43. Sacrificar la felicidad.

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Leah frunció el ceño, mientras le dedicaba una mirada triste a Bonnie. Trisha, mientras tanto, la miraba sin expresión alguna.

A la señora ya se le había pasado por la mente que la chica iba a volver, pero, jamás pensó que iba a ser tan pronto.

Sintió miedo, miedo de tener que volver a marcar el número del psicólogo.

De llorar a oscuras cada vez que Zayn intentaba hacer una locura.

De sufrir una y otra vez por la misma cosa, sin poder hacer nada.

Trisha salió de sus pensamientos cuando escuchó a Bonnie decir: -... Eleanor habló con los profesores, ella les comunicó que yo no podía ir pero, era obligatorio.

-Por eso Zayn está así. -murmuró Trisha, más para ella misma que para los presentes que se encontraban allí.

-Iré a ver cómo está.

Mientras que en algún lado de la pequeña morada, en un rincón de una oscura habitación, se encontraba Zayn.

Ni siquiera él mismo sabía cómo se sentía. Quizás aún no han creado una palabra para describirlo.

¿Triste? No. ¿Decepcionado? No. ¿Enojado? Posiblemente, pero aún la tristeza no lo dejaba en paz.

Lo único que él sabía, era que cuando supo que Bonnie se iría una vez más, la felicidad que una vez se reflejaba en su cuerpo y rostro, simplemente se esfumó.

Y Zayn simplemente entendió, que quizás el amor que anhelamos es aquel que jamás podremos tener. Quizás lo seres humanos estamos enamorados de aquello que es imposible, impredecible... aquello que nos lastima.

Una dulce y cálida voz lo sacó de sus pensamientos. Bonnie tocaba la puerta, preguntando si podía pasar.

El moreno simplemente suspiró, y abrió la puerta.

Quizás, sólo quizás, podía luchar un poco más.

-Mira, Zayn... -ella suspiró, interrumpiéndose. ¿Por dónde empezar?

Y es que, por todo lo que Zayn había pasado, él había adquirido un poco de miedo a algo llamado abandono.

Era inseguro, y algo callado.

Totalmente distinto a el Zayn de hace algunos años.

Bonnie lo miró, por primera vez desde que se encontraba allí. No se había dado cuenta de que el brillo en los ojos de el moreno, se había esfumado. Tal y como su sonrisa.

-Yo... -suspiró, debía hablar-. De verdad que no quiero volver, Zayn. Si fuese por mí me quedara... Me quedara con todos, aquí, por siempre...

Y de un momento a otro, los ojos de Zayn crecieron, y el brillo en sus ojos momentáneamente, volvió.

-Quédate.

Bonnie suspiró una vez más. El punto no era de querer, sino de poder.

-N-no es tan fácil, Zayn. Mi carrera ya casi está terminada y yo... tengo a mis amigos, una casa -mientras que el brillo en la miel poco a poco desaparecía, una idea llegó a la cabeza de Bonnie-. Zayn -sonrió. Él la miró-. Puedes venir conmigo, no tengo problema en que te quedes conmigo... y ya terminaste la universidad, ¿no?

Bonnie esperó una sonrisa.

Bonnie esperó que Zayn empacara su ropa en una valija y se fueran de una vez por todas.

Bonnie esperó felicidad.

Pero lo que obtuvo fue, una mueca y un bufido.

Zayn le dio la espalda y susurró: -Es mejor que te vayas, Bonnie.

Enamorando a Verónica → zaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora