Parte primera

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Se trataba de dejarlo ir cuando se enamoraba.

Se trataba de dejarlo ser feliz.

Se trataba de escucharlo hablar emocionado sobre la persona que le gustaba, y sonreír como si no fuese la gran cosa. Como si, en verdad, estuvieses feliz por él.

De eso se trataba.

— ¿Quién se supone que escribió ésto?

Baekhyun contuvo el aire por un minuto y se llevó el sándwich a la boca, sin saber qué mas hacer para ocultar sus nervios, o para distraerse de aquel momento desastroso. Se había preparado mentalmente para ésto antes de mostrárselo, y creía que estaba listo. Pero obviamente se había equivocado.

— No lo sé —mintió—. Era el nuevo best-seller de este mes, así que pensé en traértelo. Creí que te gustaría.

— La verdad, no. No lo hace —contestó e hizo una mueca luego de dejar el libro—. Baek, sabes lo que opino sobre éste tipo de libros sin sentido. ¿Por qué aún los sigues trayendo?

"Tal vez porque eres el único al que no le gusta"

Baekhyun tomó el libro entre sus manos y lo guardó en su mochila con aire derrotado. Otro intento fallido; otra de sus historias que ponían histérico a Park Chanyeol.

— Pensé que éste tipo de libros tendría mas sentido para ti.

— Por sobre todas las cosas, sentido es lo que menos tiene —contestó—. ¿Por qué, si alguien ama a una persona, la dejaría ir sin siquiera intentarlo? Es estúpido. Sólo lo haría un cobarde.

Chanyeol se tomó lo poco que le quedaba de café y se levantó para arrojar el vaso vacío al cesto de basura. Y, como siempre, él no tenía ni la más mínima idea de lo que sus palabras le hacían al pobre corazón de Baekhyun, el autor de cada libro que rechazó sin piedad.

— ¿Por qué estás tan empeñado en hacer que me guste uno de éstos libros, de todas formas? No es como si fuese algo tan importante.

Era tan fácil para él decirlo, que a Baekhyun le molestaba en demasía. Hacer que uno de sus libros le gustase a su gigante amigo siempre había sido su meta desde que había comenzado como escritor, hace dos años, y había prometido lograrlo, conllevara lo que conllevase. Lo había intentado de todas las formas posibles, e incluso, en una ocasión, le había llegado a preguntar a su amigo qué demonios era lo que le gustaba, sin obtener una respuesta razonable.

Si alguien le hubiese dicho que aquello sería imposible, ni siquiera se hubiera molestado.

— Tienes razón. No importa —murmuró y se colgó la mochila en el hombro—. Me iré primero. Nos vemos más tarde.

— Aguarda, Baek —lo llamó antes de que pudiese acercarse a la puerta—. Habrá una fiesta en casa de Jongin este fin de semana y creí que querrías venir para despejarte un poco.

Baekhyun lo miró sin entender.

— ¿Por qué querría ir yo a una fiesta?

— Bueno, te he visto muy estresado últimamente y no me has querido decir qué es lo que te tiene así —explicó—. ¿Qué te puedo decir? Me preocupas.

Chanyeol metió las manos en sus bolsillos y sonrió, balanceándose de atrás hacia delante cual niño pequeño. Se veía tan tierno a los ojos de su mayor, y a veces se le hacía tan insoportable y doloroso ya que ese gigante jamás —jamás— lo verá como algo más que su mejor amigo, y eso Baekhyun lo sabía muy bien.

Por eso quería lograr que a su amigo le gustase una de sus historias. Porque, de alguna manera, quería sentir que al otro le gustaba algo de él.

Best-seller (Two-shot Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora