Metamorfosis

Sonrisa

Ella. Siempre con una sonrisa en su cara. Su ropa siempre tiene manchas. ¿No podrá disponer del dinero para lavarla? Nadie sabe nada de ella. Callada. Nunca nadie la escucho emitir algún sonido. Pero es esa boca y esa sonrisa lo que me paraliza. Siempre la veo de lejos. Mirando a través de la ventana de su casa; con esa sonrisa que malditamente dibujada te ataca. Solo con la mirada y aquella sonrisa. Falsa.

Su baño esta bañado en sangre. ¿Un aborto? ¿Alguna hemorragia? ¿Un corte? En el botiquín hay hilo y agujas. La cocina también. ¿Habrá matado algún animal? ¿Se estará desangrando? No lo sé. Solo sé que en esa casa sucedía lo inexplicable. Nadie sale, nadie entra. Pero hay un ser vivo dentro. Ella.

Pero... ¿Será un ser vivo o solo una proyección de la mismísima locura en sí? ¿Estará poseída? No. No lo creo.

No está en la ventana ahora. Está dentro, en su baño. La sangre es salpicada a montones. Y ahí está ella. Tiene un cuchillo en su mano. Y ahí está esa sonrisa. Falsa. Cosida en su cara. ¿Qué es todo esto? ¿Alucinaciones mías? ¡No! Es todo verdad. Todo real. Sigo viéndola, no puedo apartarme de esta escena. Esta acuchillándose. Tiene los huesos al aire libre. Sus piernas extremadamente delgadas mutiladas gravemente por ella misma. Levanta sus ojos hacia mí. Está llorando sangre. Esta cubierta de sangre. Parece no importarle mi presencia. Sigue lastimándose poco a poco. Como si disfrutara el sufrimiento, el dolor, la pérdida de su sustancia vital. Ese rojo vivo. Ese color que tiene su preciada sonrisa.

Nunca más me olvidé lo que vi. Obsesionada con sus mutilaciones, me invadió una enérgica convicción de que era mi único camino. Fantasías. Esa sonrisa cosida se apoderó de mí. Hasta el punto de llevarla yo misma en mi cara. Ahora soy ella misma. Mi sonrisa ahora es por siempre. Marcada en mi cara falsamente. Me siento bien con lo que hago y veo. En el botiquín tengo el mismo hilo y las mismas agujas. Todo rojo. Sangre. Me miro al espejo y sonrío interiormente. Esto es lo que soy. Ella.