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 En el almuerzo saque lo que había traído para merendar, saque la cantinita con cereal integral y la leche. Busque en mi bolso la cuchara y me dispuse a comer. Becky me mostro su almuerzo, rodé los ojos.
– ¿Cómo es que comes tanto?
–Venga ya, esto esta delicioso.
–Y esto también.
Vimos a los chicos sentados unas mesas mas allá, estaban los cinco y unas quince chicas a su alrededor.
– ¿Iras? –me gire hacia Becky quien se lamia los dedos.
– ¿A dónde? ––pregunte.
–Al baile, es el viernes. ¿Iras?
Nunca iba a los bailes, tal vez porque nadie me invitaba, además tenía trabajo y casi nunca tenía tiempo libre.
Me encojo de hombros. –No estoy segura. –digo.
–Pues claro que iremos.
–Tengo trabajo y tú lo sabes.
–Puedo hablar con papá.
–Beck, no puedo decirle a tu papá que no iré a trabajar porque quiero ir a un baile, sería una locura.
Beck se encogió de hombros, la campana sonó y ambas nos levantamos para ir a clase. Al salir de la escuela me senté a esperar el bus leyendo una novela. Beck tenía auto pero no podía llevarme a casa, ella tenía que ir por sus hermanos y llevarlos a casa y no había espacio para mí.
–Hey camarera, ¿Iras al baile? –pregunto Alice.
–No estoy segura.
–Nunca vas, porque nadie nunca te invita ¿verdad? En cambio a mi me sobran las invitaciones, todos andan comiendo de mis manos...
–Todos andan comiendo de tu entre pierna, porque se las abres a todos. –dije molesta.
Todos los que estaban alrededor empezaron a reírse de ella, esta, humillada se marcho. Me sentí un poco mal por ella. Esta no era yo. Insultando a los demás y sacando sus trapitos al sol. Cuando el bus llego, me subí a él y me senté para seguir leyendo.
Me coloque los audífonos y escuche música mientras leía: Hush Hush. Llegue a casa y deje mi mochila en el living, subí a mi cuarto y me duche para ponerme mi uniforme. Lo odiaba, esa camiseta me quedaba por encima del ombligo y la falda me quedaba igual de corta. ¿Saben de quien fue la idea de este uniforme? Si, Becky. Doña perfección y su cuerpazo hicieron este uniforme para nosotras, Becky estaba en la caja registradora y su padre era el cocinero. Habíamos unas tres camareras aquí.
Prepare la comida para la abuela y para mi, comí y le deje a ella. Probablemente estaba en el hogar de ancianos visitado sus amigos.
Era bueno, porque así no estaba todo el tiempo sola. Me coloque los audífonos y empecé a caminar, a unas cuadras quedaba el Café de Beck, era del padre de Beck y este me había conseguido un empleo. Puesto que la pensión que el gobierno le daba a la abuela no serbia para pagar todos los gastos.
Cuando entre en el café, la campanita de la puerta sonó, salude al padre de Beck y me senté a esperar a que abrieran.
–No sé porque dices que no tienes buen cuerpo, ¡Mírate! Te vez fabulosa. –rodé los ojos hacia Beck, en realidad no me veía nada mal.
En unos minutos las personas empezaron a llegar el lugar, algunos eran de la escuela y otros eran completos desconocidos.
–Mira, allí viene James con la perra.
Mire hacia la puerta, por ella venia entrando Niall y sus amigos y Alice y sus amigas. Se sentaron en una mesa todos juntos, tome diez menús y fui a llevárselos.   


We are Strong |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora