Un día de mañana, en las zonas montañosas, empezó a nevar.
Luz salió de su cabaña y fue al jardín. Se encontró, de nuevo, con el chico misterioso.
-¿cómo te llamas?- preguntó la joven.
El muchacho se quedó en silencio y no habló, solo la miró.
-mmm... No importa- dijo la chica mirándolo. -¡ven! ¡vamos a divertirnos!- se atrevió a invitarlo.
Ella jaló el brazo del chico y él se sonrojó un poco, a demás de ser frío por una parte. Ella empezó a arrojar bolas de nieve al joven. Este se cubrió con sus brazos y resistió. La chica no podía más y el muchacho le tiró una bola en su cara. Luz se quedó dormida por el cansancio y él la llevó a su casa sin que nadie lo vieran. Cuando terminó de recostarla, se desapareció creando una pequeña ventisca.