Cuando me desperté estaba tumbada en una cama de hospital enchufada al suero. Me dolía un poco la cabeza pero estaba mucho mejor.
En una silla estaban una monitora y el jefe del campamento. Cuando me levanté me dijeron que mis padres no venían para acá porque el médico había dicho que no era nada grave pero que si quería podían llamarles para que vinieran. Yo sabía que estaba bien y queria que todo a partir de ahora fuera normal por lo cual no queria que mis padres vinieranA lo largo de la tarde, vinieron a visitarme amig@s del campamento. Ya era tarde y hacía rato que ya había dejado de recibir visitas entonces decidí dormir cuando una enfermera entró y me trajo la comida. Que asco por dios, pero tenía que comer. Empezé a comer, que cara de asco tenía.
Cuando me estaba terminando el puré, alguien llamó a la puerta.
-Que cara de asco tienes ehh-
-Roberto...-
-Hola Gabriela, ¿qué tal, estás mejor?
-Sí, muchas gracias. Oye , gracias por ayudarme en la montaña, el médico dice que si no hubieras estado tu para cogerme, me podría haber caído y haberme dado contra las piedras del suelo en la cabeza.
-Era mi deber jajaja.-
-Superroberto al rescate.-
-Si...-
Nos quedamos mirandonos un rato en silencio hasta que avergonzada, bajé la cabeza con los mofletes ardiendo.
Cuando la subí, Roberto me estaba mirando fijamente y cada vez se acercaba más a mi. Yo hice lo mismo.
Estaba en las nubes cerca de Roberto, oliendo su aroma, oliendo su felicidad, su todo. Cerramos los ojos. Nos íbamos a besar cuando de repente...-Emmm, hola soy la enfermera Susana y vengo ha tomarte la tensión y ver si tienes fiebre.
Nos separamos al instante avergonzados. Roberto se levantó.
-Yo mejor me voy. Adiós Gabriela-
-A...adiós Roberto- dije super roja.La enfermera me tomó la tensíon y me puso el termómetro. Luego me recogió la comida y se fue.
Yo, sin embargo, me dormí al instante.