Kate corría para cumplir con su nuevo pasatiempo favorito.
Treparse al árbol que hay detrás de la escuela y escribir poemas o historias mientras espía a Andrew.
Andrew Blair, estudiante de primer año de preparatoria, miembro del club de arte y alumno del salón 3 de primer año.
Eso era lo único que sabía Kate sobre aquel chico.
(...)
Y llegó, Kate dio un suspiro aliviada al ver que Andrew aún no había llegado, y con cuidado se dispuso a trepar el árbol.
Esquivo algunas ramas que entorpecían su camino y se acomodó en una de las ramas más gruesas del árbol, escondiéndose detrás de las grandes hojas que, poco a poco, se teñían de colores ocres, rojos y anaranjados.
Y esa era otro punto a su favor. Aquello la escondía de la vista del artista, por el cual ella venia después de las clases o en los recesos.
Sacó la pequeña libreta que llevaba consigo en su maletín de mano y se dispuso a escribir. Andrew demoraría un poco en llegar.
(...)
Cinco minutos y la castaña dejo de balancear sus pies.
Ahora se mantendría quieta para que él no la viera.
El azabache saco una libreta, lápiz, borrador y se dispuso a dibujar. Deteniéndose en pequeños momentos para observar mejor el árbol.
-Hermoso-fue lo que murmuro el joven mientras daba otro trazo en el papel.
Otoño era la estación preferida por Andrew.
La combinación de colores y la unión que esta mantenía entre el verano e invierno, era perfecta para él.
(...)
Una hora, y el dibujo del oji-café estaba casi terminado.
Dio un suspiro cansado y se recostó en el pasto del pequeño jardín.
Al igual que él, Kate ya casi terminaba de escribir su poema.
Y, dándole punto final al poema, la joven castaña desvió su mirada hacia el chico, que se disponía a irse.
Una sonrisa resignada se dibujó en el rostro de la muchacha al ver que el artista ya se iba.
Espero unos minutos y bajó, acomodo su ropa y miró el árbol en el que había estado minutos atrás.
Y una sonrisa melancólica se dibujó en su rostro, muy pronto todas las hojas se caerían y ella ya no podría esconderse.
El otoño acabaría con la única oportunidad que tenia de ver al azabache.
(...)
Katherine Saenz, estudiante de primer año, perteneciente al club de literatura, miembro de la biblioteca y alumna del salón 1 de primer año.
Eso era lo único que Andrew sabia sobre ella.
La joven castaña que siempre se escondía detrás de las hojas de aquel viejo árbol para espiarlo mientras dibujaba.
Porque, aunque sus lentes no lo apoyaran, él tenía una excelente visión, o tal vez, la suficiente para saber que Kate siempre le espiaba.
Y una sonrisa apareció en su rostro.
Para un artista nada era imposible.
Y para él no era imposible el haberse enamorado de Kate al ver como se escondía, como si una niña pequeña fuera.
(...)
Los días pasaban y, cada vez caían más hojas.
Ahora al pie del árbol había una pequeña montaña repleta de hojas que variaban entre ocre, anaranjado, rojo y amarillo.
La oji-café dio un leve suspiro, y con las mejillas infladas, pateo algunas de las hojas.
--Amo y odio el otoño-murmuro de forma infantil, para luego reír suavemente por su incoherencia.
Cada vez había menos hojas, cada vez su escondite se podía ver más.
Y con cuidado, escalo nuevamente el árbol en espera de que llegara Andrew.
(...)
Ahora el escondite, si sería visible.
Kate estaba segura de que, con el viento otoñal que vendría en la noche, todas las hojas se caerían.
Escalo, por última vez el árbol, dispuesta a recordar y atesorar los últimos minutos que vería a Andrew dibujando.
(...)
El chico llegó y se dispuso a realizar la rutina de siempre, con una diferencia.
Al terminar arranco una hoja de la libreta y se encamino hacia el árbol donde estaba Kate.
La castaña se asustó, no la había descubierto ¿cierto?
Contuvo la respiración y cerró los ojos.
No miraría hacia abajo, no lo haría.
Pero la tentación era demasiado grande.
Y, odiándose a sí misma, lo hizo.
Y lo vio. El oji-café tenía una hermosa sonrisa en el rostro, de esas sonrisas que el solo ponía cuando dibujaba.
Y Kate podía sentir como su cara se teñía de rojo.
Andrew dejo la hoja que, minutos antes, había arrancado al pie del árbol, para luego dar media vuelta e irse.
Ya sin temor, Kate bajo del árbol para recoger la misma hoja.
Una sonrisa se formó en su rostro y unas lágrimas rondaban sus mejillas al ver el dibujo.
Un dibujo de ella, sentada en una rama del árbol, y teniendo como paisaje el hermoso jardín en la cálida estación de otoño.
Y al pie de la hoja se leía:
¨Para la tierna espía que me ha acompañado todo el otoño. La estación ya ha acabado y no te volveré a ver ¿Podemos vernos el próximo otoño?¨
(...)
Los días pasaron y el invierno ya estaba llegando.
Y todas las hojas del árbol habían caído.
Aquel escondite había desaparecido.
Andrew se acomodó en su pupitre, esperando a que el receso terminara.
El único motivo que tenía para salir era el ver a Kate espiándolo.
Levanto pesadamente su vista hacia la puerta.
Y allí se encontraba ella.
La pequeña niña que jugaba a las escondidillas.
Kate.
La castaña conversaba con una chica de su clase y, dejándole un papel, se despidió.
El azabache bufo, internamente tenía deseos de que ella se le acercara.
-Andrew-llamo la chica que minutos antes había hablado con Kate-Katherine me pidió que te diera esto- extendió un papel, que el oji-café arrebato rápidamente.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del artista, mientras sus mejillas se cubrían de un tono carmesí.
En aquel simple papel de libreta común se leía:
¨El invierno es un aguafuerte, la primavera una acuarela, un óleo el verano y el otoño un mosaico de todos ellos.
Nos vemos el próximo otoño, querido artista.¨
Y todo por aquel simple escondite.
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Esta es una obra para un concurso ;-;)/
Espero que les guste. ^^
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Escondite [CLCE]
Short StoryPara ella el mejor escondite era aquel árbol detrás de la escuela. Para él, el lugar más tranquilo era frente a aquel árbol. Pero ambos coincidían en algo. Aquel lugar era precioso en otoño. . . . Obra participante en el concurso ¨Las Cuatro Estacio...