*Capítulo Treinta Y Cinco.

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Sofía estaba sentada en el suelo junto a Isa y Nicolás, tenía una sonrisa en el rostro mientras sostenia una rebanada de pizza entre sus manos.

Recibí una llamada al teléfono, lo supe por las vibraciones que movieron todo dentro de mis pantalones.

Lo saque y mire el número de Arturo, tome la llamada en seguida.

-¿que pasa?.- le pregunte algo despreocupado, Sofía ahora había acabado con media rebanada, Nicolás aun seguía con el primer trozo e Isabel estaba por el segundo.

-no era.- murmuró.- esta tipa es una rubia de ojos verdes, esta asustada y ni siquiera sabe español.

Su voz estaba, rota, supongo que estaba derrotado y destrozado por no haber encontrado a su hermana, todos estaban en verdad emocionados por encontrarla, después de tantos años.

Sabía que la tristeza y agonía de su familia no paraba, por que, una vez, Arturo me confesó que cada día, para el moría su hermana de nuevo y el no estaría en paz hasta encontrarla, por lo menos el cuerpo.

Ahora, yo creo conocer donde esta su hermana...

Justo frente a mi.

-¿sigues ahí?.- pregunto.

-ah si, solo... Quiero que vengas, rápido.

-bien.- de ahí, colgó.

Me acerque a Sofía y bese su frente, mire mi ropa, era igual a la de Nicolás, sonreí un poco extrañado, jamás había pensando en tener algo así.

Tener una familia.

Tenía miedo, mucho miedo de perderlos a todos, con isa sentía miedo desde el momento en el que nació, tenía terror de arruinarle la vida, o de no dejarla tener una, pero por ahora, ella esta bien, esta sana y a salvo.

Isabel corrió a mi lado y me tendió una rebanada de pizza en un plato, le di una gran sonrisa, pero la negué, por que, yo ya había comido antes, deliciosa comida mexicana.

Me senté un rato con ellos, entre risas y algún comentario estúpido de mi parte a Sofía, Nicolás estaba comiendo solo los pepperoni de la pizza, dándo lo demás a Sofía, quien sin importarle nada, comía trozo tras trozo.

Alguien abrió la puerta de la casa con un portazo, me levante, tome las llaves del auto, me despedí de aquellas tres personas tan lindas y camine hacia mi amigo.

Sus ojos... El estaba tan hinchado de la cara, sus ojos estaban rojos e hinchados y sus labios entre abiertos, su nariz y mejillas al mismo tiempo.

-no era, mierda.- murmuró molesto, lo mire un momento y el apretó sus labios en un horrible gesto mientras sus ojos se llenaban de agua y caían en forma de lágrimas.

¿que era hoy, día de decepciones?

Estire los brazos sin saber muy bien que hacer, supongo que casi lo mismo que había hecho con Sofía, Arturo sonrió y solo me dio un leve abrazo.

-necesito ponerme una buena peda* para olvidar esto.- murmuró separándose de mi, me miró.

-pues ya estas.- puse mi mano en su hombro y el sonrió algo cansado.

- pues voy a ponerme algo cómodo.- dicho eso subió los escalones y se perdió el el piso de arriba.

Mire a Sofía, ella ni estaba mirando hacia nosotros, así que camine hacia ellos, Sofía estaba mirando la televisión, no se que programa.

Su teléfono comenzó a sonar y ella ni se inmutó, pero yo si, lo tome sin que ella se diera cuenta, lo desbloquee y observe el número que no estaba registrado y el mensaje mal redactado.

Te sorprendio la sorpreza? Tus papas estan maz serca de ti de lo ke piensas.

Mire algo extrañado el mensaje sin comprenderlo del todo, Sofía fijo sus ojos en mi, le di una leve sonrisa y elimine el mensaje.

-¿que hacías? ¿leyendo mis mensajes?.- me pregunto con un tono medio burlón, la mire y negué.

-quería ver las fotos tan sexys que tienes ahí.- ella se echo a reír, me incline hacia el frente y bese su mejilla de forma sonora y pasando la lengua por el mismo lugar.

