Carta de unos sentimientos confusos.

1.5K 101 21
                                    

Título: Carta de unos sentimientos confusos.

Pairing: Hak x Yona

Disclaimer: Akatsuki no Yona no me pertenece, todos sus derechos son exclusivos de Mizuho Kusanagi. Yo sólo me dedico a fangirlear un poco.

*********************************************************************

<< Nunca había pensado que la realidad podía estar en el mismo lado que los sueños y las pesadillas. Cada vez que me he dispuesto a abrir los ojos y mirar en la situación que me encuentro he tenido que parpadear y adaptarme a la oscuridad de mi propio futuro. Se me hace tan duro aún que el corazón se me oprime, como recordando que debo seguir con esta responsabilidad, con este deseo que yo misma he creado ¿Estarías orgulloso de mi, padre? >>

Quizá si aún siguiera viviendo en el palacio la lluvia le habría causado un sentimiento desagradable, se habría quejado, pataleado y bufado las mejillas por no poder disfrutar aquel día con Soo-Won, pero sin duda la mente de las personas podía ser tan cambiante que aquella suave brisa que se colaba en la tienda donde ella dormía le resultaba hasta agradable, incluyendo aquel olor a tierra mojada que le hacía recordar cómo cada día seguía viva, haciéndole entender que su vida no había acabado aquella noche que cumplió los dieciséis años. Estaba empezando a vivir, no sólo por todas las personas de Kouka, sino por ella misma.

Se levantó con cuidado intentando hacer el menos ruido posible, se acomodó su ropa y fue saltando los cuerpos de sus cuatro dragones, los cuales aquella noche habían decidido que debían proteger a su princesa dándole calor. Una sonrisa escapó de sus labios cuando recordó las risas de aquella noche, donde Hak refunfuñaba por el poco espacio que había en la tienda para siete personas, a la vez que Jae-Ha se disponía a molestarlo con algunas de sus picosas palabras, pero ahora tan sólo había silencio. El Sol aún no estaba dispuesto a salir y todos sus compañeros y amigos dormían plácidamente tapados con una manta de color marrón, (Debía decir que no era muy caliente, pero era un gran privilegio si esa excusa la hacía poder dormir con todos)

- Qué frío - Susurró suavemente acariciándose los hombros con cierta brusquedad para hacerse entrar en calor. Cogió sus flechas y se adentró en el bosque, donde su diana fue la manzana más lejana que aún se encontraba agarrada por las ramas de su respectivo árbol. Tomó la flecha y la colocó con la destreza que había aprendido en aquellos años donde había decidido ser fuerte, tensó el arco con toda su fuerza y resistencia y apuntó a la fruta como si esa diana le diera la victoria de algo suculento, y así lo hizo, en tan sólo unos segundos la manzana cayó al suelo con la flecha incrustaba. Como si se tratase de un halcón cazando volvió a tensar su arco dejando que la gravedad y su puntería le regalara unos cuantos alimentos más para su desayuno y el de sus compañeros. Se sentó en una rama y las cogió todas entre sus brazos con una sonrisa victoriosa.

- Seguro que a todos les parecerán un desayuno delicioso - Cuando se dispuso a levantarse escuchó un ruido seco tras ella. Miró a todos lados frunciendo un poco el ceño sin comprender que había sido aquel pequeño estruendo ¿Quizá se le había caído algo? Se agachó dejando las manzanas a un lado, su sonrisa desapareció al ver aquel tocado de flores rosas que aún le acompañaba estaba tras ella, intacto como el primer día, con cuidado lo cogió entre sus manos con cierta seriedad y rabia ¿Por qué aun lo conservaba? Cada vez que lo veía entre sus pertenencias se lo preguntaba ¿Por qué? Se sentó en el suelo moviéndolo con una de sus manos de un lado a otro perdiéndose en sus pensamientos. Sus recuerdos se cernían a su vida en el palacio, su vida delicada, su devoción y entusiasmo por casarse con aquel hombre que había matado a su padre. - ¿Me hace seguir adelante ese recuerdo? - Se preguntó así misma - ¿Es el amor hacia él lo que me hace conservarlo? Se abrazó así misma colocándolo en su pecho, lo abrazaba, recordaba cuando el rubio había elogiado su pelo, y sin embargo no podía pensar nada sobre él acerca del presente... Cogió un poco de aire conforme se lo guardaba entre su ropa y cogió las manzanas, aún quedaba un largo viaje para acabar con todas las justicias de su reino como para preocuparse en aquello. El Sol comenzaba a iluminar aquel día que empezaba para ella y debía aprovecharlo...

Carta de unos sentimientos confusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora