Me odio por amarte

Para: Mi odiada Samara

Sabes... no todas las historias de amor son melosas y llena de colores, no todas las historias es el príncipe hermoso de ojos azules en su llameante corcel blanco quien salva a la princesa de los monstruos... algunas veces... tan solo me pregunto... ¿Por qué no muero?

Esta es la historia de un joven que pese a las adversidades decidió no darle gusto a la vida que intento destruirlo, acompáñame en este evento que ni cambiara tu vida ni tu forma de pensar.

Como todo día normal, la joven preparatoriana Samara Nelly Hernández Gómez pero le diremos Samara de cariño, bueno como decía, la joven Samara se dirigía a su escuela una de las mejores escuelas a nivel mundial el colegio Mc Walker la cual dirige desde secundaria hasta universidad y es considerada la 5° mejor escuela donde el 80% de sus egresados son gente exitosa y del 20% sobrante el 10% son gente que revoluciona en su campo de estudio. Para que nuestra joven entrara tuvo que estudiar arduamente ya que ella no podía pagar tan altas colegiaturas ni hospedaje, de hecho, ella es Mexicana y la escuela se encuentra en Francia. Describamos a la pequeña Samara: es una chica de altura 1.68, pelo medio largo y lacio que llega a los hombros, delgada pero con un buen cuerpo, ojos color miel, alegre, sencilla e inteligente pero tiene un defecto... está enamorada.

Samara al llegar al instituto, una gran escuela que en realidad es una ciudad pequeña, donde son separados por grado en edificios enormes y cada edificio son separados por grupos en enormes salones lujosos y vistosos; Samara realiza su rutina diaria la cual consiste en saludar a la mayoría de personas con las que se tope en el trascurso de la entrada de la escuela a su salón de clases y romper esta machaconería diaria al encontrarse con Paulina Meña Pretelini y Charlotee Marshall Mc Dowell sus amigas. Como siempre, hablaban de chicos y lo pesado de la escuela, los días tranquilos y peleas con sus viejos, de amores y animadversiones hacia terceros, sueños cumplidos y por cumplir, de todo lo que pudiesen hablar. La pequeña Samara por fin llego a su destino al salón junto a sus amigas y saludando vivazmente a ambas

- ¡hola Samara!- respondieron Charlotte y Paulina

Como contestaron al mismo tiempo les pareció gracioso y rieron sutilmente

- chicas ¿hicieron la tarea del profesor Stewe Chobs?- pregunto Charlotee insinuando no haberla realizado ella misma la susodicha tarea.

- no, no pude- respondió Paulina –pero apuesto que Samara si – agrego.

Ante tal acusación no pudo negar que efectivamente si realizo la tarea ya que ella es mala mintiendo pero quería que sus amigas fueran más responsables de ellas mismas

- está bien- diciendo eso cedió su cuaderno - pero será la última vez ¿eh?-Declaro seriamente

Entonces mientras platicaban empezaron a llegar más y más de sus compañeros llegando al punto donde solo esperaban al profesor Hawking quien era milagroso que se presentara dada su ocupada vida de investigación; Entonces toda la vocinglería seso a la llegada de cierto individuo, todo el salón guardo un silencio fúnebre mientras él caminaba a su asiento, el personaje (a diferencia de los demás que venían en uniforme) vestía pantalón de mezclilla rota desde la rodilla derecha hacia abajo, una playera azul que se asomaba cerca del cuello puesto que esta lo tapaba una chamarra de color amarrillo con rojo, se lograba asomar su pelo rubio por la parte de atrás de su gorro blanco de lana, por alguna razón se acomodó el gorro de tal forma que el gorro y su cabello le cubrían su ojo derecho, su ojo visible era de color verde pero solo reflejaba desdicha en él, entonces él miro fijamente a Samara pero esta le entro un miedo inexplicable, ella no era el tipo de chica que discriminara por la apariencia, pero la mirada de aquel joven es lo único que trasmitía, un gran pesar en su alma, y ella si pensaba mal de aquel joven no era por su apariencia sino por sus vandálicos actos. Todo ese silencio fúnebre se convirtió poco a poco en ruido de críticas hacia tal joven que se sentaba en su respectivo asiento