La de trenza y liston.

N U E V E

Esa tarde aprendí mucho de ti. Yo no podía quitar esa boba sonrisa de mi rostro. Eras tan linda. No eras como ninguna de las chicas. Tú eras diferente. Te abriste a mí, me contaste sobre que significaban tus dibujos, te devolví tus libros. El ángel era tu madre, fallesio cuando eras pequeña, me dijiste que la extrañabas mucho, que habías tenido una infancia dura y que tu padre estaba enfermo y vivías con él y tu hermano mayor de veinticinco.

Esa tarde... fue la mejor de mi vida.

Y milagrosamente no fue nuestra única salida. Tomábamos café o un helado en nuestra cafetería favorita de vez en cuando después de mi trabajo en la biblioteca. Cada día nos conocíamos más. Hasta fui a tu casa una tarde. Almorzábamos juntos en el almuerzo y estudiábamos juntos.

Decías que me convertí en tu amigo... y tú en la mía.

Pero yo quería algo más.

Me encantaba pasar tiempo contigo.

Te conocía tan solo un mes y ya no había cabida para nada más dentro de mi cabeza.