Mi amor eterno

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Me siento como cuando era un bebé, ya que veo puros barrotes y estoy encerrado. El juez ya dio la sentencia al horrible crimen que he cometido y no hay vuelta atrás. Mi nombre es Sebastian y me gustaría borrar toda mi amarga vida porque con sólo susurrar mi nombre empiezan los . Es verdad que he cambiado desde que conocí a mi único y verdadero amor , pero la ambición me jugó una mala pasada, tan mala que ahora estoy pagando las consecuencias.

Recuerdo cuando la conocí. Ella se llamaba Emmie y era el ser más hermoso de todas . Desembarcó desde en el puerto del Valle de la Rosa, el lugar donde yo vivía, cuando tenía dieciséis años. Su padre era un tacaño al igual que el mío y los dos trataban de conspirar contra nosotros para que nunca estuviésemos juntos, al punto de que prohibió que nos viéramos.

Fue un amor violento como dice la canción y al momento de conocernos no pudimos dejar de pensar el uno en el otro durante dos largos años.

Ella siempre me comentaba que quería ser cantante y que lo lograría a como de lugar, ya que tenía una pequeña adicción a la fama y no la iba a dejar pasar y además su era bien importante en la alta de nuestra región.

Yo le contaba lo que podía: le decía que a la era una de las cosas vitales para mí y que me gustaría estudiar algo relacionado con eso. Caminábamos a escondidas de nuestros padres por la noche y cada vez nuestro amor iba agrandándose.

Éramos la pareja más feliz del planeta hasta que un día, más específicamente veintiocho de febrero, ella me miró a los ojos y me dijo que debíamos hacer una promesa de amor eterno porque se iria a vivir a Santiago para estudiar lo que ella ansiaba: el canto.

Me puse expresivamente triste hasta el punto de que empecé a llorar desconsoladamente y le prometí que me casaría con ella y viviríamos felices para siempre: sólo debíamos esperar un y volveríamos a encontrarnos. Escribimos nuestros nombres en el árbol donde nos conocimos y prometimos ser fieles hasta el día en que nos volviéramos a ver.

Y simplemente se fue. Mientras tanto decidí viajar a una ciudad que quedaba en el norte del país y allí estudiar para hacer algo con mi vida, sin saber del infierno que me esperaba allí. Me hospedé en la casa de unos parientes lejanos de mi padre y al principio me recibieron muy amablemente, pero al pasar los meses el tío Joan se volvió un alcohólico y sólo robaba mi dinero.

Un día decidí encararlo para que dejara de robarme y simplemente me miró a los ojos, tomó mi maleta, la arrojó a la calle y me echó de su casa. Ahora si que estaba solo y sin lugar donde pasar la noche. Más en cima al otro día debía presentar un en la : esa fue la noche más larga de mi vida.

Al otro día decidí acercarme a un grupo de jóvenes para ver si tenían un lugar en donde yo pudiera vivir y me dijeron que si, pero antes debía hacer un "encarguito" para ellos: consistía en ser transportador de en una esquina de la ciudad. En un principio dije que no, pero al "analizar" la situación acepté el trato e hice el encargo.

Al otro día me dijeron que estaba todo listo para que yo entrara en su y empezara a vivir con ellos. Era algo arriesgado pero debía hacerlo.



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