Destinado al fracaso.
Es lo primero que escucho al despertarme después de una larga siesta en clase de Historia. La Sra. Mattson está leyendo uno de sus ensayos sobre hechos históricos. Hazte una idea, cosas sumamente aburridas acompañadas de una voz de anciana.De pie junto al escritorio interrumpe su voz para lanzarme una mirada amenazante, luego continúa leyendo para la clase, un salón lleno de 25 chicos a punto de dormirse, algo que es muy normal un viernes como hoy.
La Sra. Mattson es de esas profesoras que dentro de clase la considerarías una enemiga, pero fuera hasta podrías llamarla abuelita, sobre todo a ella por su edad, y comer galletas, escuchar sus historias, taparla con una manta cuando se quede dormida y ser el nieto más feliz del mundo. Pero este no es el momento.
Hoy parece que nos tiene una "sorpresa". No soy el único que se ha dado cuenta, dado que un leve murmullo se escucha en el salón.Sentada junto a mi veo a Arianna notablemente preocupada, jugando con un lápiz hasta que se da cuenta que la estoy mirando.
—Algo anda mal— dice en un susurro—. He escuchado algo.
—Seguro no es nada— le digo sonriendo.
Apoyo mi mano sobre su hombro para tratrar de tranquilizarla. La conocí hace 4 años cuando éramos niños y desde el primer instante ha demostrado ser ingenua. Cree todo lo que le dicen aunque ahora ya no con la misma facilidad. Creeme, es divertido tener una amiga asi. Por eso no me preocupa lo que sea que haya escuchado, algunos suelen utilizarla para sus bromitas pesadas.
Arianna siempre ha sido guapa, tez blanca, ojos tan azules como el mar, su cabello castaño corto y lo que me molesta, es unos centímetros más alta que mí, lo que no es decir mucho considerando que no soy el hombre mas alto del mundo.—Ahora presten atención. En menos de 40 dias empiezan las vacaciones, ya saben lo que significa— Interviene la Sra. Mattson, este el segundo año que dirige nuestra clase de Historia para nuestra suerte—. ¿Alguna propuesta?
Nadie habla.
—Muy bien. El Imperio Otomano ¿Alguna objeción? ¿No? Continúo— el mismo rollo de siempre, una investigacion de 40 páginas, grupos de 4, 3 puntos a la nota final, 4 menos si no lo haces. En conclusión, si te niegas te toca repetir el año y nadie quiere eso.
Mientras escogemos nuestros grupos la Sra. Mattson se sienta, no sin antes exigirnos que hagamos silencio y se dispone a escribir preguntas y responderlas ella misma. Sí, un poco loca pero es su hobby. Los siguientes minutos transcurren entre quejas y maldiciones hasta que finalmente toca la campana.
Todos se arremolinan en la puerta tratando de salir. Todos menos Arianna, Adam, Simon y yo, que esperamos a que todos salgan para dirigirnos al comedor del instituto. Mientras caminamos, hablamos y nos ponemos al corriente sobre lo que ha pasado últimamente.Recorremos los pasillos hasta dirigirnos al patio para llegar al comedor y como sucede siempre, Adam el distraído tropieza con el banco de la salida que da al patio. ¿Que si se hizo daño? No, es Adam, ya está acostumbrado.
Desde que empezaron las desapariciones hace un mes en la ciudad todo el ambiente ha estado tenso y eso que a los jovenes no nos preocupan estas cosas, la verdad es que 4 personas desaparecidas en tan poco tiempo bastaría para tenernos atemorizados y encerrados en nuestras casas sin ver la luz del sol durante mil años o lo que nos queda de vida. Esto ha dado mucho quehacer a la policía por supuesto, pero siguen sin tener pista alguna. Es extraño que todos los desaparecios sean hombres, lo se, debería preocuparme. Seguro sería una buena pista pero no tengo ningún ánimo de jugar a ser Sherlock Holmes.
Solo espero que el resto del día transcurra tan normal como siempre suele suceder en el Instituto de Almond. Un dia normal en la vida de Oliver Prescott. Mi vida.
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EL SAUCE DE LANA
Teen FictionArthur Prescott ha decidido aventurarse nuevamente en la complicada tarea por la que todo padre debe pasar. Su hijo acaba de cumplir 16 años y no muestra signos de ser un joven tranquilo, sumando a esto los constantes decaimientos de Arthur, deberá...