Y ahora es el momento, el momento en el que te sientes completamente sola, aun que estés rodeada de un montón de personas. Esas personas llevan una careta blanca que esconde su verdadero rostro, pero yo no tengo una, no, tengo dos, o tres; da igual la cantidad ya que a medida que me esfuerzo en quitar una tras otra, ellas se multiplican, pero, —¿Por qué no son blancas?—. Azul, verde, rosa... —¿A caso soy diferente?—. Amarillo, naranja, negro... Los colores transcurren unos tras otros creando una cadena perfecta e infinita. Negro, negro, negro... —¿Qué está pasando?—. Sigo esforzándome en quitarlas y el único resultado que obtengo son caretas de color negro... miedo. —¿Será esta mi ultima careta?—.