Capitulo 2

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Se levantó sobre saltada con los gritos provenientes del corredor, hoy sería su primer día de clases por lo tanto estaba completamente nerviosa, al igual que su padre. Pero, más nerviosa le ponía saber que tendría que ir sola, ya que su padre estaría trabajando y no puede faltar, no le pueden descontar de su sueldo, ya de por si no gana mucho dinero y si falta se le hace peor. Su padre no está en sus mejores días, desde que su niña ha llegado a su casa, los gastos se duplicaron y el sueldo parece que cada vez disminuye más, a pesar de eso trata de seguir adelante.

Con un simple adiós se retira de la casa, deseándole suerte a su hija por su primer día en su nuevo Instituto. A pesar de que su padre no es una persona adinerada ni mucho menos, ella va a un colegio muy prestigioso debido a su beca,por sus antiguas calificaciones. Amaba la literatura por lo tanto, leía libros diariamente. Ella no era la típica chica tímida ni nada por el estilo, tenía una buena autoestima o eso era lo que demostraba en su antiguo instituto, así que a pesar de no estar muy segura de ir a este, no se siente menos que nadie, o eso es lo que piensa. Su mama tampoco era adinerada pero, si tenía un buen trabajo por lo tanto siempre usaba buenas ropas y esas cosas de típicas adolescentes. Ya con su padre era diferente, pero, lo quería y eso bastaba.

Luego de desayunar de dirigió a la parada de autobuses, para dirigirse a dicho colegio. Al llegar a este, se sorprendió mucho. Habían adolescentes corriendo por todos los sitios, unos con libros ,otros con teléfonos celulares y otro simplemente charlando animadamente con lo que suponía eran compañeros de clases, debido a que parecía que se conocían desde hace un buen tiempo ya. Para su suerte no distinguió a nadie con sus padres. Eso era raro, pero supuso que ya eran grandes para ir acompañados de sus padres, y quiso creer que estaban en el último grado y no en el segundo grado. Al llegar a la puerta del edificio se dispuso a entrar no sin antes mirar que salón le correspondía. Al principio estaba preocupada porque no encontraba su nombre en ninguna lista pero luego de lo que pareció una eternidad (aunque solo habían pasado algunos minutos) vio su nombre. Le correspondía el salón cinco y tendría historia, no era de sus favoritas pero, le gustaba. A pesar de que no le veía mucho sentido el tener que estudiar la vida de los muertos, le gustaba leer. Por lo tanto, le agradaba en gran parte. Al llegar a la puerta del salón se debatió en si golpearla o no entrar a la clase. Paso casi diez minutos en la duda, hasta que sintió una respiración bastante fuerte en su cuello que la hizo voltearse. Al hacerlo se topó con unos ojos azules fuertes. Supuso que era su profesor. Era un hombre de aproximadamente treinta años, alto, y un tanto apuesto para tratarse de un profesor. Con un simple gesto con la cabeza, le hizo seña para que pasase a la clase. Y si, se trataba de su nuevo profesor de historia. La clase transcurrió un tanto lenta. No se sentía para nada bien en ese lugar, las chicas la miraban con desprecio y los demás como si fuera un ser de otra Tierra. Definitivamente, no encajaba en ese lugar. Cuando el profesor termino de copiar en la pizarra le pidió a Nicole que se presentara para sus compañeros, ella bastante incomoda lo hizo, pero, nadie le prestó atención, todos seguían en sus respectivas charlas o juegos con el teléfono. Pero, a su lado una joven de cabello rubio, que parecía bastante amigable le sonrió. Parecía una buena chica.

Al terminar dicha clase, Nicole comenzó a guardar sus cosas y la chica rubia que la estuvo observando toda la clase se le acerco.

-Hola, soy Elizabeth. Sé que puede ser un poco difícil acostumbrarse a este colegio, pero estoy segura que lo harás.

Ella lo pensó un poco, no entendía de que hablaba esta chica, bueno, si lo hacía pero no quería creer que se habían dado cuenta de lo incomoda que estaba en esa clase.

Nicole con una sonrisa de lado le respondió no muy convencida.

-Eso espero.

No quería seguir manteniendo una charla con Elizabeth, no porque no le agradaba, si no por el simple hecho que necesitaba sumergirse en un buen libro para poder calmar sus nervios y así olvidarse por unos minutos el mundo exterior. Pero para Elizabeth no estaba en sus planes dejarla ir, sin más.

-Y ¿de dónde eres? Le pregunto esta última.

-Vengo de un pequeño pueblo al norte de Chicago.

Elizabeth la examino por un momento, sentía la necesidad de seguir manteniendo una conversación. Elizabeth no era nueva en el Instituto, pero no tenía amigos, por así decir. Quizás la chica nueva al no saber que Elizabeth era una gran "nerd" para todos, podrían ser buenas amigas, pensó.

