Hoy hace 3 años que el hermano de Patricia fue asesinado. Asesinado por una banda callejera, que solo querían un par de billetes, que él llevaba para ir a comprarle un regalo a su madre, enferma de cáncer, que con éxito ya había superado.
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También es hoy mi 21 cumpleaños, el que, como todos los años pasaré sola, ya que mi padre es un borracho y un cocainómano. En una de éstas, pegó al camarero del bar, éste le denunció, y ya lleva dos fines de semana en la cárcel, solo porque no se digna a portarse bien para que le dejen salir.
Mi madre, hecha polvo, por la fecha de hoy, se ha encerrado en su habitación a llorar. Ella dice que está bien, pero todos sabemos que no, que no hay noche en la que no llore por Thomas.
Voy a celebrarlo con James, el cual me ha invitado a cenar. Antes, decido pasarme por la celda 87, dónde mi padre ha residido durante estas dos últimas semanas.
-Hola, papá- Le digo bajito- ¿Qué tal?
-Hola, niña, ¿Qué haces aquí?- Su voz suena áspera, sin ganas de hablar. Sus ojos rojos después de una noche sin dormir y su barba descuidada, demuestran su poco aprecio hacia la vida.
-He venido a verte, hoy es mi cumpleaños, y quería decirte que aunque no estés me voy a acordar mucho de ti.-Se levanta y se acerca a mí. Me da un sobre con unos polvitos blancos. Esos polvitos, por los que tanta gente muere. Cocaína.- ¡Papá!
-Shhh, es por tu cumpleaños, no digas nada, vete.-No podía dejar que él tuviera eso, no podía cogerlos, yo tampoco. Pero tampoco podía decirlo, le alargarían más la condena.
"Dilo" decía una voz dentro de mí, "Es mejor para tu padre, le mandarán a rehabilitación y saldrá de aquí". Decido hacerle caso.
-Lo siento, papá- Le cojo la mano a través de las verjas de la celda.- Señor, regístrele, me ha dado esto-Digo enseñándole el sobrecito.
-Estúpida cría, ¿¡No ves lo que te estoy dando?! - Acto seguido me coge del pelo, obviamente iba colocado, y me tira de él. El guardia corre rápido y nos separa, pronto aparece un segundo señor seguido por otros tres, que me cogen, y cuidadosamente me separan. Pero todavía me sigue agarrando. El primero coge una vara eléctrica y le da en el costado.
-¡No!-Grito, no le puedo ver sufrir, aunque él me haya hecho daño, es mi padre y no puedo verlo.- ¡No sabe lo que hace!
Pronto me alejan de allí, me llevan a la enfermería.
-No es nada, de verdad.
-Bueno, tienes una herida-Me dice la enfermera, examinándola. Me duele cuando me gira la cabeza y la toca. Está justo en el lateral izquierdo de mi labio inferior-Por suerte, no harán falta puntos, te pondré una tirita de aproximación y ya podrás irte- me coloca la tirita, al principio duele, pero pronto para.-Lista. Pasa por el mostrador, antes de irte.
Cojo mis cosas y salgo por la puerta de la enfermería, en cuanto llego al mostrador, un guardia de seguridad, me espera.
-¿Vas a poner denuncia? - Me pregunta. Niego con la cabeza
-Es mi padre- No sé muy bien a quién va dirigido eso exactamente; si hacia el guardia de seguridad o hacia mi misma, en un intento de compasión.
Con paso decidido salgo de allí.
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La locura del camino rojo.
Teen Fiction3 años desde la muerte de mi hermano Thomas. Mi padre en la celda 87. Mi 21 cumpleaños. Un piso para 2. Demasiados secretos para 1 solo. Entonces, aparece él. Todo es cuestión de cifras rojas.