Owari no Seraph (Fanfic, Mika x Lector)

Capítulo VII: Los celos de Mika

Tras una larga huida, lo primero que hizo Ferid fue llevarme a su mansión. Mika, que huyó con nosotros, estaba muy herido. Quise preguntar por su estado, pero me lo aguanté, porque preguntar eso probablemente levantara sospechas.

-Bueno, Eli... - Dijo Ferid. - La retirada fue caótica, pero ya estamos a salvo. Esta es mi mansión. Como esclava personal mía que eres, vivirás aquí, ¿entendido?

-Sí, señor... - Respondí. - ¿Y cuál será mi cuarto?

-Dormirás conmigo. Ah, pero en el suelo. ¿Qué talla de ropa usas? Porque habrá que ponerte el uniforme del ganado... Y confiscarte esa katana que portas, claro.

-Uso la talla más pequeña, la S.

-Vale, ahora mismo salgo a por un uniforme para tí. Pero antes... Dame esa katana. - Dijo Ferid, reclamando a Xius. No podía dársela. Si se la daba, no podría estar sin Xius durante mucho tiempo. Pero tampoco podía desobedecer. Yo fui la que decidió dejarse secuestrar para poner a salvo a Guren. Le dí a Xius.

-Cuídamela bien, por favor. - Pedí.

-Por supuesto... - Respondió Ferid. Colocó en su cintura mi katana. - Pues bien, voy a por tu uniforme.

-¿Puedo ir contigo, por favor? Tengo la talla S, pero puede que me aprieten las mangas, por ejemplo... Y si estoy incómoda harás muchos viajes. No quiero que gastes energía en vano. - Dije. Ferid entornó los ojos.

-De acuerdo, vamos. - Cedió. Forcé una sonrisa y una expresión dulce, sumisa y le abracé para que creyera que mis intenciones eran buenas. Ferid se sorprendió mucho por mi aparente dulzura que le profesaba. - Para. No me abraces...

-¿Por? - Pregunté. Subí la mirada y me encontré con la suya. Ferid mostraba una expresión nunca vista por mí hasta ahora. Parecía avergonzado. Estaba muy mono, pero quizá esa expresión que me mostraba era una mentira. Porque Ferid, al contrario que yo, era un gran actor.

-Nunca he estado así... Con alguien. Y la persona que quiero no me corresponde. - Confesó. Seguro que se refería a mi hermana Krul.

-¿No te corresponde? Eso es muy triste... Pero si no lo hace, quizá es porque no sea la verdadera elegida por tu corazón. En momentos así, tarde o temprano deberás pasar página y encontrar el amor en otra persona. Yo me hallo en tu misma encrucijada, Ferid. Amo a alguien que no me desea. Estoy como tú... ¿Y no crees que dos corazones rotos pueden unirse para formar uno completo? Olvídate de ella y enamórate de mí, Ferid... - Dije, seductora, acercando mis labios a los suyos. Ferid iba sucumbiendo a la tentación, pero me apartó de pronto.

-¡No! Nunca... - Dijo.

-¿Por qué?

-Porque eres humana. Eres ganado. Nunca me enamoraría de alguien del ganado. Ni se te ocurra volver a tocarme, ¿me oyes? - Me advirtió Ferid, algo confuso. Por todo lo que dijo antes supe que su expresión anterior no era una mentira. Dijo que no le tocara. Pero yo no pensaba obedecer. Había muchas maneras de coquetear indirectamente. Y yo no era lo que se dice precisamente sumisa. Pero eso, Ferid no lo sabía. Salimos de la mansión para ir a buscar mi uniforme. Caminé a la altura de Ferid, mirándole y sonriéndole. Sin querer queriendo, hice que mi mano derecha rozara con su mano izquierda. Ferid me miró de reojo, incómodo. Me dí cuanta en el momento justo y aparté la mano.

-Uy, ¡lo siento mucho! - Me disculpé.

-Camina detrás de mí. - Ordenó. Obedecí. Calculé distancias y tropecé con mi propio pie a posta de manera que se me torciera el tobillo. Gimoteé, llamándole la atención. Ferid resopló y se giró para verme en el suelo. - ¿Qué pasa ahora?