Capítulo 8: Hola, soy Alison.

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Es martes, y Ali se despierta más animada que ayer.

Hoy ya sabe lo que tiene que echar en su cartera, y feliz, escoge unos vaqueros rotos, unas deportivas blancas, una camiseta de tirantes ancha de colores vivos y decide dejar su pelo suelto.

-Buenos días –dice en la cocina.

-Hola. Oye, me tengo que ir. No sé si vendré a comer, he dejado algo preparado. Suerte –contesta Taylor rápidamente.

-Eh, espera.

-¿Sí?

-¿Qué escondes, Taylor? Esto empieza a darme mal rollo. Sé que evitas hablar del tema.

-Mira Ali, yo no te hago preguntas. ¿Por qué no te metes en tus cosas y pasas de hacerme preguntas tú también a mí? –le contesta el chico, fastidiado.

-Relájate, fiera.

Como respuesta sólo recibe un portazo.

"Genial. Si quería que soltara prenda, lo llevo claro" piensa la chica.

Resignada, sale del piso en dirección al instituto.

Hoy empezarán las clases de verdad.

Dos clases después, en el recreo.

Alison está tremendamente aburrida.

Siempre creyó que el instituto sería distinto, pero ya ha confirmado que es básicamente la misma mierda.

Pero no ha olvidado su propósito: debe conocer gente.

Ve a un grupo de chicas sentadas en un banco tomando algo.

Inspira con fuerza y se acerca.

-Hola, soy Alison –dice de la forma más natural que puede.

La primera en contestar es una chica delgada, alta, rubia, ojos azules. Ali ya ha leído muchas novelas: es claramente la típica chica popular prepotente y orgullosa.

-¿Y a mí qué coño me importa? –dice haciendo reír a las demás.

Ali, por primera vez, se siente humillada y rechazada.

Nunca se le había negado nada, nunca había tenido que esforzarse para hacer amigos y sobre todo, nunca nadie la había tratado así.

-Te puedes ir, Alison –le guiña el ojo una pelirroja.

Un chico alto, moreno y con una sonrisa preciosa, y por vestimenta unos vaqueros y una camiseta negra, acompañado de un chico exactamente igual que él y una chica de estatura media, rubia y con los ojos verdes, con unos pantalones cortos negros y una camiseta corta y ancha roja. A Ali le llama la atención el aro que la chica lleva en la nariz. Para ella, eso es algo raro.

-¿Qué pasa, plásticas, asustando a la novata? –dice la chica.

-No, Lindsay, esta vez se ha metido ella solita en la cueva del lobo. –le contesta una.

La rubia le dirige una rápida mirada a Ali instándola a hablar.

-Simplemente me he presentado.

-Ajá.

Ali relata lo sucedido.

-¿No sabes defenderte sola, Green?

La chica se siente acorralada.

-¿Y tú no sabes mantener tu bocaza cerrada, Hanna? Eres jodidamente desagradable, ¿no te cansas? –dice uno de los chicos.

-Sí, necesitas claramente un polvo. Te diría que podemos quedar, pero... No salgo con Barbies –termina el otro con una sonrisa altiva.

-Nos vamos –dice la aludida haciendo un gesto a las demás. No merecéis la pena.

Una vez se han ido, la rubia comenta:

-Los cojones. Seguro que ya están haciendo un corro alrededor de una hoguera planeando su venganza mientras Hanna ríe maquiavélicamente.

Los otros tres ríen.

-Bueno, Alison, yo soy Lindsay. Y estos son mis gemelos favoritos... Matthew y Ryan. Son jodidamente iguales físicamente. Por lo demás, agua y aceite. Para que lo entiendas: Matthew es un capullo que sólo piensa en sexo pero que en el fondo es un pedacito de pan y Ryan es... bueno, en realidad sí que se parecen. Son los dos un poco capullos.

-Encantada –dice radiante.

Los chicos le sonríen. Uno de ellos de forma, ¿atrayente? Mmm, cree que es Matthew.

-Oye, dile lo del viernes, Lindsay –dice el chico que no la mira como un pedazo de carne, es decir, Ryan.

-Matthew, deja de mirar a Alison como si te la quisieras comer. Gracias. Sí, eh, el viernes van a hacer una fiesta para celebrar el nuevo curso y todo ese rollo, aunque yo no le veo nada de celebración, pero si hay fiesta me apunto. ¿Te vienes?

-¡Claro! Será genial –contesta Ali emocionada.

Los cuatro chicos pasan el recreo hablando entre risas y Ali se siente aceptada en su grupo.

De hecho...

-Dame tu número y hacemos un grupo todos juntos, ¿no? –dice Matthew.

-Claro, Matthew.

-Ha sido Ryan. Y llámame Matt. –dice el que creía que era Ryan.

-Hacedme un favor: mañana, poneos camisetas de distinto color –dice haciendo reír a Lindsay, Ryan y Matt.

En el segundo recreo, Ali y los chicos intercambian redes sociales y ella se va a casa con una sonrisa en la cara.

Va progresando.

Cuando llega a su casa, encuentra una nota en la cocina.

No he podido ir a comer ni me ha dado tiempo a hacerte nada. Si quieres, prueba tú pero por favor, no incendies la cocina. También puedes encargar al chino. Si necesitas algo, llámame.

-Taylor.

Negando con la cabeza, le manda un mensaje.

Experimentaré, tranquilo. Gracias por tus consejos de ayer. Ha ido genial, y he conocido a 3 personas que me caen muy bien. Las clases son un tostón. Un beso.

En la otra punta de la ciudad.

Taylor lee el mensaje y contento, responde:

Me alegro mucho, Ali. Otro.

De verdad que se alegra.

Él no puede hacerla feliz. Así que, ella deberá buscarse su propia felicidad.

"Deja de pensar en ella, capullo. No es cosa tuya."

Pero el pensamiento llega demasiado tarde. Siente el hierro afilado de una navaja en su cuello.

-El jefe quiere hablar contigo sobre que hayas cambiado de bando, chaval.

Él cierra los ojos. Mierda.

-Está bien.

-Te puedo atravesar como mantequilla, así que ni un movimiento en falso.

Cuando llevan cinco minutos andando, en un momento de despiste del otro, él saca su revólver.

-Dame la navaja.

Obediente, el hombre se la da.

-La próxima vez, te haré un tatuaje con el filo en la frente.

Sin dejar de apuntarle, sale del callejón en el que estaban y una vez le pierde, sale corriendo.

Coge su coche y antes de arrancar llama a alguien

-Casi me cogen. He salido por los pelos, Mike. No puedo seguir así. Necesito hombres con los que despistarle o nunca conseguiré mi objetivo.

-El sitio de siempre. Mañana. A la hora de siempre –dice una voz al otro lado antes de colgar.

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Es martes 13 y hay nuevo cap! ;) Espero que lo disfrutéis.


Una Princesa en Apuros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora