Hada Azul... Sí, el que se perdió. ¡No es posible..., habrá oído la historia como todos...".
Un grito se abrió paso entre el rumor de voces. Todos giraron la cabeza hacia atrás.
—¡¡¡Escuchadme!!! —gritó Simona subida a un carro.
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El Hada Mancillada
AdventureEl Hada Mancillada es un cuento infantil para adultos y niños a partir de 8 años. La primera impresión es que estamos ante un cuento infantil, pero es algo más que eso. Léanlo y disfruten! El Hada Mancillada también está disponible en Google Play, i...