Zayn.
El tiempo había transcurrido, para nadie resultaba un secreto. Violett y yo ya no éramos los mismos, habíamos cambiado; ella había perdido algo de inocencia y yo, lo poco que me quedaba de ingenuidad.
Pero existía algo que nunca cambiaría entre nosotros a pesar del tiempo, la distancia o cualquier otro factor, y era justamente la manera en la que nos hacía sentir el hecho de saber que nos pertenecíamos el uno al otro.
Entre sueños Violett comenzó a balbucear fechas y horas que para mí carecían de sentido pero que de igual manera guardaría, como lo hacía con todas esas conversaciones producto de su ensoñación.
Mi pequeño ángel se removió entre mis brazos, aferrándose a mí con mayor fuerza. Mi temor a despertarla me obligó a detener las caricias que llevaba sobre su cabello, y simplemente me limité a contemplar la escena que se desarrollaba entorno a nosotros, sintiendo su pausada respiración colisionando contra mi pecho.
Hasta el más pequeño de los detalles provocó que mi mente se remontara a la primer navidad que vivimos juntos. Sin duda, el tiempo había pasado desde entonces pero curiosamente todo se sentía igual, e incluso yo continuaba ambicionando las mismas cosas; dormir con ella cada noche y despertar a su lado cada amanecer.
Tener a Violett entre mis brazos reconfortaba a mi alma. La calidez que emanaba su cuerpo me hacía sentir tranquilo, en paz y hasta protegido. Y quizás, sólo quizás, esa era una de las principales razones por las que yo me negaba a dejarla ir a pesar de ser consciente de lo mucho que podía llegar a lastimarla.
Yo era demasiado egoísta como para permitirme perderla a ella, la única persona que al mantenerme entre sus brazos había logrado hacerme sentir como en un verdadero hogar.
Violett le dio un propósito a mi existencia. Me hizo ver que yo estaba destinado a mucho más que sólo pintar, que mi principal función en esta vida era amar y ser amado.
Admiré con gran fascinación a la mujer entre mis brazos. Estudié con detenimiento sus rasgos, reparé en todas esas pequeñas cosas que la hacían ser quien era, y una vez más, comprobé que bien podría pasar mi vida entera contemplándola y no me cansaría de ello, pues, con cada nuevo vistazo que le daba a Violett descubría algo inédito, algo que me hacía amarla aún más.
Un par de surcos se abrieron paso por su frente como consecuencia del molesto sonido que se propagaba por la habitación y que amenazaba con dar por terminado su descanso.
Dios sabe que lo último que yo quería hacer era dejar esta cama. Me mataba la idea de tener que abandonar ese par de brazos que parecían haber sido creados con la expresa finalidad de albergarme solamente a mí.
Pero debía hacerlo, así pues, con todo el dolor de mi corazón, escapé del abrazo que Violett me proporcionaba, depositando, casi de inmediato, un delicado beso sobre su frente con el que intenté desaparecer su ceño fruncido.
Arrastré la mirada por la habitación, buscando entre todas las prendas esparcidas en el suelo y los muebles aledaños hasta encontrar mi saco, en los bolsillos interiores de éste palpé el odioso aparato que continuaba sonando.
Llevé mi pulgar hacia la opción de colgar pero no fui capaz de presionarla. El número que aparecía en la pantalla me lo impidió.
Partí de la habitación dando un par de zancadas, encaminándome a la estancia.
La razón que me apremiaba a contestar ya no era la misma de hace unos instantes. Ya no buscaba acallar el sonido emitido por mi teléfono para no interrumpir el sueño de Violett, ahora todo se reducía al temor que me causaba lo que pudiese estar pasando en Madrid.
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My Favorite Neighbor
Fanfiction¿Cuánto tiempo puede resistir el amor a la distancia? O mejor aún, ¿cuánto puede resistir al abandono? Violett está segura que toda una vida. Pero toda su vida da un giro de 180º cuando decide ir al Liceo De Artes De Venecia y conoce a su nuevo veci...