Cambio

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Manejando a una velocidad de unos 120km/h, tratando de llegar lo más rápido posible a su amado hogar y tratando de entender lo que hace unas horas atrás había leído en un corto mensaje.

"Tenemos que hablar"

Si, eso era lo que su joven esposa le había mandado escrito en un mensaje a su móvil.

Y por su corta experiencia (que se basaban más bien en películas que había visto), sabía que esa pequeña oración no traía nada bueno consigo y era eso mismo lo que lo tenía preocupado.

Kirigaya Kazuto de ahora 23 años, llevaba casado ya dos años con su amada esposa y compañera Yuuki Asuna de 24 años.

Para él, cada momento que podía pasar al lado de tan hermosa mujer era tan gratificante, que no se cansaba de agradecerle a la Dios y a la vida por haber cruzado sus caminos aquel día en que todo comenzó, en aquel castillo flotante.

Sin embargo con aquellas palabras que no decían mucho y que mas bien daban rienda suelta a la imaginación del joven, no podía nada mas que preocuparse y llevándolo a la situación actual.

Él estudiaba por las mañanas en la universidad y por las tardes trabajaba en un proyecto que tenía en una empresa dedicada a la tecnología de inmersión y que le generaba una generosa cantidad (teniendo en cuenta de que aún no tenia ningún titulo) en sus ingresos y con lo cual podía solventar sus gastos de estudio y los de su amada esposa, así como también algunos pequeños gastos de su hogar.

Por lo que tras recibir el mensaje cerca del medio día y viendo que ese día no podía pedir permiso para retirarse antes del trabajo, Kazuto tuvo que esperar hasta que llegara las 20:00 pm y así por fin poder dirigirse a casa como los días anteriores con la ansiedad expuesta en todo su ser.

¿Pero porque parecía exaltado con el mensaje?

Pues por el simple hecho de que desde aproximadamente dos semanas atrás hasta ese día, Asuna había estado actuando algo distante con él. Cada vez que él intentaba acercarse a ella para abrazarla, besarla o simplemente tener un pequeño contacto, ella rápidamente se alejaba y alegaba estar cansada.

Era cierto que él casi no estaba en todo el día y ella solo tenía clases de mañana y solo en raras ocasiones también los tenía de tarde, por lo que el resto del día se encontraba sola en la casa o salía a algún lugar con sus queridas amigas Keiko, Rika, Shino y con Suguha la hermana/prima del pelinegro.

Pero en cuanto Kazuto llegaba ya entrada la noche, él se encargaba de compensar su ausencia durante el día, hablaban y cenaban juntos. Compartían todo el tiempo que podían, todo lo hacían juntos, cocinar, comer, bañarse, dormir ( y algo más que dormir).

Y los fines de semanas se volvían inseparables, aprovechaban cada momento que tenían para estar juntos, paseaban, salían a comer a restaurantes, visitaban a sus amigos y familia, hasta entraban al juego para pasar tiempo con su pequeña hija Yui.

Es por eso que su mente en este momento se encontraba algo confundida.

¿Era algo bueno o malo esas palabras?

En tanto trataba de pensar por su cuenta que sería de lo que tenían que hablar, sin darse cuenta ya había llegado a su casa. Entonces estacionó su moto y se dirigió a la puerta, la abrió lentamente y se dirigió a la sala, donde se encontró con Asuna sentada en el gran sofá que estaba en medio de la habitación, dándole la espalda al recién llegado.

- Ya llegué... - aventuró tímidamente el pelinegro esperando la respuesta de su joven esposa - Asuna...

Asuna al escuchar esa voz que tan bien conocía, volteó la cabeza hasta encontrarse con esa mirada que la hacía estremecer cada vez que sus ojos se encontraban con aquellas pupilas negras y tan profundas que transmitían tanto en cada mirada y ella... ¿estaba... llorando?

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2016 ⏰

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