Isa me miró e imitó mi acto, pero con Nicolás, quien le dio un leve golpe sonriendo.

-no se peleen.- les dije, Isa asintió pero Nicolás no me tomo importancia a mis palabras, solo sonrió.

-Sofía, voy a llevar a Arturo a desahogarse, vuelvo en la noche.

Ella asintió de forma leve, me empujó contra ella, me hizo caer sobre ella y no perdí el tiempo para comenzar a besar de forma rápida todo su rostro, ella reía y me daba leves golpes.

Ni isa ni Nicolás prestaban atención a nosotros, ellos estaban entretenidos viendo la televisión, lo que me dio tiempo a presionar mis manos sobre los pechos  de Sofía de forma prolongada hasta que ella la retiro, pero sin separar nuestros rostros.

-eres un pendejo de lo peor.- murmuró contra mis labios, cerró los ojos y sin prisa mordió mi labio inferior.

-pero me amas.- gire y la deje a ella sobre mi, mis manos de fueron sobre la parte baja de su espalda con rapidez.

-¡pinches puercos!.-grito Arturo sonriendo, aun con aquella sonrisa, su rostro se miraba rojo e hinchado y sus ojos estaban tras unos lentes obscuros.- vayan a crear bebés a otro lado.- Sofía me miró, me encogi de hombros y le di una gran palmada en el trasero, Sofía me empujó riendo y se levantó.

-no estábamos haciendo nada cochino, solo jugábamos un rato.- hablo Sofía sonriendo pero con los brazos cruzados sobre su pecho.

-bueno, yo ya estoy listo, nos vemos en la noche.- me despedí de Sofía besando sus labios, bese la frente de mis hijos y me fui junto a Arturo.

Subí una hielera al auto, después junto a mi amigo subimos al auto, lo encendí de inmediato y arranque.

Arturo coloco un USB en el auto y la música típica de el cuando estaba triste comenzó a sonar inundando en auto. Encendí el aire acondicionado, pero debía echar gasolina, mi auto casi no tenía, así que lo primero que hice fue llegar a una gasolinera y echarle tanque lleno, por si acaso.

Arturo estaba demasiado entretenido cantando alguna canción de los recónditos que ni cuenta se dio cuando baje del auto dispuesto a comprar un paquete de 24 cervezas.

El señor me miró extraño, había olvidado los lentes de nuevo, así que solo me quedo pedir y esperar la cerveza con el rostro del chico sobre mi cicatriz.

Cuando regrese al auto, ahora Arturo lloraba, le pase una Cerveza y el no se importó en beberla de inmediato, había lágrimas y mocos corriendo por su rostro, el seguía cantando.

-¡no quiero que lloren, no quiero sus lágrimas, lleven a mi entierro música de banda!.

El gritaba mientras cantaba y lloraba, lo mire un momento, me recordó a mi cuando perdí a mi padre.

-tranquilo amigo, ¿a donde quieres ir?.-le pregunte.

Inmediatamente el respondió.

-llévame al panteón.- murmuró y asentí, conduje en silencio, pero de el no pude decir lo mismo, el estaba vuelto loco.

Tome de mi cerveza en un alto, Arturo dejo de cantar por un momento.

-sería genial que mi hermana fuera Sofía.

Cuando dijo eso, todo dentro de mi se congeló, lo gire a ver, el me observaba de forma sería.

-¿crees que eso sea posible?.- pregunte nervioso  y el se echo a reír.

-quisiera, pero lo dudo mucho, ella tiene un año más que ni hermana.- pareció dudarlo un poco, pero negó y me miró.

- por más que quisiera, ella no es mi hermana... Aunque tengan ojos parecidos ella no se parece a mi en nada.

Dio un suspiro leve al momento en el cual llegue al cementerio, me estacione frente a la pequeña tumba sin cuerpo de su hermana... Cuando tienes poder, puedes hacer cosas así.

El se recostó en ella y comenzó a llorar.

*borrachera.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora