Un fuerte ruido la despertó. Agitada, se recargó en el respaldo de la cama. Tocó su frente. Sudaba. Su respiración estaba acelerada, al igual que sus latidos. Demonios. Había tenido ese sueño de nuevo. Hacía algunas semanas lo tuvo. Era ella, en la azotea de un edificio, a punto de caer al vacío. Era una horrible pesadilla. Estiró su brazo y alcanzó su celular en el mueble junto a su cama. Eran las 3:19 de la madrugada. El fuerte aire chocó contra las puertas del balcón y provocó el mismo ruido que tuvo al despertar. Estaba abierto y las cortinas volaban. Maldición. Se levantó y lo cerró. ¿En qué momento se olvidó de cerrar el balcón? Gruñó en sus adentros. Caminó hasta la puerta de su habitación y salió. Bajó las escaleras lentamente, para no ser escuchada. Fue a servirse un vaso de agua con hielo. A pesar del frío que hacía, era costumbre. Suspiró y se recargó en la barra, observando la obscuridad de la sala. La única luz que había era una lámpara junto al sillón. Se quedó observando a la nada. Sus pensamientos volaron, y recordó a su madre. Oh, como desearía que estuviera viva. La extrañaba demasiado. Hizo una mueca amarga, agachó su cabeza y cerró sus ojos, mientras la recordaba. Segundos después, volvió a abrir sus ojos y observó de nuevo a... ¿La lámpara? Demonios, ahora estaba apagada. ¿Qué mierda? Pudo jurar que estaba encendida. La piel se le erizó y tuvo miedo, mucho miedo. Y en ese momento, se sintió observada. Percibió a alguien más ahí. Podía sentir su presencia, observándola desde la sala. Y no pudo moverse. Se quedó quieta, pasmada. Quería correr, gritar, pero no podía si quiera gesticular. Entonces, pudo escuchar pasos... lejos y cerca a la vez. Alguien estaba ahí. Tomó todo el valor que pudo y corrió hasta el interruptor de la sala. Encendió la luz. Para su sorpresa, no había nadie. La sala estaba vacía. Sintió un alivio interior, pero al mismo tiempo supo lo que acababa de ver, no estaba loca. Con todos los nervios recorriéndola, apagó la luz y corrió de vuelta a su habitación. Se metió en su cama y se cobijó hasta el cuello. Hacía mucho frío. Minutos después, se quedó profundamente dormida. Fue en ese preciso momento, en que las puertas de su armario se abrieron lentamente, mostrando la silueta obscura de un hombre. Pero ella... ya no pudo verlo.
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-¿Justin Bieber?- Preguntó el guardia desde el otro lado de la reja. Justin se incorporó y se sentó en el borde de la cama.
-¿Tan temprano es el desayuno en la cárcel?- Se quejó. -Son las 7 de la mañana, si el reloj en mi pared no miente-.
-Lo ha venido a ver el detective Frank- Le informó. Acto seguido, se hizo presente Frank. Justin hizo mueca de disgusto mientras él se adentraba en la celda y se sentaba en una silla que le habían otorgado. Justin se quedó observándolo fijamente.
-¿Y bien? ¿Acaso viene a preguntar como estuvo mi primera noche en Staten Island?- Preguntó Justin de mala gana. Frank se removió en su asiento, algo incómodo.
-También me alegra verte, muchacho- Respondió Frank con todo el sarcasmo posible. -No he venido a eso-.
-Mi noche estuvo de la mierda y no pude dormir, por si le interesaba saber. ¿Cuándo iré al tribunal? Supongo que me harán un juicio o algo así- Contestó.
-A eso vine, Bieber. Será el próximo lunes a las 9 en punto- Le avisó.
-Bien, excelente- Dijo sarcástico. -Tengo derecho a un abogado, ¿No?- Preguntó.
-Lo tienes, pero precisamente de eso quiero hablarte- Confesó. -Alguien se ha ofrecido a ser tu abogado, sin ninguna clase de pago. Él quiere hacerlo por que tiene una propuesta para tí- Finalizó. Justin frunció el ceño y soltó una risita sarcástica. Pasó una mano por su rubio cabello.
-¿Una propuesta?- Se rió. -¿Qué clase de propuesta? Sin ofender, detective. Pero... ¿Quién se interesaría en ser mi abogado? Digo, míreme. Soy un jodido delincuente. Todo mundo me odia. Supuse que para tener un abogado pagaría miles de dólares, no gratis-.
-Pues alguien se ha interesado en ti, aunque te parezca difícil de creer- Habló Frank. -Y esa persona es mi compañero y amigo. El detective Gates-.
Justin se quedó perplejo. La sonrisa se borró de su rostro, y por alguna extraña razón, se alegró. Pero no lo demostró.
-Pero él está en el hosp...- Frank lo interrumpió.
-Saldrá el sábado. Estará disponible para tí el lunes, quiere ayudarte en esto- Le aclaró. Justin seguía confundido.
-No lo entiendo- Susurró Justin. -¿Por qué él querría ayudarme? Yo provoqué todo esto. Gracias a mí él fue a parar al hospital-.
-Eso pregúntaselo tú mismo. Al igual que la propuesta, él te lo informará. Hasta entonces, permanecerás aquí. Hasta luego, Bieber- Se levantó de la silla, el guardia le abrió la reja y salió de allí.
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Era viernes, y por lo tanto,ella tenía clases de modelaje. Esa tarde salieron un poco antes, la maestraKath se los había permitido. Rosalyn empujó las puertas giratorias del edificioy el aire le pegó directo al rostro, erizándole la piel. En ese instante, pudorecordar aquél día... cuando fue secuestrada. Volteó a ver a la calle, estabavacía. Ningún carro transitaba en esos momentos. Después recordó cuando Justinpronunció su nombre. Cuando se volteó a verlo y lo vió por primera vez, con unacapucha negra que le cubría la mitad del rostro. Solo podía notar su mandíbulaapretada y sus labios ligeramente carnosos. '¿Te conozco? Pronto lo harás...' yno pudo recordar más, por que la había desmayado, para meterla a la camioneta.Tuvo una extraña sensación al revivir aquellos momentos en su mente. Apresurósu paso. Una especie de miedo se apoderó de su cuerpo, y no entendió por qué.Pero si de algo estaba segura, era que estaba completamente enamorada de aquélchico que la secuestró. Ese chico que podía ser un ángel y un demonio al mismotiempo. Enojado y al mismo tiempo sensual. Exigente y al mismo tiempoexcitante. Regañón y al mismo tiempo divertido. Solo él. Solo Justin Bieber.Entonces lo extrañó, y mientras caminaba a la plaza más cercana, se preguntó sipodría ir a visitarlo. Pero no dudó ni un momento... si que podía.
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El Paso Final. 2temp
Teen FictionSinopsis. Él se había dado cuenta de que esto apenas iniciaba. Aunque todo estuviera en su contra, estaba decidido a hacerlo. Acabaría con todo de una vez por todas. Pero ahora, había un pequeño problema: No estaba solo. Si creía que su pasado había...