Luego de que Elizabeth la convenciera de que fueran a la cafetería por un rato, estuvieron charlando acerca de todo. Pero, lo que más le llamo la atención a Elizabeth eran sus gestos al hablar, era una gran chica. Muy inteligente. Hablaron todo el almuerzo, acerca de libros. Las dos amaban el romanticismo por lo tanto, nunca se quedaron sin tema. Era muy fascinante charlar, estaban mutuamente entusiasmadas de encontrar a alguien tan a la par de la otra.

Después del almuerzo Nicole volvió a su clase, de esta vez tendría Matemáticas, las odiaba al igual que Elizabeth. Esa fue una de las cosas que también tenían en común. Pero, para su desgracia a Elizabeth el tocaba astronomía por lo tanto se separarían, pero combinaron de que esta ultima la pasaría a buscar a la hora del recreo.

Nicole estaba muy nerviosa para ese entonces. Nunca le había ido muy bien en Matemáticas y este año no sería su excepción. Al entrar al salón todos las miraron con caras raras pero, ni tanto como sucedió en Historia ya que había unas cuantas caras conocidas... Se sentó en último banco evitando todas las miradas de su compañeros. Pasaron diez minutos hasta que un chico bastante alto, con un cuerpo de horas en gimnasio, vistiendo un buzo deportivo y un jean negro entro a la clase. Con un gesto con la mano saludo a lo que supuso eran sus amigos, camino hasta el fondo, en el camino este la observo con desprecio. Sus ojos miel chocaron con los ojos azules del chico. Este se limitó a levantar una ceja y sentarse tras ella. A pesar de que trato de no darle importancia, le fue imposible. Sentía su mirada clavarse en su nuca. No soporto más. Se dio vuelta pero, para su sorpresa esta la miro con desdén. Dejándola mas incomoda de lo que ya estaba. Varias risas se escucharon, hasta que un imbécil grito tan fuerte que la sobresalto

-Oye tú, ¿En tu antiguo instituto también iban todas como mojigata?

Se quedó plasmada en su lugar, no podía, no debía levantar la vista. Eso era mucho. Estaba dolida. Que les sucede a los adolescentes de acá. Estaba vestida con un jean, un tanto viejo pero era su preferido. Con un buzo azul marino, tapando un poco más del muslo y sus converse negras. Para ella eso estaba bien, era un instituto que más da.

Luego de lo que pareció una eternidad las risas cesaron por una voz chillona que la hizo sobresaltar

-Lou ya cállate. Que no te das cuenta. La pobre chica viene aquí por una beca.

Dijo una chica con una mini falda que no dejaba nada que desear, un top negro y unas botas que tapaban moco más del muslo, dios pensó. ¿Quién se viste así para estudiar? Pero al darse cuenta que las chicas que la rodeaban también vestían así entendió, que esas chiquillas se trababan de las Barbies plastificadas que siempre se encuentran las instituciones.

Ya no podía, no aguantaba más la humillación. Para su suerte o mala suerte el timbre sonó. De inmediato se levantó para retirarse. Pero de nuevo el maldito chico cruzo mirada con ella. Maldito, ni su nombre sabía pero ya le caía mal. Le daba una muy mala espina.

-Eh,.. Son mis amigos. Son así, no lo dicen por mal, es que les gusta llamar la atención, ignóralos ya se les pasara.

No sabía si creerle o no, pero supuso que tenía razón. El resto de las clases, transcurrieron sin ningún otro inconveniente para su suerte. Tampoco estuvo en otra clase con Elizabeth. A pesar de las miradas de desprecio hacia ella por los otros estudiantes, agradeció que no pasara nada más que miradas. No estaría dispuesta a soportar más humillaciones por hoy.

Decidió irse caminando para desconectar su cabeza de todas las mierdas, por las que había pasado hoy. Para su sorpresa su padre no estaba en su casa. Por lo que se hizo una comida rápida y después de una buena ducha se dispuso a leer, hasta caer dormida. En sus sueños, solo la veía a ella. La extrañaba como a nadie, y aun no entendía porque la había dejado. Justo en estos momentos. La extraña. Extrañaba su antigua vida,pero al mismo tiempo no. La detestaba y se detestaba a si misma por ello. Antes solía ser una chica fría,sin sentimientos,sin importarle las opiniones de las personas a su alrededor. Una joven inteligente,calculadora y muy segura de si misma. Pero ahora podia entender que todo eso estaba por encima de ella misma. Hoy se había dado cuenta que no todo era como parecía. Ya no era la misma. Había cambiado. Ahora,era ella misma. Sin mascaras. Ya no mas.



Aún te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora