Cuando llegó Karma

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Amy

El pasarte de ciudad siempre es algo aterrador, no conoces a nadie, te pierdes hasta en tu propia casa, desconfías de todo y te aferras a lo poco que te es familiar.

Nunca he podido catalogar si mi primer día de kinder en Austin fue terrible o es lo mejor que me ha sucedido en la vida y todo por culpa de Karma. Ese día mi mamá me levantó temprano, buscó mi mejor vestido (sí usaba vestidos que odiaba con todo el corazón), me peinó tipo la Cenicienta cuando iba al castillo del Principe y me preparó unas tostadas quemadas.

Todo parecía de maravilla, hasta que mi papá apareció, bajó a desayunar.

- ¿Qué haces vestido así? Es el primer día de Amy en el kinder, queremos quedar bien ante sus profesores y los padres de los compañeros.

- Así ¿Cómo? Ahhh jeans y camiseta y tenis, como un tipo normal que se encuentra descansando antes de ir a cubrir otra guerra. ¿Cómo amaneció la hija que más quiero? hasta ahora.

Yo le contesté que bien, mi papá es un tipo bromista y sarcástico, aspectos que heredé, además de sus ojos verdes. Aunque mi mamá también los tiene del mismo color, pero yo prefiero decir que los heredé de él, los suyos han conocido mil lugares y han fotografiado grandes eventos, son como más útiles. Mi mamá utiliza los suyos para ver y para maquillarlos y combinarlos con su ropa.

A mi mamá no se le queda bien nunca, así que siguió.

-Hank, andá a ponerte un ropa decente para la ocasión, si no mejor te quedás durmiendo.

-No pienso cambiarme Farrah. ¿Cómo me ves reina mía?

Y sin dejarme contestar, mi mamá me tomó de la mano y me empujó al carro mientras decía.

-Camina Amy, no vamos a llegar tarde el primer día, nos vamos ya. Tu papá no nos acompañará.

Mi papá estaba cansado de pelear, sólo nos detuvo para darme un beso en la frente y desearme un feliz día. Años después entendí que no podía cambiarse de ropa, ya tenía todo empacado, ese día se iría por un largo tiempo a cubrir otra guerra, ese día le aceptaría el divorcio a Farrah.

Sin conocer esos acontecimientos, llegamos a la escuela, estaba lloviendo. Mi mamá se quejaba del clima debido a que sus zapatos blancos estaban bastante sucios. Yo estaba super enojada por lo que me alegraba de verla tan harta de la vida, era meteoróloga debía saber que esa mañana llovería.

Y entre mi enojo camine sin ver, corriendo hacia la puerta de ingreso con tal de alejarme de Farrah (hasta años después le volvería a decir mami), llegué y entré, ya estaba a salvo de la lluvia.

Como yo muchos niños corrieron a la puerta, y entre ellos, estaba ella. Una niña con una enorme capa, con una licra de colores y un abrigo de esos que no sabes si lo usas o lo abrazas y un pelo largo ondulado color castaño rojizo. Para ese tiempo me pareció una imagen linda, todos corriendo, la lluvia caía, los padres desde sus carros despidiendo a los niños, todo muy caótico pero ella transmitía paz, no sé si eran los colores de su capa pero era diferente.

Venía corriendo con la lonchera en una mano y un beberito en la otra, yo sólo me quede a observarla, ella alzo la cara, me miró y siguió corriendo más de lo que debía, cuando intentó frenar sus botas de hule rojas no le hicieron mucho caso y terminó atropellándome. El líquido de su beberito quedó esparcido en mi vestido celeste, yo terminé con mi boca rota y ella con una chichota en su frente.

Nos llevaron a enfermería y ahí fue donde conocí su nombre.

-Perdón yo no quería ensuciarte el vestido, lo que le cayó es Remanza, bueno así le llaman mis papás al jugo de manzana y remolacha.

-Eso no suena rico - le dije a como podía, ya que me dolía mucho el labio.

- Dicen que sirve para la digestión, pero es cierto sabe feo - rió- Me llamo Karma.

-Soy Amy. Y soy nueva en la escuela.

-Lo sé, aquí pocas niñas tienen vestidos tan bonitos. Perdón por, por la mancha.

-Se ve bonito, parezco una princesa que ha ganado una batalla. Ahora sí me gusta.

Nos reímos, ella con su chichota que le tapaba un poco un ojo y yo con mi labio destrozado. Quizás era la única forma que encontrara una amiga en esa escuela, nunca se me ha dado entablar conversaciones con desconocidos. Pero igual ella no lo era, saben como que son de esas personas que en fondo conoces de toda la vida sin haberlas visto nunca, nosotras decimos que somos almas gemelas y ahora que lo pienso quizás...

- Faltan más donas rubia - interrumpió el Policia.

-Si no sos buena entablando conversaciones con desconocidos, ¿quiere decir que todos acá somos almas gemelas? - dijo Alberto con un tono serio y algo filosófico.

-Silencio, yo quiero seguir escuchando la historia y mi niña no tiene usted la receta del jugo de Remanza vieras que últimamente he tenido muchos gases.

Al escuchar a doña Ana decir eso, comprendí que es hora de regresar al bus. Ya mañana será otro día, quizás no extrañe a Karma como lo hago en este momento, quizás ella esté pasando las mejores vacaciones de su vida sin mi y yo me estoy amargando las mías.

Me despedí del policía, de Ana y de Alberto. Logré rescatar dos donas que había guardado en mi abrigo, las dejaré para desayunar, ahorita no tengo ganas de nada, ni de donas, lo que confirma que realmente el dolor del alma se me está volviendo físico.





Eres más importante (Karmy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora