P.D. Soy yo

Nueva etapa...

Mis ojos se movían de un lado a otro, de arriba hacia abajo, viendo imágenes, contestando mensajes que recibía, me ardían un poco los ojos por el tiempo que tenía ya frente a la computadora, sentía mis ojeras aumentando cada vez que me sentaba aquí, cheque la hora rápidamente para seguir con mis asuntos 2:45am.

—Bah, es demasiado temprano, aun puedo estar un largo tiempo, hasta las 5am yo creo, puff... más tarde a la escuela, tengo que ver a todos esos ineptos – Refunfuñe al recordar que seguía asistiendo al colegio.

Cerré los ojos por 30 segundos al menos y al abrirlos vi un particular mensaje, era de una chica con la que había estado conversando hace tiempo, pero nunca habíamos hablado gran cosa, siempre era lo mismo, lo típico, pero algo me decía que tenía que hablarle, así que decidí contestarle el mensaje y cuando lo abrí me sorprendí demasiado.

— Hola Leonardo, sé que no hemos hablado demasiado, sé que no somos amigos, es más... me queda claro de que no somos nada más que unos conocidos. Pero necesito tu ayuda, no tengo a nadie más a quien le tenga confianza, mis amigos o los que creo que lo son, no están ahora mismo, estoy echa un lío en mi habitación tirada con papeles alrededor, una camisa cubierta y llena de mocos, sé que podría ser desagradable para ti saber estas cosas, pero quiero contarle a alguien esto. ¿Podrías ayudarme... o más bien al menos escucharme?

Comenzaron a cristalizarse mis ojos, esta chica estaba sufriendo, ¿Pero yo que podría hacer? ¿En que podría ayudar? apreté la mandíbula y mire la conversación sin dar una respuesta aun.

— Leonardo ¿Estás ahí? Siento molestar...

— Sí, estoy aquí, siento haber tardado en responder, quisiera poder ayudarte.

— Muchas gracias Leonardo.

— ¿Podrías pasarme tu número?

— Sí, claro.

Momentos después vi el número de Catherine, busque mi móvil y en unos segundos lo encontré pulse esos 10 dígitos y estaba por llamar.

¿Vamos que le dirás? ¿Que todo estará bien? Ni si quiera sabes a ciencia cierta qué es lo que sufre esta chica.

Moví la cabeza efusivamente de un lado al otro y pulse la tecla de llamar, uno... dos... tres pitidos y descolgaron el móvil de la otra línea, una voz titubeante, tímida y con un tono mormado respondió.

— L-Leonardo... ¿Eres tú?

Quien más sino niña.

Estúpido subconsciente.

— Si Catherine, soy yo – Sonreí mientras le hablaba lo más amable que podía.

Escuche como desde la otra línea se escuchaban unos sollozos, suponía que era Catherine, que no podía calmarse.

— L-L-Lo siento Leonardo – Dijo entre todo el llanto.

— Descuida, todo está bien – Le dije tratando de calmarla, pero hasta yo sabía que en ella a pesar de no conocerla bien, no marchaba bien su vida – Yo estaré aquí para ti siempre que lo necesites ¿Si?

— ¿Siempre? – Preguntó

— Siempre – Afirme sellando una promesa.

Vaya idiota que eres, te has metido en un gran lío Leonardo.

— Tsk... es mi problema si me meto o no en uno.

Ya tienes bastantes ¿te los tengo que recordar?

— ¡Cállate!

— ¿L-Leonardo?

JAJAJAJA Que idiota.