Capítulo 2

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Los brujos se diferencian de los humanos en muchos aspectos. Nuestra velocidad, fuerza y resistencia son mayores. Nuestra capacidad mental es admirable, y supera con creces la de cualquier humano, además, somos más longevos. Pero sin duda, la característica que de verdad nos diferencia es la capacidad de utilizar el fuego vital. Esto nos convierte en una raza diferente, yo diría incluso que ni siquiera somos humanos.

3er Tratado: Sobre los brujos y sus características.

Giovanni Bianco, brujo sanador.




—¿Pero qué demonios haces? —gritó terriblemente asustada la hermana mayor.

—Utilizar un hechizo de sueño, ¿qué creías que era?

—Sabes que no podemos realizar magia de ese nivel todavía, ¡aún no estamos preparadas! Podrías haber hecho algo horrible: borrarle la memoria, volverle loco, ¡o incluso matarle!

—¿Tenias tú alguna idea mejor? —inquirió ya enfadada la pequeña— Porque si es así estoy dispuesta a escucharla.

—Deberíamos llamar a la tía...

—¡Ni se te ocurra! Nos matará en cuanto se entere, primero por no terminar la misión y después por esto. Nos ocuparemos nosotras.

—¿Y cuál es tu próxima idea, genio? Porque ninguna de las dos sabemos hacer un hechizo de borrado.

La hermana pequeña meditó durante unos segundos mirando al dormido muchacho.

—¡Lo tengo! —gritó de repente— Nos lo llevaremos a casa...

—¡¿Que vamos a hacer qué?! —le interrumpió la mayor— Ahora sí que te has vuelto completamente loca Liz, voy a contactar ahora mismo con la tía Dolly...

—¡Déjame terminar Alex! —Liz suspiró exasperada, pero su hermana esperó a escuchar su plan— Nos lo llevamos a casa, y allí cogemos uno de los libros de la tía y buscamos el hechizo de borrado, le borramos el recuerdo de nuestro desafortunado encuentro y le sacamos de nuestra casa.

—Pero puedes haber hecho mal el hechizo...

—¡Alex, confía en mí! —la hermana mayor miró con desconfianza a Liz y al durmiente muchacho.

—Está bien —accedió finalmente.

—Genial. Ahora ayúdame a levantarle.

—¿Vamos a cargar con él? Paso.

—¿Y cómo pretendes que le llevemos hasta casa, princesa? Vamos, ayúdame a cogerle, yo sola no puedo.  —Alex, desganada, finalmente se acercó al muchacho y entre las dos pudieron cargar con él.

—En realidad sí que puedes, pero no te da la gana cansarte.

—Eres una quejica, tampoco pesa tanto.

—Por eso mismo podrías cargar tú solita con él...

Las dos hermanas continuaron discutiendo hasta que llegaron a su casa. Aparentemente el edifico en el que vivían era un viejo piso de tres plantas, silencioso y con una fachada sucia. No se molestaron en mirar si alguien las había visto, sabían que por allí no había nadie. Entraron en un portal normal y corriente, y subieron las escaleras hasta el segundo piso. Sólo había una puerta que se abrió... ¿sola?, cuando la alcanzaron. Entraron en la casa y soltaron al muchacho en una especie de sofá.

Las Dos Brujas: HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora