Mi Último Latido

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Si ya les paso me avisan si



Viendome en el espejo de un carro lo que he visto por 16 años, grandes ojos cafes, risos suaves y haciendo juego con mis ojos, tez palida y triste estatura. Siempre he sido de emociones fuertes, la felicidad es muy grande y la tristeza indomable, junto a otras emociones que siempre me han dominado. Despego mi vista de la ventanilla para ver el cielo y notar rápidamente que está oscureciendo. Mejor me apuro, mis sobreprotectores padres se angustiaran si llego tarde a casa, sé que me aman, pero a veces quieren volverme loca.
Iba caminando por las sucias calles de mi cuadra, cuando sin notarlo me topo con un chico, alto y guapo, de características finas y recién salido de la adolescencia, al solo verlo quede encantada... es que, vamos! Parece el Brad Pitt del vecindario. Me quedo mirandole, casi segura de tener la boca abierta cuando él me habla.
-disculpeme hermosa señorita, no veía por donde caminaba-
-oh- digo, mientras siento mis mejillas arder- no te preocupes, también ha sido mi culpa- el chico me miraba cual piedra preciosa, y esto solo me hizo sonrojar más.
-Siempre es un placer toparse con jovencitas tan hermosas, mi nombre es Dann- estira la mano en un gesto formal, y yo la recibo.
-mucho gusto, soy Christine -
-Un nombre hermoso, hace juego con tu rostro- creyendolo imposible, mis mejillas me ardían aún más. Sin poder aguantar más un segundo bajo su escrutinio, disimulando ver el tiempo me excuso
-ya es muy tarde, debo marcharme- Dann pone cara pensativa y responde
- ¿Puedo acompañarte hasta su casa?- sin mucha convicción e incluso un poco asustada, asiento. Caminamos poco más de una cuadra para llegar a mi casa, es pequeña pero cálida, Dann toma mi mano y le da un dulce beso en el reverso de mi palma
-espero verte pronto, muñeca- volviendo a sentir el familiar ardor en las mejillas, solo puedo asentir. Entro en mi casa y saludo rápidamente a mis padres para poder ir a mi habitación. Hago un repaso mental sobre aquel chico, sus penetrantes ojos, su sonrisa, sus labios...sip, definitivamente es apuesto.
3 dias luego, me despierto temprano para ir al colegio, las clases son tan aburridas como siempre y yo cuento las horas para irme a casa, llevo 3 días sin ver a aquel chico, debí suponer que sería solo cuestión de puras palabras bonitas. Por fin ya de camino a mi casa, siento a alguien detrás de mi, coloca rápidamente sus manos sobre mis ojos y yo me asustó casi al punto de ataque cardíaco, cuando un cálido aliento sopla en mi mejilla en tono juguetón.
-adivina quien es- sonrió de forma estupida pero feliz a la vez
-Dann- digo al momento en que retiro sus manos y me doy la vuelta para verle. Es tan apuesto como lo recuerdo y... dios... si que es ardiente
-me recuerdas- dice con una sonrisa de lado...si, definitivamente es ardiente.
-por supuesto - le digo, en un tono que creo yo es coqueto, soy muy mala en eso que tiene que ver con chicos, por no decir que soy un desastre. Dann me toma de la mano y me lleva a un restaurante, comimos y hablamos sin cesar, ni siquiera intentaba disimular ser coqueta o algo, solo tenía que ser yo misma, él era tan seguro y me hacía sentir segura a mi. Estuvimos saliendo por alrededor de 2 semanas, y cada una de las citas fue incluso más perfecta que la anterior.
Hoy saldré con Dann de modo formal, lo presentaré a mis padres como mi novio, sé que se pondrán algo estrictos, pero Dann lo vale, ellos entenderan.
Al llegar la hora y ya lista, bajo las escaleras anunciando a mis padres su llegada.
-papa, mama, tengo algo que decirles- digo, acercandome a la puerta, la abro con delicadeza, enseñando así el apuesto chico que se encuentra al otro lado.
-este es mi novio, su nombre Dann- la cara de mi padre se matiza a un ligero rojizo mientras mi madre sonríe con dulzura. Tras 15 eternos minutos de hablar con mis padres, y Dann siendo el perfecto ejemplar masculino, logramos salir de casa con un papa y una mama rebozando felicidad.
Fuimos a un hermoso restaurante, comimos helado, nos besamos tiernamente y paseamos un rato. Ya por finalizar nuestra perfecta velada, me siento de copiloto en su auto y él de piloto, antes de que pudiera arrancar, tomo su rostro y lo acerco al mio, besando suavemente sus dulces labios, saboreando su alrededor y metiendo mi lengua para acariciar la suya. Sus expertas manos acarician mi espalda y me jalan más hacia él, devorando mis labios, como si muriera de hambre y yo fuera su alimento. Necesitando de más, meto mis manos por su camisa y le acarició directamente la piel, esta caliente y suave al tacto.
-princesa, no quiero hacer esto aquí, te mereces algo mejor - sorprendida por sus palabras intento protestar, pero me sella los labios con otro beso y se separa para poder poner el carro en marcha. Toma mi mano por todo el camino, al llegar a su casa, baja del vehículo y me abre la puerta, tomando mi mano me lleva hasta el interior de la casa.
-bonita ca...- ni siquiera pude terminar la oración, puesto que sus labios ya estaban nuevamente sobre los mios, empujandome contra la pared me besa con furia, pegando su cuerpo al mio mientras yo le doy la bienvenida a su ereccion que choca contra mis caderas. Alzandome del piso, enrollo mis piernas en su cintura mientras él me lleva hasta su cama, me acuesta con ternura mientras se quita la camisa, y vuelve a besarme, empezando por mis labios, haciendo su recorrido hacia abajo, y así, sin restricciones, hicimos el amor.
A la mañana siguiente, despierto con la sensación aún presente en mi cuerpo, palmeo el puesto a mi lado y me levanto de golpe al ver que está vacío. Al subir la mirada a la almohada, veo un pequeño sobre con mi nombre escrito al frente, lo tomo con manos temblorosas para leer su contenido.
"Mi amada Christine, tuve que salir por una emergencia, y al verte dormir, no tuve el valor para despertarte. come, duchate y vistete, fuera estará un carro esperando para llevarte a casa. Volveré pronto mi tesoro, cuento los segundos para estar otra vez a tu lado.
Pd: Te amo."
Abrazandome a la nota, hago lo que me pide.
Han pasado 5 semanas que no sé nada de Dann, los días se hacen cada vez más largos y las noches más insoportables. El vacío en mi corazón se hace más grande con cada segundo que pasa y mi ansiedad cada vez es peor. No como, no duermo y apenas logro beber algo de agua. Los días ya eran bastante malos sin él a mi lado, cuando aquella prueba me dijo que estaba embarazada, casi caigo en la histeria. 8 días después de aquella prueba, Dann llamó a mi casa para disculparse por su ausencia y diciendome que me extrañaba y que volvería pronto, no pude aguantar la felicidad de aquella llamada y sin poder resistirlo más, le doy la maravillosa noticia de nuestro bebe, Dann se queda callado por breves segundos y yo asustada le pregunto si algo andaba mal, pero mi amado estaba tan contento con la noticia que decidió volver a casa en cuanto antes. Me abrazo a mi pequeño bebe, el recuerdo que me da fuerzas de esperar cada día por el hombre que se aferró a mi corazón, me despojó de mi pureza y me obsequió el regalo de la vida en mi vientre. Sentada frente de la ventana, llevo 4 días esperando su llegada luego de aquella llamada. viendo el sol esconderse para dar paso a la luna, escucho un golpeteo en la puerta
-adelante- digo, mientras veo los rostros de mis padres al entrar - sucede algo?-
-hija, tenemos que decirte algo- mi madre me abraza con fuerza sollozando en mi hombro, mientras mi padre solo se queda ahí, mirandonos con la tristeza marcada en sus ojos.
-mama, papa ¿que sucede?- digo con desesperación. Mi madre solo me abraza mientras mi padre se aclara la garganta.
-hija... acabamos de ver las noticias. Un avión chocó esta madrugada. Todos los que estaban a bordo murieron...- mi padre deja la frase sin acabar mientras siento como mi corazón se detiene, no, Dann no podía ir en ese avión, el me prometió que vendría, que estaría conmigo, con nosotros. Me acarició el vientre mientras intento pronunciar palabras
-Dann...- es lo único que logro decir y es suficiente, mi padre da un solo asentamiento y mi madre me abraza con más fuerza. Sin siquiera notarlo, lágrimas corren por mis mejillas, Dann esta muerto.
-quiero estar sola- digo, sin vida en mi voz. Mis padres asienten a mi pedido y salen por la puerta, dejandome sola con mi dolor. Me limpio las lagrimas de mi rostro, que rápidamente son sustituidas por más. No siento mi corazón, no siento nada. Me levanto mientras continuo acariciando mi vientre. Mi hermoso bebe, sé que será igual a su padre. Un padre que nunca podrá conocer. Sin pensarlo me siento en mi cama, tomo varios frascos de pastillas y las vacio en mi mano, tomo el vaso de agua que está en la mesita y sin una pizca de remordimiento las tomo todas de un solo trago. Me recuesto en mi cama, aún acariciando mi abdomen, suspirando por el hombre que amo y al bebe que nunca podré conocer. Diciendole a mi bebe que pronto estaremos con su padre, arrullando su cuerpecito en nuestros brazos y siendo la familia que mereces, despidiendome de este mundo, y rogandole a mi amado que me espere, pues pronto estaremos juntos nuevamente. Sonriendo ante este pensamiento, mi visión se torna borrosa mientras siento como mi corazón da su último latido.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2015 ⏰

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