Calcetines Rojos

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Las casualidades son hechos que pasan al azar. Hechos no determinados e impredecibles que son perfectos para acabar con la cotidianeidad de la vida y con la calma de nuestras mentes. Ese es el propósito detrás de estas "coincidencias" que nos azotan a diestra y siniestra. Tal vez le parezca algo exgerado y dramático, incluso paranoico, pero tengo muy buenos motivos para hablar como hablo, para para actuar como actuo y para ser quien soy ahora.
Somos alrededor de siete mil millones de personas en este mundo, una cifra que puede variar mucho o poco ya que cientos, miles, o millones de niños nacen cada dia. Muchos crecerán sanos y se volverán muy inteligentes, irán a una buena escuela,se graduarán y tendrán un buen trabajo. Eso es lo que sus padres quieren, lo que la sociedad les pide para ser aceptados, y todo eso está bien. Pero también, todos los que inhalan el mismo aire que yo, incluyéndome, están a merced de la casualidad, de lo inesperado. Y no hay nada que se relacione más a todo esto que una muerte.
Esta llega de sorpresa, es algo que dice "hola" y "adiós" al mismo tiempo, como ese vecino que sale deprisa de su casa con el café en la mano por que se le hizo tarde para ir al trabajo. Resulta que esa misma mañana sólo que un poco más temprano, el despertador de la mesita de noche de nuestro vecino nunca sonó, tal vez se quedó sin baterías la noche anterior o tal vez solo culminó su período de vida útil al igual que a cualquier otra cosa le podría pasar.Ese es el problema con las casualidades, ¡todo y nada puede pasar en un instante o en muchos!. El caos y la locura estan a merced de la casualidad, ambos dispuestos a conspirar contra la vida.

Las casualidades abundan es este mundo causando estragos a las mentes de todos. Las pequeñas casualidades causan las mayores catástofes si éstas lo deseean. Nunca podremos controlarlas o siquiera entenderlas.
La noche anterior fui victima de esas casualidades, una reacción en cadena que se desató con el sonar de ún despertador a una hora poco común seguido de no poder encontrar mis calcetines rojos favoritos.
La sorpresa fue tan hermosa y confusa que no tuve más opción que ceder ante esto, me entregué sin mucha resistencia y presencie la fuerza de la casualidad a plenitud.Sin mediar palabra alguna, me resigné.
Hubo gritos desgarradores y estallidos de furia roja durante toda la madrugada. Sonidos espeluznantes que nunca serían oidos por personas ajenas a ese instantes, ni repartidores de periodicos madrugadores ni veladores fieles a sus rondas por las calles oscuras, ninguno oiría algo por que así lo determinó la casualidad. Un cruel crugido de huesos y chirridos de muebles se juntaban formando una hermosa sinfonía, era una lástima ser el único al que se le perimitió disfrutar de tal pieza maestra pero todo no era color de rosa para mi, aun me sentía incompleto porque la casualidad me habia robado algo muy preciado.
Fue un costo muy alto el que me habia impuesto la casualidad para poder presenciar la función de esa noche, un costo que nunca acepté pagar pero que ésta cobró sin dejarme acariciar la idea siquiera. Seguramente sabia que me negaría rotundamente al saber el precio tan alto a pagar.
Al salir el sol esa mañana estaba algo entristecido por los sucesos de esa noche, sería muy difícil llegar a olvidar todo lo que sucedió aunque tampoco es como si quisiera hacerlo. Opté por salir a regar el jardín como todas las mañanas, eso siempre me animaba y ayudaba a calmarme, despues de todo eso era lo que ayudó a los doctores a decidir que ya estaba curado por que sólo alguien que está sano podría ser conciente de las necesidades de otro ser vivo aunque estos resultaran ser unas plantas.
Me coloqué mis pantuflas como siempre, aunque hoy me se sintieran mas pesadas de lo habitual. Tomé la manguera con mi mano izquierda y mi café con mi mano derecha como siempre. Sólo que esa mañana habian dos cosas fuera de lo habitual. Y una de esas cosas era que mi vecino se habia retrasado tanto que cruzó su jardin corriendo y no notó mi presencia.
Es una lástima por que queria que viera mis nuevos calcetines rojos que me hizo mi familia. Mi vecino siempre es muy atento con lo que lo rodea pero tal vez era mejor asi, mi calcetines rojos aún estaban algo frescos, lo sé por que seguían goteando un poco y por eso dejé algunas marcas rojas espesas mientras caminaba por la acera que rodea mi hermoso jardin, sería un poco vergonzoso pero al final mi vecino no lo notó y estoy bien con eso.
Hay veces que la casualidad no es tan mala con nosotros, gracias a ella mi vecino no notó lo que había ocurrido y pude seguir regando mi hermoso jardin esa mañana sin tener que ser interrumpido, ya luego me encargaría de limpiar la casa y esconder los cuerpos de mi familia pero primero, ¿debería mostrarle mis calcetines rojos a mi vecina? sería grosero de mi parte no hacerlo, después de todo ella está viniendo a saludar tan cálidamente como lo hace todas las mañanas.

La última hoja de mi libretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora