Capítulo 4

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Me quedo en silencio intentando comprender las palabras de Seidou.
¿Su yo infantil? ¿de qué habla?
-pienso.
Él se me queda mirando con la cabeza un poco inclinada hacia la izquierda.

- Verás -dice enderezándose -Suzuya cambió completamente después de la muerte de Shinohara, si antes era un chico infantil después se volvió una persona llena de nostalgia, apagada y fría, pero tú le devolviste la sonrisa, aunque lo mejor fue que mejoró como persona gracias a ti y no volvió a comportarse como un niño, hasta ahora.
- Eso significa que...yo no conocí su verdadero yo. -digo cabizbaja. - Es mejor así, porque si le hubieras conocido antes te hubieras asustado, ya que se divertía matando.
- Matando a qué exactamente.
- Cuando era niño su madre adoptiva ghoul le obligaba a matar humanos para saciar el apetito de muchos monstruos que habían presentes, era como un restaurante pero solo para esos...insectos.
- ¿Y las torturas? 
- Eso...era para que luchase sin temer a que el dolor invada su cuerpo, es decir, pelear aunque te hagan daño. La verdad es que eso de no sentir dolor es una ventaja a la hora de luchar.
- ¿Ventaja? Haber sufrido dolor durante años sólo porque una imbécil quería que luchase sin parar y ganase, ¿es una ventaja?
-digo acercándome cada vez más a él.
- Todo sufrimiento tiene su recompensa.
- Yo he sufrido mucho, dónde está mi recompensa. ¿En el cielo? ¿después de que me muera?
-digo enfadada.
- Que no la encuentres no es mi problema.
- Sí que es tu problema porque si mi “recompensa” resulta dañada da por seguro que no vas a quedar ileso.
- ¿Te refieres a Suzuya? -dice medio sonriendo.

Lo ignoro y salgo corriendo por el pequeño pasillo oscuro del callejón. Sin rumbo aparente, miro a la derecha, luego a la izquierda, dos figuras conocidas, una de hombre y otra de mujer, caminan cogidas de la mano por la carretera. Cuanto más me acerco más se alejan, son como un espejismo que no quiere ser atrapado. Me quedo de pie en el filo de la acera, esperando a que se giren y pueda ver sus rostros, pero ellos simplemente se detienen.
¿Esto es una alucinación?
Se dan media vuelta y me sonríen; son mis padres.

- M-mamá, P-papá.

Comienzan a aparecer abundantes lágrimas, recorriendo mi rostro como si fuera una carrera.
Ellos siguen sonriendo en mitad de la carretera, sin inmutarse cuando un coche pasa por detrás suyo casi rozándoles. Mis pies comienzan a moverse, siguiendo el deseo de poder abrazar a mis preciados padres. Oigo el sonido de un claxon, giro la cabeza y un camión blanco se dirige directamente hacia a mí. Esta vez no tengo escapatoria, aunque eche a correr ahora, al ser tan grande el camión, me va a atropellar. Cierro los ojos y mil recuerdos pasan por mi mente.

Siento haber tardado tanto. Gomenasai ;-;
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© Te temo pero te quiero: Segunda Parte- Juuzou SuzuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora