Capítulo 25 - Una nueva vida

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El juez Emerson ya había escuchado todos los puntos de vista sobre ese caso, se había topado con mujeres algo locas por un hombre pero esta señora se había llevado el colmo. Había amenazado a una pareja, había contratado a unos matones para que agredieran al compañero de piso de señorita McLane y encima seguía negando ser ella, por mucho que la caligrafía de su agenda coincidía con la de las notas amenazantes y todas las pruebas apuntaban hacia ella.

-Declaro a la acusada culpable- dijo el juez sin pensárselo dos veces, ni siquiera había podido dudarlo en algún segundo.

Se vieron caras de felicidad en la sala y a la vez la mujer acusada negaba con la cabeza, también lo hacían las tres mujeres sentadas detrás de ella.

Una de ellas era la señora Bieber, la madre del hombre que acusaba a Abby de amenazas e agresión.

La mujer se había presentado en Irlanda ese mismo día a las nueve de la mañana, con un traje formal de color crema que resaltaba el color de sus ojos. No se había acercado a la que ahora era su nuera, o eso creía, pues su hijo sostenía a esa mujer de la mano como si fuera un salvavidas.

Ella no podía creer que Justin hubiera dejado a una mujer como Abby por otra, exactamente por esa chica que aun que ahora se hacía llamar de otra manera seguía siendo _____McLane para ella. La vecina de Los Ángeles, la niña que había vuelto loco a su hijo durante todos sus años de adolescencia, esa niña había vuelto para quedarse y arruinarle sus planes, los planes de unir a dos de las familias más importantes de Los Ángeles.

A la otra banda de la sala se encontraba su hijo Drew vestido con un traje oscuro, recordándole en cada segundo a su difunto marido, el cual les había fallado a los dos. Su hijo había decidido cambiarse el nombre por Justin el día del suicidio de su marido, dejando atrás el pasado de la familia Bieber junto a su nombre y ella incluso había llegado a creer que habían dejado atrás a esa muerta de hambre, a ________ McLane.

***

Justin veía desde el otro lado de la sala a su madre, tan correcta como siempre con los labios pintados de un tono rosado a conjunto con el traje que se había puesto para esa ocasión.

Habia recibido algunas llamadas suyas estos últimos días en donde ella le rogaba que recapacitara, que olvidara el tema y perdonara a Abby. La llamaba "mujer de provecho" y juraba que alguien tan honrado como ella no podía ser la culpable de esas múltiples amenazas hacia la que ahora era su chica, su ______, su Juliette. Suya.

-¿Podemos irnos de aquí?- me preguntó ella.

Habíamos hablado durante días sobre nuestro futuro y me había convencido para hacerles una vista a sus padres en España para poder empezar de nuevo una relación que había estado demasiado magullada. Yo había pensado en miles de ocasiones como poder pedirle matrimonio aún con el miedo de que ella dude y me dé un no por respuesta, pero quien no arriesga no gana y a mí se me conocía como el rey del arriesgo y esta vez no dudaría ante eso, ella sería mía totalmente.

-Claro cariño, camina hacia el coche. - Besé su cabeza- Debo hablar con mi madre.

-No tardes por favor- rogó ella.

Lo que menos deseaba era separarme de ella pero debía hacer esto antes de poder coger ese avión hacia España.

Mi madre se acercó a mi siguiendo con su mirada oscura a Juliette. Detestaba que la mirara así, como si ella fuera alguien maligno o como si hubiera hecho algo malo cuando ella era la mejor persona en esa sala.

-¿Qué deseas?- le dije tajante.

-Deseaba poder hablar contigo pero veo que estás demasiado ocupado como para dedicarle algunos momentos a tu madre- dijo ella.

Ni siquiera hablando conmigo dejaba ese tono tan perfecto.

Después del suicidio de mi padre había dejado de ser una persona cariñosa, había dejado de llamarme cariño o de asomarse por mi puerta para asegurarse de que estaba estudiando.

Ella seguía mirando hacia la puerta.

-No te permito que la mires así, ella es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo así que ni se te ocurra volver a hacerlo.

-¿Cómo?- dijo incrédula - Has cambiado a la mejor mujer que podías tener por una escritora sucia y muerta de hambre que no es nadie en esta vida y ahora encima le faltas el respeto a tu madre ¿Quién eres tú?

-Ahora mismo soy el hombre mas feliz del mundo con esa mujer que me está esperando fuera, con la que me casaré muy pronto y tendremos unos hermosos hijos a los que no les permitiré llamarte abuela. No te mereces que te llamen nunca abuela.

El rostro de mi madre cambió totalmente, afectada por mi respuesta calló cualquier acusación contra Juliette.

-¿Realmente me detestas tanto?

Lo hacía.

-¿Cómo pudiste contratar a ese abogado para que se pusiera en contra nuestra? ¿Cómo te atreves a acusar a Juliette de mentirosa?

-Esa no es Juliette, esa es _____ McLane, la muerta de hambre que te pasaba drogas en tu adolescencia ¿no lo recuerdas?

¿Cómo? Ella creía que Juliette era la que le daba las drogas cuando había sido totalmente lo contrario, yo se las había dado a ella.

-No, eso no es cierto. Yo las compraba y se las daba a ella, ella ni siquiera consumía siempre. Ella se aseguraba de que yo estuviera a salvo, tú ni siquiera me preguntabas para qué eran esos miles de dólares al mes. Tu eres la culpable de esto mamá, ella es el ángel que me salvó la vida.

Y diciendo esto me dirigí hacia la puerta, pues una nueva vida iba a comenzar tras las puertas de ese juzgado. La vida entre los McLane y los Bieber.


Di que me recordarás - Justin Bieber y Tu. [2nda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora