Es curioso como nunca más te vuelves a sentir como la primera vez que caes en el terrible amor por alguien. La inocencia tal vez sea la razón.
Las sonrisas compartidas, los apretones de manos o las palabras que se graban en tu mente.
Parece que esa persona siempre se quedará ahí.
Y lo sé, sé que tendré treinta años, sonará Imagine Dragons en un programa de ¿Qué fue de...? y recordaré al ya mítico y trillado H. Sí, lo sé, sé que siempre recordaré su sonrisa y que su grupo favorito era Coldplay. Siempre recordaré su cara de impotencia cuando me vio salir aquel día llorando de los baños—vete tú a saber por qué lloraba yo— y como nos miramos durante unos segundos, dándonos cuenta los dos que teníamos más sentimientos y aparentabamos menos de lo que eramos.
Da igual cuanto tiempo pase, da igual lo idiota que fuese o que es, porque aunque vuelva a enamorarme (incluso con más fuerza) y esa persona me sonría entre clases... eso ya lo hizo él y no me sentiré igual de inocente e idiota que la primera vez.Esa es la cuestión; cuando te fijas en alguien por primera vez en tu vida, esa persona te marcará para siempre y, da igual como termine, tal vez no la olvides. No te asustes si eso ocurre.
Porque sólo olvidamos lo que nunca nos importó de verdad.Me apetecía subir esta reflexión ya que he estado hablando con una buena amiga esta misma tarde sobre el tema y ella también tuvo un H en su vida. Aún le tiene. Este capítulo va para ella.—M
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El Año De Los Fugitivos
Non-FictionSólo el día a día de una chica normal en el peor año de su vida. ¿Conseguirá escapar de sí misma? Copyright © 2014, 2015. Todos los derechos reservados.