one shot

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En una monótona tarde en la mansión Phantomhive, el joven dueño el Conde, se encontraba con un extraño humor .
-Bocchan la cena esta lista - se oía a su fiel mayordomo Sebastián interferir el silencio de la tarde
-No tengo hambre - replicaba el joven con fastidio y altanera, tomando por sorpresa al mayordomo que abría sus ojos estupefacto dejando ver sus ojos color carmesí.
-¿oh? Bocchan, debe de comer - acercándose al joven con fingida calidez que este respondió con un empujón de fastidio .
-¡Que no quiero ! - Gritó finalmente golpeando la mesa. El demonio volvió a sorprenderse y borro su forzada sonrisa habitual para albergar genuina preocupación.
-¿Ocurre algo bocchan ?
-Solo quiero seguir pensando en mis cosas... - comentaba el joven seguro y en tono de niño consentido.
-Yes, my lord - Con una reverencia salía hacía la puerta haciendo una pausa antes de salir - Recuerde que puede contármelo, ya que ... yo ... soy su mayordomo demoníaco. - Dicho esto el mayordomo cerro la puerta, dejando al Conde sorprendido ¿Debería consultar su duda con Sebastián? ¿O no debería hacerlo?
Media hora mas tarde la cena estaba concluida, dejando a los sirvientes preocupados por su bocchan. Sebastián recorrió con aparente tranquilidad el camino hacía el despacho de Ciel.
Al mismo entrar cerro la puerta pensando que sería problemático que alguien los viera en el acto que pensaba hacer y acercándose hacía el escritorio como cazador acechando a la presa.
-Le traje algunos alimentos - dijo colocando la charola sobre la mesa con elegancia.
-De acuerdo - declaró Ciel con tono cansino como si le fastidiara la presencia del mayor mientras leía algún libro.
Sebastián molesto y cansado de este comportamiento decidió usar un método poco convencional acercándose y poniendo sus labios muy cerca del oído del menor
-Bocchan ...
-¡WHO-Whoaaaaa! -sonaba mientras en joven del susto cae de su preciado asiento - ¡Que haces, bastardo!- exclamaba el menor claramente alterado desde el suelo.
Con un hábil movimiento Sebastián beso apasionada y sorpresivamente lo que alteró más aun al menor y lo ruborizó .
-Parece que te has tranquilizado-decía entre burlón y lascivo el demonio.
-Q-q-q-¡¿QUÉ?! P-p... - El Conde se mostraba alterado ruborizado y sobre todo muy confundido. Victorioso y desafiante se acercaba el demonio acorralado al menor
-Parece que fui el primero que lo beso... Incluso antes que Lady Elizabeth ...
-¡IDIOTA !¡PERVERTIDO!¡DEGENERADO! - Una vez recuperado el aliento era lo único que atinaba a pronunciar.
-Sabe como soy...bocchan....se que quería decirme algo, dígamelo. Después de todo tenemos un contrato ¿no es así?- Ciel temblaba entero ¿Como iba a decirle tal cosa? Pero como se suele decir "si preguntas parecerás idiota un momento si no preguntas serás idiota para siempre"
-...quiero...quiero que me enseñes... - Decía con voz casi imperceptible denotando su gran conflicto interno
-yo actuó como su profesor particular ¿Que desea saber?
- Sobre... Umnnn... Sexo... - El demonio se sorprendió abriendo los ojos y mostrando otra vez su lasciva sonrisa -Oh- a Sebastián le resultaba cómico, mientras para Ciel era tremendamente bochornoso. En un breve segundo Sebastián volvió a su libidinosa mirada y arrinconó a Ciel contra la pared.
-¡Se-Sebastián No!
-¿No quería que le enseñe sexo?- el ya tenía un respirar acelerado
-Dolerá y...-decía el joven al borde del llanto al verse afectado por los encantos demoníacos de su acompañante. Ahora entendía porque tantas damas e incluso Grell caían rendidas ante ese mayordomo.
- Pidamelo -decía el demonio casi al oído aprovechando y deleitándose en el delicado estado de su amo
-¿E-Eh?
-Ya esta erecto, si quiere hacerlo solo pidamelo - Sebastián se relamió y recorrió a Ciel con la vista.
-Házmelo -decía entre ruborizado y desesperado Ciel
Sebastián se apartó un poco e hizo un ademán como si no hubiera oído lo anterior.
- ¡SEBASTIÁN TENGAMOS SEXO! - Dijo desesperado mientras su pudor volvía progresivamente -Es una orden...
-Vayámonos a su cuarto para mayor comodidad
-¡Date prisa bastardo! - El mayordomo alzó a su amo dirigiéndose a su habitual paso hacía el cuarto, andando cada vez más veloz pues su deseo y lujuria también lo empujaban."¿Como de delicioso será el cuerpo de bocchan ?" pensaba el demonio con fuerza denotando quizás su hambre.
Entraron en el cuarto raudos cerrando a su paso.
-voy a empezar- Estaba claro que el joven estaba desesperado, pero su demonio también, tanto que se desnudaba apresuradamente.
-Pues vale-Dijo dejando que lo desnudara también presuroso
Desnudos se quedaron mirándose Ciel estaba poco desarrollado, con un cuerpo infantil típico de un chico de 13 como el, mientras Sebastián estaba bien desarrollado, tanto que Ciel se asustó un poco al verlo. "Realmente suculento" pensaba Sebastián.
Tanto era el desespero del demonio que coloco a Ciel en cuatro, le puso el canto de su mano en la boca como silenciador y de una estocada entro en Ciel, el sabia que eso debió ser doloroso pues el menor había mordido su mano con tal fuerza que sangraba desmesurado. Un poco arrepentido el mayor comenzó a acariciar el pelo y la espalda del menor, mientras lo oía sollozar.
-¿Bocchan ?- pronunciaba dudoso el mayor de que el menor pudiera continuar pues algunas gotas de rojo fluido habían comenzado a teñir las sábanas.
Esperó unos minutos por respuesta y finalmente el menor respondió con un torpe movimiento de caderas queriendo continuar.
El demonio comenzó despacio sabiendo el dolor que debía estar sufriendo su amo, perdiéndose en esa cálida y estrecha sensación que era la entrada del menor.
-Sebastián, no... Nhg... Pares, es un-a orden...ma-más rápido - decía el menor entre quejidos de dolor y gemidos de placer dando rienda suelta a la pasión del mayor que comenzó a dar estocadas con mayor velocidad y fuerza mientras se le escuchaba jadear.
-Nhg- Escuchar jadear y estremecerse a Sebastián era un sonido que prendía en demasía a Ciel que con un torpe giro ayudado del mayor coloco sus piernas al rededor de la perfecta cintura del mayor continuando con las dulces y salvajes estocadas mientras el menor pasaba sus manos por el hercúleo pecho del mayor. Una de las manos del mayor guiaba la mano que pasaba por su pecho y la otra masturbaba al menor deliciosamente haciendo que este se estremeciera y agarrara las sábanas como queriendo arrancarlas.
-Sebastián , m-me ¡vengo!
-Lo Se- Dijo el mayordomo con picaría mientras se agachaba para lamer y besar el pecho hacía los labios del menor que justo cuando llegaba el pasional beso enarcó la espalda manchando el pecho del mayor que a su vez se sacaba sobre el menor mordiéndose el labio inferior y llenando el interior del menor.
Sebastián cayó al lado de Ciel que estaba boca arriba intentando recuperar su respiración y segundos después se levantaba dispuesto a continuar sus tareas del día.
-Sebastián... -decía el niño en la cama claramente exhausto.
-Bocchan, la clase de sexo ha terminado - el mayor estaba zanjante al respecto- ahora le traigo el té - continuaba mientras se ponía la ropa
-Sebastian... Si... Si quieres puedes quedarte en la cama a descansar conmigo - el Conde hablaba muy rápido y enseguida escondió su cabeza entre las sábanas. Sebastián miro enternecido la escena y dejando caer de nuevo la ropa que se estaba colocando se tumbó al lado de Ciel con extremo cuidado y acaricio la espalda del menor. Este al sentir a su amante apoyo la cabeza sobre su pecho y cayó en los brazos de Morfeo escuchando el latir desenfrenado dentro de ese sobrio cuerpo
"¿Que es lo que causa bocchan en mi?" Se preguntaba Sebastián
"El también se siente así" confirmaba Ciel quedando profundamente dormido en ese cálido pecho que lo cobijaba.

Ese mayordomo que enseñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora