×[III]×

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El cielo completamente despejado, sin una sola nube que cubriera el inmenso lienzo celeste que se encuentra sobre sus pequeños cuerpos. Jaehwan miraba hacia la inmensidad.
— ¿Ya te encuentras mejor? —Preguntó Hakyeon mirándolo.
—Si. —Respondió Jaehwan, hizo una pausa y continuó. —Perdón por lo del otro día, realmente estaba sorprendido.
—Yo también me hubiera desmayado, te sacaste una muy buena nota. —Aplaudió Hakyeon contento. —Dale gracias a tu maestro.
—Quise dárselas pero en el estado en el que estaba no pude. —Dijo apenado.
—Dáselas ahora.
— ¿Ahora?—Pregunto confundido. Estaban doblando en una esquina.
—Sí, debe estar saliendo del gimnasio, justo ahora. —Dijo mirando su reloj de muñequera.
— ¿Gimnasio?—Preguntó sorprendido.
—Claro que si ¿O acaso piensas que los músculos que tiene los hace en deportes? No no. —Negaba con la cabeza. —Tan iluso mi pequeño. ¡Mira!—Señaló. —Ahí está.
— ¿Qué?—Se sorprendió Jaehwan mirando en dirección hacia donde señalaba su amigo.
—Ve ve. —Lo empujo en dirección al morocho. —Charla con él.
—Espera. —Dijo intentando frenar los empujones. — ¿Y tú?
—Yo me voy a mi casa. —Y salió lo más rápido posible del lugar, dejando al menor solo y desamparado.
Al darse vuelta choco con algo —o alguien— duro. Se quejó y frotó su nariz. Al mirar bien se encontró con Taekwoon quien llevaba un buzo gris sin mangas, tenía la capucha puesta. Todo se volvió blanco y negro, en la vista de Jaehwan, a excepción del joven morocho. Jaehwan sintió otra vez una sensación que recorrió su cuerpo entero. Sus mejillas se tornaron rosas.
—Hola. —Saludo Taekwoon.
—Hola. —Pudo apenas modular. Empezaron a caminar juntos sin algún rumbo en específico, Jaehwan solo seguía a Taekwoon, sin hablar por un par de minutos. Jaehwan tomo aire, y coraje, para hablar. —Gracias. —Dijo apenado. Cada vez qué estaba cerca de Taekwoon se ponía así y no sabía exactamente porque. Él lo miró. —Por ayudarme con el examen.
—De nada.
—Qué difícil es hablar con este chico. —Pensó.
A veces Jaehwan sentía envida de como Hakyeon hacía que Taekwoon hablara con él. Hakyeon entendía a Taekwoon perfectamente, con solo una mirada. Que celos le provocaba eso, se llevaban tan bien. Parecían pareja.
Jaehwan deseaba poder hacer eso, deseaba poder entender a Taekwoon, que tan sólo con mirarse entendiera lo que pasaba por su cabeza.
— ¿Tienes hambre?—Taekwoon bajó a Jaehwan de sus pensamientos.
—Un poco. —Dijo no tan convencido. La verdad no sabía si tenía hambre o no, ni siquiera se acordaba si había comido.
— ¿Vienes a casa?
—Bueno.

No era necesario prender las luces ya que los rayos de sol iluminaban la sala en donde estaban ambos. Taekwoon había cocinado pastas y ahora se encontraban mirando televisión en el gran sofá de cuero; aunque el sillón es grande ambos estaban muy cerca –bastante–, Taekwoon tenía su brazo en el respaldo del sillón y justo tocaba el cuello de Jaehwan, que le provocaba uno que otro escalofríos.
Jaehwan miraba de vez en cuando al moreno, y cuando lo volvió a hacer se encontró con el mayor mirándolo fijamente. Y por un momento se detuvo el tiempo. Taekwoon juntó sus labios con los de Jaehwan, agarrando desprevenido al menor. El corazón de Jaehwan latía a mil por segundo, parecía que iba a salir de su pecho por lo tan fuerte qué lo hacía. Se separaron por la falta de oxígeno.
—Tu premio por pasar el examen. —Susurró Taekwoon en el oído de Jaehwan, este enrojecido se levantó torpemente.
_ ¿Qué fue eso? Preguntó algo torpe, no podía hablar, tartamudeaba, y además, su corazón iba a estallar.
—Un beso. —Contestó el mayor, como respuesta a su pregunta obvia. Jaehwan se le quedó mirando por unos largos minutos.
—Pero a ti te gusta Hakyeon. —Dijo agachando la cabeza.
— ¿Hakyeon? —Preguntó Taekwoon, y se levantó del sofá. Jaehwan asistió con la cabeza aún baja, no quería mirarlo. —No me gusta él. —Dijo, y con su mano hizo que Jaehwan lo mirará. —Me gustas tú. —Y lo volvió a besar, un beso tierno, un beso que hizo desaparecer todas las preocupaciones y dudas de Jaehwan, finalizado el beso Jaehwan no pudo evitar sonreír.
—Tú también me gustas. —Dijo Jaehwan. Luego de unos minutos en silencio observando a su compañero, rio por lo bajo.
— ¿Qué es lo chistoso?
—Matemáticas.
— ¿Matemáticas?
—Si. —Largo otra risita. —Hay que darle gracias a las matemáticas. —Dijo levantando ambos brazos. Taekwoon comprendiendo lo que quería decir el menor, levantó ambas manos "imitándolo".
—Gracias. —Dijo.
Jaehwan podía ser infantil, torpe, algo lento a veces, pero eran esas las cosas que llamaban la atención de Taekwoon. Jaehwan le gustaba hace bastante tiempo, ya que no paraba de mirarlo por cada cosa que hacía o no, siempre que escuchaba sobre él su estómago se revolvía y sentía una sensación rara en el pecho, y el día que Jaehwan le preguntó para ser su tutor, el momento en que vino con su carita inocente y su nerviosismo, lo termino de comprender. Se había enamorado.
Hasta el día de hoy, si no lo besaba, si no se abría a él, estaba incompleto, se sentía cómo la x en una ecuación que se hace difícil resolver, una ecuación de amor.
Realmente agradecería a las matemáticas por el resto de su vida.


《 LOVE EQUATION 》 || KEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora